miércoles, 5 de abril de 2017

Triple paridad

Asistimos en estos días a otra entrega de los supuestos debates para el enésimo intento de reforma de la ley electoral canaria, de la composición del parlamento, del estatuto de autonomía, de todos los aspectos habidos y por haber del régimen económico y fiscal, de la capitalidad compartida, de la condición de octava isla para La Graciosa, de la avería del teleférico, del cierre del anillo insular, del cambio de uso de los terrenos güimareros para la extracción de áridos, de la varada del Benchijigua Express, de los cuadros ofensivos del Parlamento, de la pensión de Lorenzo Olarte y de la comisión de investigación para averiguar la desaparición del mero Pancho. Amén de los efectos colaterales que pudieren derivarse de las controversias que surjan en el seno de los debates que se entablen.
Ya verán ustedes que la solución pasará por aumentar el número de diputados. Y si para ello se debe reformar el Estatuto a fin de que se contemple un número superior a los setenta, lo que conllevará la compra del edificio contiguo en Teobaldo Power, ¿ves algún problema? Dinero sí hay. Además, existe una partida para causas sobrevenidas. Y después de 35 años, esta lo es.
Cuando a todos se nos llena la boca para conceptos tan sublimes como la solidaridad entre los territorios, el reparto de los bienes y la redistribución de la riqueza, el controvertido asunto de la triple paridad ya no tiene razón de ser alguna. Cuestión, por cierto, que me da que no conoce la mayoría de la población canaria. Ese invento por el que cada provincia tiene 30 diputados. Ese invento por el que las denominadas islas mayores (Tenerife y Gran Canaria) tiene, asimismo, los mismos diputados que el resto (islas menores), a saber, 30. Y ese invento por el que los diputados de la isla mayor de cada provincia es igual al del resto de islas que las componen, a saber, 15.
Y ese equilibrio por el que los votos gomeros y herreños se cotizan a precio de oro de ley ha regido porque los cuatro diputados de La Gomera (20 mil habitantes tiene la isla; empadronados, que viviendo si llegan  diez mil es ya un milagro) y los tres de El Hierro (por diez mil habitantes, en censo; no creo que pasen de cinco mil en la realidad) han inclinado el fiel de la balanza para los gobiernos de rigor. En los que CC siempre ha llevado la voz cantante porque el resto no ha sido capaz de ponerse de acuerdo a la hora de cambiarlos de banco una buena temporada.
Se impone, entiendo, un cambio que debe pasar por una circunscripción de índole regional, asegurando, no obstante, un número fijo de diputados por cada isla, que podrían ser, por ejemplo, 2. Los 46 restantes, ni uno más de los que ahora toman asiento, en una lista que se votará en toda Canarias, independientemente de la procedencia de cada candidato. Como a los dirigentes de las formaciones políticas se les hincha el pecho (porque antes ya escribí se les llena la boca) con la preocupación de atender debidamente el coste de la doble insularidad, ya arbitrarán medidas para colocar aspirantes bien distribuidos en puestos estratégicos. Que la valía no vaya en función de cuotas, topes, pleitos ficticios y otras circunstancias de mero interés electoralista.
Canarias es una y canarios somos todos los que residimos en sus peñascos. Propagamos eslóganes y cantamos villancicos. Las recorro cada vez que mi pensión me lo permite y jamás me he sentido extraño en aquella que no me vio nacer. Y así, creo, le ocurre a la inmensa mayoría. Estamos cansados de lloronas políticas que solo intentan perpetuar cargos vendiendo victimismos desde 1982. Y ahí siguen, tan campantes.
El Parlamento de Canarias debe comenzar a ser aquello para lo que fue concebido: una institución que plasme la representación política. No es cámara de representación territorial, cometido que le corresponde al (inútil) Senado. Ya está bien de seguir con la vieja cantinela de miseria y desolación. Y si hubo que pergeñar una composición para sacar del ostracismo espacios abandonados (no solo las islas no capitalinas, sino zonas de Tenerife y Gran Canaria que dormían el sueño de los (in)justos), reconozcamos de una vez que el progreso social ha hecho posible nuevas visiones y perspectivas. Algo que no es privativo de sus señorías, pues de olvidos y marginaciones saben mucho más los que pusieron en marcha el proceso democrático desde las corporaciones locales.
Nueva Canarias propone 3 diputados por cada isla (con la excepción de que una candidatura tendría un  tope de 2 como máximo) y otros 54 en circunscripción regional. Lo que sumaría un total de 75. ¡Ay!, Román. Y descentralizar las sesiones plenarias con la construcción de siete nuevas sedes (incluyo La Graciosa). ¿Y por qué no otra en La Aldea? Lo mismo retornas a tus orígenes, te lo piensas y abres una consulta; después de un buen reciclaje, por supuesto.
No es cuestión de tirar para arriba, porque de inútiles estamos hartos. Vamos a racionalizar gastos. Pero empiecen aplicándose la medida aquellos que, entre otras acciones, deben aprobar los presupuestos de la comunidad autónoma. El cuerpo me pide que con menos de 60 estaríamos servidos. Pero les concedo el beneficio de la duda y lo dejo en esa cantidad. Pero todos aquellos que pretenden resolver la anomalía representativa con el incremento del número de diputados, solo velan por sus intereses y flaco favor hacen al sistema. Porque si así conciben la solidaridad y la defensa de los más débiles, apañados vamos.
Cuando ya nadie entiende en un ayuntamiento que un concejal no abogue por atender las necesidades que demande un sector del municipio, independientemente de su lugar de procedencia, no es posible pensar que mentes tan preclaras como la de aquellos llamados a legislar, no sean capaces de comprender tan sencillo planteamiento. Dicho más claro, usted es diputado canario y no por vivir en Agulo solo va a pedir que Lepe se convierta en otro Montecarlo.
Todo aquel que, por un casual, no sea capaz de compartir estas humildes operaciones, abandone el escaño y vuelva a su puesto de trabajo. ¿Que no lo tuvo? Más razones me das para cuestionarte. Cuando las aguas vuelvan a su cauce y solicite mi reingreso, lo mismo me postulo para formar parte de la candidatura regional. Porque yo soy canario.

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