No acabo de entender la nota de prensa del PSOE realejero,
publicada en algún medio de comunicación, quejándose de la inactividad
deportiva debida a notables deficiencias en diversas instalaciones en la Villa
de Viera. Si están flemantes, que
decía la abuela. Deben ser las estrategias de los grupos de la oposición en
cualquier institución.
Tampoco el escrito del club de atletismo, lamentándose por
no poder utilizar el estadio olímpico, que, como es público y notorio, se halla
en periodo de reposición del tartán. Material este –el homologado, claro– que
debe solicitarse, por si no lo sabían, con tres años de antelación. Y como hubo
un retraso con los trámites de adjudicación de la obra (algo normal en
cualquier administración pública que se precie), la empresa suministradora
(única en el mundo) de esa mezcla de goma y asfalto ha paralizado el pedido al
enterarse de que el alcalde tenía un plan B (que no caja, ¿o sí?) e ignora si
lo va a activar o sigue a verlas venir con esta carrera de obstáculos (o de
vallas, como prefieran).
Por supuesto que no comparto, asimismo, la queja de los
usuarios de la piscina (fundamentalmente los de la sección de waterpolo),
quienes piensan que volver a llenar el vaso es cosa de abrir un grifo y ya
está. Había que avisar primero a la compañía de seguros para el peritaje de los
desperfectos de la ventolera de febrero próximo pasado y ustedes ignoran lo
demorado que van los partes de incidencias, según me confirman fuentes bien
cercanas y dignas de todo crédito. Solo han transcurrido siete meses y diera la
impresión, a tenor de los lamentos, que llevamos décadas sin mojarnos el culo.
Que no es para tanto, quejicas. Yo soy uno de los perjudicados y aquí estoy
practicando en la bañera de casa con un churro que me prestó Orlando.
Manifestaba Manuel Domínguez en 2014: "Aspiramos a convertir a Los Realejos en capital insular del
deporte porque por cantidad y calidad de deportistas, instalaciones y entorno
para albergar diversidad de prácticas y eventos tenemos ingredientes
suficientes para apostar por ello". Y confiaba en vincular esta potencialidad del
municipio como atractivo turístico. Menos mal que nos llegó el coronavirus, que
si no tuviéramos el pueblo petado de guiris.
Abundaba el concejal de deportes, Benito Dévora: "Colocar a Los
Realejos en un lugar destacado en el mapa deportivo de la isla ha sido gracias
a la tarea de los técnicos del área y los diferentes entrenadores y monitores
de clubes y escuelas, ya que son los primeros que han confiado en las
posibilidades de nuestro municipio para acoger este tipo de pruebas y así se lo
han hecho saber a los diferentes representantes federativos de cada modalidad
para convencerse de que éste es el lugar idóneo para albergar cada uno de los
campeonatos que estamos programando". Se creía, al parecer que las infraestructuras eran eternas. Y
seguíamos poniendo cada vez el pedestal más alto, pero si acondicionar los
cimientos.
No obstante, estoy con ambos. La energía y la decisión que no falten.
Bueno es (¿o era?) que los diferentes colectivos nos presenten proyectos
viables, con su ficha económica bien cubierta, que nosotros (ayuntamiento) cederemos
las instalaciones que nos legaron corporaciones anteriores y salimos en la foto
(es que nos encanta, carajo). Lo más, una metopa y lugar preferente en el
cartel.
Ímprobo trabajo el de estos dos baluartes. Que siguen sumando. Cuyo
haber ya no cabe en libreta contable y se ha tenido que implementar (verbo que
vale para todo) con unas dieciocho adendas (para que digan que el apéndice no
sirve para nada). Y el podio, socavándose. Pero son movimientos apenas perceptibles.
Y si no les he convencido con este panegírico, vayan a los programas
electorales del Partido Popular y sumen hipódromos, piscinas, parques para running, jogging, trotting, walking… Y no piensen que
solo se trata de writing and speaking. No, son
hechos, contantes y sonantes. Se alardea, pero con números. Y no creas que solo
en la faceta deportiva. Te podría enumerar hasta… Vamos, que te vires para
donde te vires en este pueblo, todo es obra del PP. Y con apenas un rato que le
dedica Manolo. ¿Para qué más si le sobra el dinero? Si no fuera por la maldita
Ley de Estabilidad Presupuestaria. ¿Cómo? Perdón, no me di cuenta; es de
Montoro, entonces. Vale, ya terminé.
…
Apostilla final: Ironía es la expresión que da a entender algo
contrario o diferente de lo que se dice, generalmente como burla disimulada. Lo siento Santiago, José Vicente y
Oswaldo. Como vulgarmente se menta: ceros a la izquierda. ¿Y el otro? ¿Qué otro?
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