jueves, 22 de marzo de 2018

Demasiadas trabas aún

Para intentar amenizar este comentario de hoy jueves, otra semana que se nos va, he pensado que podría contarte los inconvenientes con que tropezamos muchos realejeros para algo tan simple como ir a comprar al Polígono Industrial de La Gañanía, enclave en el que radican los establecimientos del ramo de alimentación más importantes del pueblo, hecha la salvedad de otros situados en otros espacios del municipio. Lo aclaro no sea que alguno vaya a pensar que solo hago publicidad gratuita de unos cuantos. Como la que sigue realizando cierto cuarto de comunicación audiovisual a una conocida empresa de agua mineral de este Norte, la misma que me lo negó rotundamente; pero como la botella no desaparece de la mesa, uno se pregunta el porqué tienen la inmensa suerte de darse a conocer sin poner un euro. Yo no quisiera pensar que hubiesen otros procedimientos menos claros para la propaganda. Aleja, Satanás, estos malos pensamientos, que estamos a las puertas de la Semana Santa.
Si tú vas en dirección a la Cruz Santa por la denominada Carretera Nueva, una línea continua te prohíbe el acceso al precitado polígono a la altura de La Hucha. O vas a la rotonda del colegio Mencey Bentor o deberás acceder por San Benito y entrar por el lugar de la fotografía. Y el puente de Piloto no está para grandes trotes. Su anchura crea a menudo más de un conflicto del tráfico a pesar de la señalización en ambos extremos. El amigo Pepe Dámaso se lo tiene que pasar entretenido cuando sube a tomar el sol en la azotea.
Bien, ya he comprado la leche (desnatada), el queso amarillo (bajo en calorías), la pechuga de pavo (reducida en sal), la galletas (integrales), el pan (de semillas), una botella de vino Sansón (reconstituyente)… Cola, caja, pago y vámonos. Otra línea continua a la salida del aparcamiento y señal que te indica que debes coger a la derecha (qué otra cosa podía esperarse en este pueblo) y volver a la rotonda de Ferretería Realejos (la de la fotografía otra vez) para algo tan simple como ir al Lidl. O a la precitada Hucha.
¿Qué hacemos todos, entonces? Echar una visual y salir como un tiro hacia la rotonda de la escultura del Molino de Agua. Sí, la del coño, la que estuvo años tirada en el patio de la Casona de La Gorvorana. Y que ahora espera a que coloquen el depósito del gas propanado. ¿Cómo? Claro, cuando abran las zanjas para canalizar esa energía menos contaminante, aprovecharemos la raja para el tubo que lleve el agua al artilugio y se lave un fisco la cara, porque la industria de enfrente lo tiene hecho una pena.
Bueno, ya estoy adquiriendo el resto de la compra justo al lado de unas elegantísimas antenas de telefonía móvil. Y como yo no dispongo del Samsung Galaxy S9 ni el OnePlus ST Full Optic, siento un cosquilleo por todo el cuerpo que no sé si es debido a un fallo de la circulación sanguínea o a que las ondas electromagnéticas me están envenenando a cachitos. Así que, rapidito para casa. Por La Trinidad. Con un final de scalextric. Pero mucho peor está Los Cuartos. Que no solo se convierte en barranco cuando caen las cuatro gotas consabidas, sino que su estrechez no soporta la gran cantidad de vehículos (muchos de grandes dimensiones), porque este alcalde no ha tenido tiempo de negociar el ensanche. Lo mismo espera que el Cabildo vuelva a echarle una mano. Que aproveche, pues Lope piensa nombrar a Carlos Hijo Adoptivo.
Y ahora que caigo, tendré que preguntar en qué situación se halla el proceso de aquella compra de un salón a un amigo que adeudaba importante cantidad a las arcas públicas. A lo peor el expediente no pasó la ITV. Hombre, ya que estoy de un generoso subido dándole chance al comercio local, por esos contornos no se me ocurriría jamás ir a comprar un coche. Cuando se deje de participar en círculos que fomentan machismo, violencia, xenofobia, racismo, burlas, escarnios y muchos capítulos de puntos suspensivos, puede que podamos entablar conversación. Mientras, va a ser que no.
Abrevio: Avenida de Los Remedios, calle La Gomera, Avenida de Canarias, Avenida Tres de Mayo, Calle el Medio de Arriba y… jolines, Godínez cerrada de nuevo. Estarán con la señalización horizontal tras el reasfaltado (quedó muy mal, concejal de obras, no le auguro una duración prudente). En la Travesía del pino (con minúscula, no sea que me lo confundan –árbol– con la Virgen palmera) sería menester unos tramos de acera. Uy, perdón, lo siento, no me di cuenta, mis excusas. Vale, de acuerdo, están en ello.
Menos mal, ya estoy en casa. Calle Benito Pérez Galdós, para lo que se les ofrezca. Me voy a sentar para escribir unas boberías. Porque si se pretende fomentar el comercio en el municipio, habrá que dar facilidades al comprador. De lo contrario, a buen seguro, recalará en otros lugares ubicados más allá de La Higuerita.
Ya me senté. Y antes de concluir el presente, me parece que mucho popular (alguno del pueblo) deberá poner sobre la mesa títulos de los que se presume. El mío lo obtuve en la tómbola de la fiesta de mi barrio. Cuando eso no había máster ni nada parecido, que si no ya tendría por lo menos media docena. Llamaré a Cifuentes.

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