Embotar: enervar, debilitar o hacer menos activo y eficaz
algo. Y así acabé ayer por la tarde tras el exhaustivo repaso a la actualidad:
debilitado, pasivo, ineficaz. Vamos, mamado, que también lo recoge el
diccionario: fatigado por un esfuerzo físico o intelectual intenso.
Como tengo la costumbre de ir anotando en un papel todo
aquello que entienda pueda ser digno de un posterior desarrollo, la pobre
cuartilla quedó emborronada, hecha un asquito. Como yo, sin ir más lejos.
Por la mañana, mientras daba un paseo (o pateo), escuché a
un vicerrector universitario (de La Laguna) con unas excusas que no me
convencieron. Porque al final colegí que todos son capaces de reconocer que a colas
y atascos en la autopista hay que buscarles una solución, pero nadie se baja
del burro. Los unos, que si los otros; los otros, que si los unos, y, al final,
acaba todo arrasado como si hubiesen pasado los hunos, con Atila al frente.
Tengo la impresión de que nadie quiere desprenderse de la ventaja que supone el
turno de mañana y poder disponer de la tarde libre para las otras ocupaciones.
Mientras, sigan convocando foros, encuentros y convenciones. De los que
obtendremos múltiples conclusiones pero escasas soluciones. Como si todos tuviesen
la ventaja de los jubilados, que podemos elegir el día de la semana para
viajar, por ejemplo, y no encontrar tropiezos en el tráfico cuando vamos a Los
Rodeos o al muelle santacrucero (o al de Los Cristianos).
Luego comencé con la prensa. Y me percato de que al ser
Israel una de las favoritas para ganar Eurovisión, me lleva a pensar que esto
de la fronteras es ya pura entelequia. Menos mal que uno vive en África, porque
si tuviera que volver a estudiar, le resultaría complicado romper las barreras
de los Montes Urales, verbigracia. Y a lo peor el Mar Caspio se mudó a Ginebra.
Después tropiezo con la debacle del Las Palmas, representativo
canario en la máxima categoría del fútbol español. Que huele ya a segunda
división. Porque el fichaje del tal Paco Jémez, hombre de exquisito
vocabulario, salidas de tono que surgen de los bajos fondos y unos modos y
maneras dignos de estudios léxicos en profundidad, de bien poco ha servido. Es
más, ya la propia directiva ha tenido que llamarle la atención, como si al
individuo no lo conocieran desde antes de estampar la firma.
No creo haya llegado el susodicho de otra galaxia. Como esa
que han descubierto y que se encuentra intacta desde el comienzo del Universo.
Y como seguimos empeñados en buscar vida en el más allá, en los confines del espacio,
estoy convencido de que en esa recién desenmascarada no existen humanos. De
haberlos, no estaría incólume. Ponle el cuño. Chiquitos depredadores estamos
hechos.
Cada día me sorprendo más de la cantidad de dinero que se maneja
en La Gomera merced a la solidaridad del presidente del Cabildo. Te invito a
echar una visual a los digitales de aquella isla. Pero ahora es Aena la que se
suma a la fiesta y va a reformar los baños del aeropuerto. Que deben haberse desgastado
por el uso continuo de los millones de usuarios (y yo cuando voy a echarme el
cortado, la señora de la cafetería me da un abrazo, y otro a mi mujer, porque
le alegramos el día) y requieren un acicalado en profundidad. Casi 200.000
euros cuesta la broma. Puede que la grifería sea de algún metal precioso y el
mármol de Carrara. Y venga lloronas todos los domingos por el abandono secular.
Han reaccionado rápido los chinos y presumen de una presentadora
de televisión que se halla en condiciones de hacerle la competencia a nuestro
inmortal Jordi Hurtado. Lleva unos cuarenta años a cargo de la información
meteorológica en determinado canal y no ha habido borrasca que le provoque una
arruga. Ni patas de gallo. Tersa como una jovencita de veinte.
Y ya me llenó la cachimba lo de la prisión permanente
revisable, terminología eufemística de la cadena perpetua. ¿Disuade tal medida?
¿Ha servido para solventar la situación? Algo he leído al respecto de gente
entendida y parece ser que no. Apliquemos, sin más la ley del talión (talis: idéntico, semejante) y dejémonos
de ambigüedades. Y exhibamos los despojos en la plaza del pueblo. Y lo sajado,
a los perros. Cierto sector del gremio periodístico se está luciendo. Como
alguno se muerda… se va a hacer daño.
¿Y cómo finalicé? Embotado.
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