viernes, 16 de junio de 2017

El dilema de los viernes

Puede que sea debido al exceso informativo o a las inicios de la desgana veraniega, pero cada vez que nos hallamos en puertas del fin de semana se hace más difícil elegir el tema que servirá de base para el artículo bloguero. De la moción de censura, ni pío. De los candidatos socialistas a las primarias regionales, menos.
Al echar una ojeada a las conclusiones de otra encuesta –la vete a saber tú– que venía a poner de manifiesto que casi la mitad de los conductores canarios habían llevado alguna vez el coche bajo los efectos del alcohol (y otros cuantos menos con un coloque de alucine), se me ocurrió pensar en que van como locos. Y nada mejor que ilustrarlo con esta foto que bien podríamos situar en la década de los veinte del pasado siglo. Época en la que, a lo peor, el güisqui, también corría alegremente. Seguro que el fotingo tenía las gomas lisas y patinó en el pavimento mojado. Y la ITV brillaba por su ausencia. De haber ocurrido el accidente una treintena, o más, de años después y por las fechas en las que se publicó la segunda fotografía (Sophia Loren y Jayne Mansfield), bien podríamos, con toda lógica, deducir que el pobre hombre miró hacia lugar inadecuado y puso la marcha equivocada, o pisó el pedal que no correspondía. Se trafulló todo. Y soy capaz de entenderlo. Qué atrevimiento. Cuánto adelantamiento en la enseñanza.
Otro asunto que pudo haber sido objeto de comentario es el suceso londinense del incendio de las Torres Grenfell. Debido, parece ser, al tipo de revestimiento utilizado en una reciente reforma de sus exteriores. Porque estas islas tuvieron protagonismo en el hecho. “Dos canarias sobreviven al incendio”, vislumbro en un titular periodístico. Y en el desarrollo de la noticia, esta otra sentencia: “Dos canarias se salvan del fuego”. Uno, en buena lógica, piensa que estas personas se hallaban en el edificio en el momento de la catástrofe y que tuvieron la suerte de escapar de aquel infierno. Cierto es que una señora, de nombre Ana, vivía en el noveno piso del inmueble, pero en ese instante se hallaba en casa de su hija. Que se ha mudado, nos cuenta. Lo que significa que ya se había independizado y no vivía con su progenitora. Por lo que la manía de tender al sensacionalismo en estos aconteceres luctuosos, cae por su propio peso y deja en evidencia esta manera de contar una realidad que no concuerda con lo acaecido. Y aquí no valen ópticas porque se ‘juega’ con sentimientos.
La realización de un taller educativo, “Sin miedo a los ruidos”, en la isla de Lanzarote, tuvo su alta cuota de posibilidades para ser el centro del post que fuera despidiendo la primavera. Me recordó la moción, sobre los fuegos artificiales, de Podemos en el Cabildo de Tenerife. Pues los sujetos a los que va dirigido el cursillo son los perros conejeros, más concretamente, los capitalinos. Se les impartirá unas sesiones para que pierdan el miedo a los ruidos. Y puedan contemplar los remates de las procesiones en franca armonía y pleno recogimiento con sus dueños. Y, a ser posible, que aplaudan a rabiar cuando la lluvia de voladores señale el final de la exhibición pirotécnica. En Arrecife la seguridad ciudadana requiere especial atención, la recogida de aguas pluviales es un auténtico desastre, el tráfico (de vehículos, aunque también el otro) es de pena. Y la lista de la casuística se podría incrementar hasta varios folios. Todo ello puede esperar a mejor ocasión. Ahora hay que atender cuestiones más perentorias.
No se me pasó por alto el discurso de Pedro Suárez, segundo en el escalafón popular tinerfeño: “La Tele Canaria es una verdadera porquería en formación e información”. Aun no estando muy en desacuerdo con su afirmación, y a opiniones plasmadas en entradas anteriores me remito, no salgo de mi asombro cuando su jefe inyecta dinero público de los presupuestos realejeros en un cuarto de comunicación ilegal y que se erige en el paradigma del ‘buen hacer’. Tanto es su predicamento que ya se extienden el vocabulario soez y la ordinariez más abyecta por foros tan dispares como puede ser, verbigracia, una estación de servicios en la que se venden coches de segunda mano. Todo se pega, como los rabodiasnos en la platanera, o los chiratos del Carril.
Y entre zascas, memes, oportunismos, mezquindades, desazones, encomios a los míos y agravios al que no es de mi cuerda, carencias en los planteamientos y vacuas argumentaciones, me retiro a mis aposentos, señores diputados y señoras diputadas, en el convencimiento de que mañana será otro día, saldrá el sol por el naciente, habrá pleamares y bajamares, y todo eso con medio peso.
El que hoy no haya escrito de nada, no quita para desearles felicidad. Hace cuarenta años, cuando nos veíamos en blanco y negro, El País publicaba que el PSOE se consolidaba como el primer partido del país, pues UCD era una coalición de partidos. Las primeras elecciones de la recién estrenada democracia se habían celebrado el día anterior. Yo llevaba unos años viviendo en La Orotava (Barriada de San Antonio), en una de las cuatro casas de la Agrupación Escolar Mixta. Hoy, con una gama de colores impresionante, son ruina e historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario