lunes, 10 de abril de 2017

A partir de cero

Son las siete de la tarde del domingo 9 de abril. Mente en blanco ante el teclado del ordenador. Un vecino, el madridista, silba a todo pulmón mientras lava su coche. Pienso que nunca un empate supo a tanto. A través de la cristalera que da al balcón, hacia el norte del océano, de la mar, una tórtola emite su canto característico desde su cómodo aposento en una antena de televisión. Sonsonete tan machacón que acaba por ponerte de los nervios. El matrimonio de siempre da su paseo vespertino por la calle Benito Pérez Galdós. Él, delante. Ella, unos pasos más atrás. Siempre así. No sé si es táctica para guiar el camino o comportamiento atávico de una sociedad cargada aún de prejuicios. Él habla a voz en grito. Ella le sigue la conversación subiendo asimismo la escala de decibelios. Seguro que ambos reciben, como yo, la publicidad de los centros auditivos GAES. Me da que ellos no han acudido a una de las tantas citas. Ni yo. En las que te hacen una inspección estilo preITV, y te prometen un regalo. El detalle no te saldrá gratis porque luego ya te lo incluirán en el audífono. Mientras, los gatos me siguen escarbando la tierra de las macetas a la entrada de casa. Llevan unos meses –antes era solo febrero– de un frenético perdido. La pobre palmera se me va a secar de tanto efluvio amoroso. Y qué mal olor da la meada.
Busco desesperadamente un tema al que agarrarme para los párrafos de rigor. Sigo en Babia. Que no significa ser babieca. Aunque hoy me temo que me acerco. Deberé comenzar a partir de cero. Como Francisco Linares, alcalde orotavense y único aspirante a ocupar la secretaría general de CC en Tenerife. Que correrá tupido velo a los expedientes abiertos a los concejales díscolos. Quienes verán reforzados sus planteamientos de tal manera que de aquí en adelante harán cuanto les venga en gana, pasándose la disciplina de partido por los arcos de seguridad del aeropuerto de Los Rodeos. Nada extraño, pues Paco lleva mirando hacia otro lado unas dos décadas. Nada sabía de los trapicheos de San Jerónimo (Isaac, Ambrosio y Juan Carlos ya fueron condenados en el denominado Caso El Trompo), del feo asunto del Teatro Atlante, de la escalera de Los Patos y de las palmeras de la plaza. Él estaba pero no estaba. Es que, más bien pasaba por allí.
También parte de cero otro aspirante. A presidente insular del PP. Alcalde mi PUEBLO los fines de semana. Por lo que no podrá argumentar que le duela más que a los que pasamos en él muchas más horas. Sigue presumiendo de excelentes datos económicos. Que solo se deben a su gestión. Sobre todo en esta cuarta etapa de su ya extensa estancia en el Consistorio. Quien se deleita sobremanera con cantos de excelencia y parabienes, pero que se ofende y salta como un quíquere cada vez que alguien le recuerda aquellos aspectos negativos que aún existen. Como el número elevado de parados. Ante lo que con total presteza contesta para cargar culpas en quienes le han precedido en el cargo y no supieron planificar un municipio en el que “alguien alguna vez hubiese pensado en un desarrollo económico de nuestro municipio y no haberlo convertido en lo que lo han convertido: en un municipio puramente residente”.
Como los primeros ediles de la etapa democrática se tropezaron con el inconveniente de que no existían colegios para nuestros hijos, centros sociales en los barrios, alumbrado público, red de agua potable y, en fin, infraestructuras de todo tipo (la lista sería interminable), a ello se dedicaron. Corresponderá a José Vicente y Oswaldo defenderse de las acusaciones del actual mandatario por no saber planificar y no tener visión de empresa privada. Sin olvidar el pacto CC-PP (ya Manolo estaba allí), en el que se llevaron a cabo, y es un simple botón de muestra, dos magníficos edificios para aparcamientos y locales comerciales (Realejo Alto y zona de El Puente –Plaza Mencey Bencomo– en San Agustín) que hoy funcionan a pleno rendimiento habiendo dado cabida a cientos de puestos de trabajo, como es harto sabido por toda la comunidad realejera que aplaude a rabiar esta iniciativa que ha hecho posible una considerable disminución del número de desempleados.
Lecciones de dedicación, las justas, estimado saltimbanqui (persona que realiza saltos y ejercicios acrobáticos). Consagre las 24 horas de cada día de la semana a la alcaldía y luego nos sentamos a discutir de lo que se tercie. Mientras esté atendiendo tantos calderos al fuego, no se encuentra legitimado para cargar tintas contra nadie. Mírese a un espejo y reflexione acerca de la escasa dedicación municipal. Y no se deje llevar por las falsas adulaciones de los que pinchan en los iconos del bien quedar. Y cuente hasta cien antes de lanzarse a la yugular de los que osan (osamos) discrepar de sus oníricas visiones. Ahora que estamos en Semana Santa procede exámenes de conciencia. Que una vez al año no hace daño…
Salgo un momento a estirar las piernas. Se ha posado un pájaro canario en una helecha del patio. Y entre trino y trino ha defecado. Debía tener chorrillo porque me ha dejado una hortensia hecha un asquito. Miremos el lado positivo y quizás valga de abono. Como ya comenzaban a despuntar las primeras flores, puede que esta primavera me cambien de color al variar el pH. He oído que eso de las aves es bastante ácida. Limpio, no obstante, la deposición. No estoy para experimentos.
Cierro este post con las dos últimas perlas. “Me alegra que Rajoy haya comprendido la palabra ultraperificidad”, dijo el palmero Perestelo (otro que lleva mil trienios en la cosa pública). Mariano puede que sí, pero la RAE me temo que no. Y, de película, la solicitud de un diputado herreño para que exista un cabildo en La Graciosa. Qué gracioso. Se habrá mandado una quesadilla después de la ocurrencia.
Mañana más.

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