lunes, 15 de junio de 2020

La Gorvorana, otro garbanzo negro (1)

Como cambié la foto de portada en Facebook y puse una de lo que conocimos como el corredor en la Casona de La Gorvorana (hoy traigo otra para ilustrar este comentario), me acordé de aquella pomposa rueda de prensa en la que Manuel Domínguez, hace ya cinco años, nos comunicaba que un grupo de estudiantes de la Universidad Europea de Canarias, sita en Inocencio García, 1, de La Orotava, privada toda ella, se hacía cargo del estudio correspondiente para que este emblemático entorno de la Villa de Viera pasara a engrosar la larga lista de edificios felizmente restaurados y convertidos en envidia de nuestros visitantes, como, por ejemplo, la casa natal del viajero ilustre, la elevación de Gordejuela, la de Agustín Espinosa, el Cine Viera, los molinos de Realejo Bajo y sigue tú porque a mí me da risa. Lo que demuestra, bien a las claras, que merece la pena tener tantos concejales liberados, porque los realejeros podemos disfrutar de los frutos de una gestión con fundamento.

Los precitados estudiantes debieron sumergirse tanto en viejos legajos que perecieron ahogados. Mejor, asfixiados. O, lo más probable, ya finalizaron sus estudios y se hallan a la espera de que el alcalde realejero los nombre asesores con idéntico sueldo al del jefe de seguridad y emergencias. Sí, hombre, ese que ves cada día haciendo el mismo recorrido y con el móvil en la oreja. Aunque no te lo creas, va calculando el mejor sistema de evacuación del pueblo en el hipotético supuesto de que El Teide se ponga a escupir.

En serio, ¿tú sabes algo del anteproyecto? Que luego debería pasar a ser proyecto. Y aprobarlo. Y buscar financiación para llevarlo a cabo. Y… ¿cuántos años me dijiste que habían pasado ya desde que se dio a conocer la buena nueva? No, por nada, es para hacer un cálculo aproximado de si mis tataranietos podrían ser algunos de los afortunados testigos de la colocación de la primera piedra con la foto de quien tú sabes.

Bien podría el ayuntamiento encargar un estudio detallado de la historia de La Gorvorana desde los remotos tiempos en que se hicieron los repartimientos tras la conquista, a saber, desde Francisco de Gorvalán. Peritos en la materia, bastantes en el pueblo. Y sin necesidad de recurrir a estudiantes privados.

Un servidor, como simple husmeador de periódicos viejos, aporta pinceladas con las que se va tropezando. Simples granos de una prolija montaña. Y como allí viví unos cuantos diciembres, me quedo anonadado por haber compartido paredes con personajes de tan altas alcurnias. Que volverían a estirar la pata si por un casual pudiesen atisbar cómo se encuentra en la actualidad lo que fuera su hacienda. Lo mismo no votaban por el encargado (o mayordomo) de la propiedad actual: el ayuntamiento, más preocupado de su ego que de viejas historias.

Va una primera reseña que se relaciona, a tenor de lo que se expresa en el edicto del juzgado, con la otra parte occidental de La Gorvorana, propiedad de los herederos de los hermanos de la Cruz Chauvet (Juan y Antonio), conectados, asimismo, con el negocio cinematográfico. En fin, Manolo, si se enlaza una cosa con la otra, y a la viceversa, cuánto trabajo pendiente para tus concejales de patrimonio. Sí, dos, pero a tenor de lo visto, a precio de saldo ‘ambos dos’.

Comenzamos con el Boletín Oficial de la Provincia de Canarias, 14 de enero de 1910 (viernes), número 6, páginas 3 y 4.

“Juzgado de Partido. Orotava.

Don Aurelio Pérez y Laredo, Juez de primera instancia de esta Villa y su partido. Por el presente hago saber: Que en este Juzgado se ha promovido expediente por parte de los hermanos, Dª. María de los Dolores, D. Manuel y D Agustín Espinosa y Suárez vecinos los primeros, del Puerto de la Cruz, y del Realejo alto el tercero, á fin de que se declare á favor de la Dª. María de los Dolores el dominio de una casa de tres plantas, señalada con el número cuatro de la calle de Iriarte, antes de Venus, del citado Puerto de la Cruz, cuyo solar mide novecientos setenta y un metro cuadrados y linda por Este ó izquierda entrando, con la plazuela Concejil y casa de los herederos de D. Francisco Gervasio de Ventoso; por la espalda ó Sur con otra casa que fué de D. Luis Marinas y Lavaggi y hoy pertenece á D. Francisco Renshaw y Peroso; por la derecha queda al Oeste con el salón bodega que luego se describirá, y por el Norte ó frontis la expresada calle de Iriarte; y al de los otros dos hermanos D. Manuel y D. Agustín, por mitad y proindiviso, el de la otra finca urbana constituida por un salón bodega, situado en la misma calle de Iriarte, sin número de gobierno, cuyo solar mide ciento setenta y nueve metros cuadrados y linda al Este ó izquierda, con la casa descrita anteriormente, y por la derecha y espalda ó sea Oeste y Sur, con casa que perteneció á Dª. Ana y Dª. María Grijalba, en la actualidad á D. Gustavo y D. Guillermo Wildpredt y Duque.

(seguimos mañana)

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