viernes, 2 de marzo de 2018

Edad muy avanzada

Acusa el PP al resto de formaciones políticas por sumarse al carro del populismo y la demagogia en el asunto de las pensiones. Bastó que unos miles de jubilados se echaran a la calle –hecho que se sumó a los vaticinios de las encuestas– para que a Montoro se le encendiera la bombilla. A Mariano aún no, porque hace dos días, y sabedor de los recortes habidos, se descuelga en su cuenta de Twitter con el apoyo del Gobierno a los tres millones de españoles que padecen enfermedades raras, a los que anima con este mensaje: “Continuamos avanzando en detección precoz, investigación y conocimiento para mejorar su calidad de vida”. Primero deja morir (va con dobles el verbo) la Ley de Dependencia y luego manda flores con la tarjeta de las buenas intenciones. Yo juraría (pero esto no se lo digas a nadie porque no lo tengo confirmado; déjalo en sospecha) que él es uno de los incluidos en ese colectivo.
Ven las orejas al lobo y se da inicio a las rebajas. Y como la marca blanca (léase Ciudadanos) no solo les come el terreno sino que se permite el lujo de actuar como en estas tierras lo hiciera Nueva Canarias, a saber, fichar a cuanto descarriado se tropiece por el camino, hay que arbitrar soluciones para paliar tan terribles efectos. Que diez millones de potenciales votantes constituyen buen caldo de cultivo. Y los viejitos, conservadores per se (más vale ruin conocido), pueden inclinar la balanza con manifiesta facilidad.
Lancemos la proclama de que vamos a reducir el porcentaje de IRPF a aquellos pensionistas de avanzada edad, puesto que se supone padecen más achaques. Don Cristóbal no se percató de que no ha sido la faceta sanitaria un dechado de virtudes en los gobiernos populares. Por lo que los dardos surcaron los cielos españoles. Y como no se concreta qué significa con exactitud matemática ese concepto de edad muy avanzada (vaya usted a ver si se refiere únicamente a los centenarios), cuantificar la rebaja se antoja misión imposible.
Cuando debería abrirse un serio debate de si es lícito aplicar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas a quien ya no ‘renta’, seguimos enfrascados en subterfugios para que este país avance a costa de los sujetos a una nómina, mientras  a grandes fortunas les sale a devolver. Y observando, para mayor escarnio, que las entidades bancarias presentan una cuenta de resultados con beneficios escandalosos, incluso en las peores etapas de la crisis.
El Partido Popular, cada vez más solo en sus cruzadas, pasa por alto que casi un 65% de las pensiones no tienen la obligación de hacer la declaración anual porque se percibe tan poco que están exentos de tal tributación. A ese porcentaje debemos añadir aquellos que superando el límite establecido padecen alguna discapacidad. Aspecto este a tener muy en cuenta por razones propias de la edad. Por lo que la supuesta novedad del ministro viene a estar contemplada de alguna manera en este apartado.
Yo no sé si estoy en el cupo. Porque ancianos existen con cuarenta años. A finales de este 2018 cumpliré setenta. Y pienso seguir dando guerra mientras la neurona progrese adecuadamente. Mis opiniones van cada día impresas en estos párrafos que doy a conocer merced a este maravilloso invento de la Internet. Ya manifesté ayer que no soy objetivo, como no los somos todos los que nos lanzamos a la aventura de emitir juicios de valor.
Por prescripción facultativa, amén de otros considerandos, jamás podré votar al Partido Popular. Tampoco me convencen las ganancias a río revuelto de C´s. Si la mayoría de los jubilados cabreados dedicara idéntico rato al que yo uso para escribir estas tonterías, a recapacitar sobre la importancia de acudir a las urnas con pensamiento crítico, a lo mejor no tendríamos que escuchar cantos de sirena en épocas, como la que vivimos, que huelen a candidaturas. A lo peor, y en tal caso, a perdonar, es que debido a mi edad muy avanzada desvarío con más frecuencia de lo que debe ser habitual.
Y vaya alegría me llevé ayer cuando un exalumno me envía un mensaje animándome a seguir en la brecha. Qué asesor se han perdido algunos. Lo siento por ellos. Feliz fin de semana.

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