lunes, 14 de septiembre de 2020

Los Realejos con el deporte

No acabo de entender la nota de prensa del PSOE realejero, publicada en algún medio de comunicación, quejándose de la inactividad deportiva debida a notables deficiencias en diversas instalaciones en la Villa de Viera. Si están flemantes, que decía la abuela. Deben ser las estrategias de los grupos de la oposición en cualquier institución.

Tampoco el escrito del club de atletismo, lamentándose por no poder utilizar el estadio olímpico, que, como es público y notorio, se halla en periodo de reposición del tartán. Material este –el homologado, claro– que debe solicitarse, por si no lo sabían, con tres años de antelación. Y como hubo un retraso con los trámites de adjudicación de la obra (algo normal en cualquier administración pública que se precie), la empresa suministradora (única en el mundo) de esa mezcla de goma y asfalto ha paralizado el pedido al enterarse de que el alcalde tenía un plan B (que no caja, ¿o sí?) e ignora si lo va a activar o sigue a verlas venir con esta carrera de obstáculos (o de vallas, como prefieran).
Por supuesto que no comparto, asimismo, la queja de los usuarios de la piscina (fundamentalmente los de la sección de waterpolo), quienes piensan que volver a llenar el vaso es cosa de abrir un grifo y ya está. Había que avisar primero a la compañía de seguros para el peritaje de los desperfectos de la ventolera de febrero próximo pasado y ustedes ignoran lo demorado que van los partes de incidencias, según me confirman fuentes bien cercanas y dignas de todo crédito. Solo han transcurrido siete meses y diera la impresión, a tenor de los lamentos, que llevamos décadas sin mojarnos el culo. Que no es para tanto, quejicas. Yo soy uno de los perjudicados y aquí estoy practicando en la bañera de casa con un churro que me prestó Orlando.
Manifestaba Manuel Domínguez en 2014: "Aspiramos a convertir a Los Realejos en capital insular del deporte porque por cantidad y calidad de deportistas, instalaciones y entorno para albergar diversidad de prácticas y eventos tenemos ingredientes suficientes para apostar por ello". Y confiaba en vincular esta potencialidad del municipio como atractivo turístico. Menos mal que nos llegó el coronavirus, que si no tuviéramos el pueblo petado de guiris.
Abundaba el concejal de deportes, Benito Dévora: "Colocar a Los Realejos en un lugar destacado en el mapa deportivo de la isla ha sido gracias a la tarea de los técnicos del área y los diferentes entrenadores y monitores de clubes y escuelas, ya que son los primeros que han confiado en las posibilidades de nuestro municipio para acoger este tipo de pruebas y así se lo han hecho saber a los diferentes representantes federativos de cada modalidad para convencerse de que éste es el lugar idóneo para albergar cada uno de los campeonatos que estamos programando". Se creía, al parecer que las infraestructuras eran eternas. Y seguíamos poniendo cada vez el pedestal más alto, pero si acondicionar los cimientos.
No obstante, estoy con ambos. La energía y la decisión que no falten. Bueno es (¿o era?) que los diferentes colectivos nos presenten proyectos viables, con su ficha económica bien cubierta, que nosotros (ayuntamiento) cederemos las instalaciones que nos legaron corporaciones anteriores y salimos en la foto (es que nos encanta, carajo). Lo más, una metopa y lugar preferente en el cartel.
Ímprobo trabajo el de estos dos baluartes. Que siguen sumando. Cuyo haber ya no cabe en libreta contable y se ha tenido que implementar (verbo que vale para todo) con unas dieciocho adendas (para que digan que el apéndice no sirve para nada). Y el podio, socavándose. Pero son movimientos apenas perceptibles.
Y si no les he convencido con este panegírico, vayan a los programas electorales del Partido Popular y sumen hipódromos, piscinas, parques para running, jogging, trotting, walking… Y no piensen que solo se trata de writing and speaking. No, son hechos, contantes y sonantes. Se alardea, pero con números. Y no creas que solo en la faceta deportiva. Te podría enumerar hasta… Vamos, que te vires para donde te vires en este pueblo, todo es obra del PP. Y con apenas un rato que le dedica Manolo. ¿Para qué más si le sobra el dinero? Si no fuera por la maldita Ley de Estabilidad Presupuestaria. ¿Cómo? Perdón, no me di cuenta; es de Montoro, entonces. Vale, ya terminé.
Apostilla final: Ironía es la expresión que da a entender algo contrario o diferente de lo que se dice, generalmente como burla disimulada. Lo siento Santiago, José Vicente y Oswaldo. Como vulgarmente se menta: ceros a la izquierda. ¿Y el otro? ¿Qué otro?

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