Hecha la ley, hecha la trampa. O, como mínimo, publicada la
norma, cada cual interpretará y pondrá en práctica lo que crea conveniente y
mejor le convenga a sus intereses. Desde el magistrado que enjuicia hasta el
alcalde de cada pueblo. Como el mío, donde Manuel Domínguez sigue haciendo
méritos en esa loca carrera de subir peldaños a costa de engañar al
contribuyente.
Lo de tiempo parcial lo venimos sosteniendo desde los más
remotos resquicios de un pasado ya lejano. Desgraciadamente. Pero los besuqueos
pueden con todo y hacen olvidar penas y desagravios. Y los pasillos actuales
del Mercadona de La Gañanía permiten exhibiciones a lo Clark Gable. Eso, lo que
el viento se llevó.
Después de muchos años de mayorías absolutas, al PP realejero
no le quedó más remedio que aceptar la propuesta socialista de poner en marcha
el Código de Buen Gobierno. Pero el valor de lo escrito no parece ser regla a
cumplir por las huestes populares. En 2018 se consideró conveniente que se
estipulara la dedicación exclusiva del máximo dirigente del Consistorio. Pero
la práctica nos ha venido demostrando que todo quedó en papel mojado. Porque
las ausencias de Domínguez han sido, lo son, y tienen todos los visos de que lo
sigan siendo, tónica dominante en el devenir municipal. Sus múltiples
ocupaciones han posibilitado el robo a mano armada y el saqueo de las arcas
municipales.
En consecuencia, la última sesión plenaria vivió otro
momento histórico en la Villa de Viera. Manolo entiende que con un par de ratos
a la semana es más que suficiente. Eso sí, del sueldo se hablará en otro momento.
Seguirá cobrando como si estuviera dedicando toda la jornada (un mínimo de
treinta horas diarias, o más) a resolver los problemas de los que habitamos
estos lares. Que no son pocos.
Y lo ha consignado expresamente en el precitado código para
general vergüenza y para escarnio de quienes aportamos euros a la caja común.
Nos queda el recurso del pataleo cuando comprobamos cómo se lleva a fin de mes
una soldada sin haberlo merecido. Mientras, puede que el cargo de presidente
insular de su formación política le suponga unos añadidos. Ignoro cómo se
traduce, en dinero, contante y sonante, sus estancias en Teobaldo Power, pero a
la hora de pensarlo me da cierta grima cuando voy añadiendo sumandos en la
operación.
Sus allegados, concejales y palmeros, mutis por el foro. Por
si acaso. Que a la hora de inventarnos subterfugios legales para hallar recovecos por donde colar posibilidades de ‘san cobro’, somos capaces de fabricar muchas reuniones
mensuales para ir incrementando el haber de la cuenta corriente sin necesidad
de romperse los cascos.
El pueblo asiente y calla. Y refrenda en las urnas
desaguisados de tal magnitud. ¿Somos idiotas? Todo parece indicar que sí.
Sigamos, pues, pagando, y bien, por cometidos que no se cumplen. Como en
cualquier empresa, sin ir más lejos. Como en las del entorno familiar de
nuestro alcalde, donde cualquier empleado puede hacer dejación de lo que en su
contrato laboral rige sin que los administradores alcen la voz para exigir que
se cumpla lo firmado. O en la tuya, cuyo jefe te permite rascarte los
mismísimos desde primeras horas de la mañana. Y si me dices que no, al tiempo
que votas al charrán, con gilipuertas (ver DRAE) me quedo corto. Viva la Pepa.
Pues sí que retorna granado el 'profe'...
ResponderEliminarY con ganas. Que Viva.
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