No pensaba que los dos artículos anteriores pudieran darme
pie a la redacción de este tercero semanal. Pero se ha empeñado mi alcalde en
que el pueblo se le ha quedado corto y él se merece mucho más, porque su enorme
capacidad, a la par que sus enormes deseos de escalar, llama a la puerta de sus
legítimas ambiciones. En un nuevo insulto a los realejeros que aún creemos que
la máxima autoridad municipal se debe al que le paga, lleva Domínguez una
temporada en que solo viene a dormir y a disfrazarse de mujer en los carnavales.
Pero los cinco mil mensuales son sagrados. Solo superados por la asignación de
quien nos protege de todas las catástrofes, naturales o no, que puedan acaecer
entre los barrancos de La Raya y de Ruiz, incluyendo las explosiones de
cualquier empichadora.
Una vez librada la batalla (bueno, guerrilla; mejor, escaramuza)
para la presidencia regional del PP, y dado que se celebrarán en este mismo mes
los congresos del Partido Popular y de Coalición Canaria, don Manuel sigue
abonando el terreno. Y no para sembrar las papas, afectadas cada vez más por la
polilla, sino para fijar su residencia de una manera definitiva en la zona
metropolitana, si no en Las Palmas, en función de la Consejería (cualquiera,
que para eso es Licenciado en Dirección y Administración de empresas en la
especialidad de Marketing por la Universidad de Wyoming y socio propietario de
Promociones Domínguez Morales, Prodomo S.L.) que le corresponda en el reparto cuando
se selle el pacto con Clavijo. Que anda que bebe los vientos asimismo.
“El cuerpo me pide entrar en el Gobierno de Canarias”, ha
declarado el alcalde de la Villa de Viera. Y el consejero popular del Cabildo
de Tenerife. Y el presidente insular tinerfeño del PP. Y el miembro del Comité
Nacional del partido de los charranes. Y cazador de conejos cuando se abre la
veda. Y más. No me prestó el más mínimo caso cuando días atrás le comenté algo
acerca de los indiscutibles deterioros físicos, y que también le había puesto
en evidencia su círculo más próximo. Hizo caso omiso al runrún de las
desavenencias cada vez más notorias en los mentideros políticos. Y él empeñado
en seguir escalando. Como las palmeras de la plaza del ayuntamiento de La
Orotava. Hoy en el suelo y vilmente troceadas.
No deberán olvidar los populares que la sartén por el mango
la sigue teniendo Casimiro. Y no se destaca el gomero por dar a cambio de nada.
Y sus tres diputados (número de votos parecido al sueldo de Manolo) hacen
inclinar el fiel de la balanza para el lugar que más crean conveniente a cambio
de unos millones para accesos a hospitales, talleres de formación, centros de
interpretación o para finiquitar piscinas y edificios de talasoterapia que el
mar destruye a las primeras de cambio. Con lo que eso de seguir pidiendo se
convierte en enfermedad crónica, mal del que viene padeciendo Curbelo desde la
década de los ochenta. Pero como sarna con gusto no pica, ya lo hace como
experto profesional. Que es, en definitiva, algo a lo que aspira el realejero.
Por lo que aquellos que visitamos La Colombina con cierta frecuencia vamos a
poder disfrutar de muchas reuniones –me imagino que seremos invitados, ¿o no,
Alfredo?– en Las Nieves, La Laguna Grande o La Zula. Quién nos verá silbando
como descosidos en Garajonay.
Piénsese que Coalición Canaria no tiene la completa
seguridad de que pueda contar con los 18 diputados de su grupo, porque los
herreños suelen ir por libre. Y si un carnero los tizna en Tigaday o en Los
Llanillos, lo mismo se amulan y no comparten las quesadillas. Por lo que el trío aseregé se antoja imprescindible,
fundamental. Y eso lo tiene más que estudiado el sujeto objeto del comentario
de ayer en este mismo blog.
Acabemos con una reflexión en voz alta. A ver si Manuel
Domínguez es capaz de quitarse las orejeras y entender el mensaje. Tú me
engañas, alcalde. Te has convertido en un fraude electoral. Tú, que eras
enemigo de dobletes y de limitar a dos mandatos los cargos públicos. Me estás
costando un pastón cada año para que pasees. Y no creas que soy el único que
piensa así. Lo que ocurre es que yo soy más visible porque los escribo. Un
servidor viene de vuelta y se siente a estas altura de la vida “capacitado” (ya
me copié) para discernir con la objetividad requerida. Y por ello te invita a
que vayas soltando tetas. Agárrate a la preferida, ve cambiando de vaca, pero
no te hagas el indispensable ordeñando en todos lados y en todas las ubres. Es
por tu bien. Estás entrando en la edad peligrosa en la que los ataques suelen
ser fulminantes. Si los calderos de aquí ya no te convencen, arranca la caña,
pero no nos tomes más el pelo. Bueno, yo ya más bien poco, aunque de tino
presumo. Voy a crear una plataforma vecinal para exigirte cada final de mes la
parte proporcional de tus deserciones. Y sin por un casual no quieres prestarme
atención, al menos hazle caso a los tuyos. Si tan inteligente eres y tan competente
te estimas, me parece imposible que no escuches el rumor de las olas rompiendo
en plazas y rincones. Y son azules, que no rojas. Las codicias te están cegando.
Y tantos apetitos e intereses te pasarán factura.
Nada, hombre, no te preocupes, no te voy a cobrar. Eso sí,
cuando seas consejero acuérdate de que hay muchos parados en el pueblo, en tu
pueblo, en mi pueblo. Ya que como alcalde no pudiste, o no supiste, reducir esa
lacra hasta límites soportables, mira a ver si puedes echarles una mano. Es lo
malo de tanta descompensación, unos con tanto y otros con tan poco. No hay de
qué. Y ya nos veremos en La Gomera.
Nota aclaratoria: Como ya alguno me preguntó, tiempo atrás, el
porqué de las fotos con más personas de las mentadas en el artículo, indicarles
que si ellos las publican para jactarse de amistades en congresos y demás,
públicas son y los personajes públicos o
dedicados a actividades que persiguen notoriedad pública aceptan
voluntariamente el riesgo de que sus derechos subjetivos de personalidad
resulten afectados por críticas, opiniones o reacciones adversas (Tribunal
Constitucional). Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario