jueves, 15 de marzo de 2018

Todes

Melodie Mendoza, diputada del grupo mixto (ASG) en el Parlamento de Canarias, ha solicitado más inspectores de Educación en las islas no capitalinas. Y basa su petición en una serie de consideraciones que ni me voy a molestar en reproducir. Por banales, por inconsistentes, por demagogas, por ignorancia. Porque mejor haría la política gomera en recorrer la isla para comprobar la realidad de colegios y escuelas, hablar con los profesores, comprobar si están satisfechas las necesidades más perentorias, cambiar impresiones acerca de si las plantillas existentes son las adecuadas o es menester incrementarlas, y otras menudencias varias, todo ello antes de elevar propuestas que solo vienen a demostrar que el intento de justificar el sustancioso sueldo mensual se le puede convertir en arma arrojadiza. Circunstancia que siempre alguno aprovecha. Como yo, mero ejemplo.
Me da la impresión –y lo averiguaré dentro de bien poco– de que ni siquiera fue capaz, antes de lanzarse a la aventura, de contactar con quien ejerce tal función en tierras colombinas. Porque al amigo Carlos Casanova de Ayala no lo he visto jamás quejarse de que se halle agobiado por el exceso de centros que debe gestionar. Es más, lo veo contento. Y me consta de que está llevando a cabo una magnífica labor.
Claro, como la discípula de Casimiro cuenta en su haber con un máster en Bolsa, debe enfocar su acción siguiendo las directrices emanadas de la superioridad y que se reducen siempre a idéntica muletilla: dinero, dinero y más dinero. Todo ello disimulado bajo el barniz de meter en el mismo saco al resto de islas no capitalinas. Así no se nota tanto el valor del mercadeo de votos.
Más fácil, aunque menos vistoso, lo hubiese tenido si en vez de tanta parafernalia hubiese recurrido a intercambiar unas palabras con Soledad Monzón en cualquier receso. Máxime cuando en la actualidad las formaciones políticas de ambas vienen a ser uña y carne. Aunque esta modalidad de interpelar a alguien de la misma cuerda se ha convertido en táctica habitual en ese vano intento de demostrar que trabajan hasta la extenuación. Son capaces de escenificar lo inexplicable, cuando les bastaría con un guasap.
¿Y el título? Ya que estamos escribiendo de tonterías, que no tonterías, no podía dejar de lado esa portentosa idea de Comisiones Obreras que ha venido a dejar corto el invento de portavozas de Irene Montero. Para evitar el uso de todos y todas, a partir de ahora enseñaremos a los escolares que se acostumbren a decir todes. Que debe ser una variante del bable asturiano. Échale fabes.
Ya me imagino al maestre haciendo el dictado (o dictade): “Todos les chiques de la clase deberán acudir bien vestides cuando toque hacerse le fote”. Mande hueves. Esto último me salió a mí, no es que lo haya encargado el profe. O le profe, para ser más exactes.
Como los modismos se pegan, ¿te imaginas a los tres diputados de la Agrupación Socialista Gomera silbándose mensajes acordes a estas nuevas reglas?
–Sí, Casimire, te copie desde el Morre de Agande. Salgue ahore misme rumbe a Tejiade. Nos vemes en Jerduñe…
–Perfecte. Yo me halle en El Reje y les alcance en veinte minutes, mes o menes.
–Vayen ustedes delante que yo les sigue en cuante puede. Tengue en compromise en le Ville, pere salgue pitande cuande termine.
–Nosotres iremos, mientres tante, charlande con le gente…
–Qué gente, si ne vive nadie. Es un desierte, salve en le fieste.
–¿Y les faroles que ya vislumbre?
–Medide pere les elecciones, gilipolle. No han encendide jemés.
Y se cayó la cobertura.
–Me cague en le mierde.
¿Lloro? Pues no.

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