Allí estuvimos en horas del mediodía del pasado domingo (8
de abril). Y se palpaba ilusión. Aspecto que estuvo perdido durante muchos
años. Había bastado unos cepillos y bastantes ganas para la metamorfosis. En el
techo, las huellas del abandono se dibujaban aún. Pero ya se impermeabilizó la
azotea, me indican. Y en las paredes se observan hendiduras para nuevas
canalizaciones de luz y agua. El mueble biblioteca de la entrada ya presentaba
aspecto diferente a como lo pudimos contemplar el pasado mes de enero. En fin,
se vuelve a empujar en la dirección adecuada.
Antes de dar buena cuenta de la surtida muestra gastronómica
que sobre las mesas habían depositado los organizadores, hizo uso de la palabra
el señor presidente, Domingo García, para agradecer la presencia de la nutrida
concurrencia y hacer un llamamiento a la colaboración, encareciendo el aspecto
de la captación de socios, razón de ser de la Sociedad Valle de Taoro. En
representación del ayuntamiento portuense, el concejal del barrio, Pedro González,
animó a los presentes a seguir en la senda iniciada hace unos meses para
intentar superar el tremendo bache habido y destacando los valores que siempre
han distinguido este señero Casino, al que ni ideologías, ni siquiera la mal
denominada guerra civil, han podido cortar la trayectoria de una entidad que se
encamina decidida al centenario. Al tiempo, animó a la directiva a que
soliciten del consistorio toda la ayuda necesaria para que regrese la actividad
cultural a sus dependencias y vuelva a ser el referente que siempre fue en el
entorno. Este aprendiz de cronista espera que el olvido no haga acto de presencia.
Mientras en los platos iba disminuyendo el volumen de sus
contenidos y se inició el riego de los gaznates, las conversas de rigor, que en
todo ágape que se precie son característica destacada, afloraron. Se amontonaron
recuerdos de años idos, de épocas de esplendor, pero, asimismo, de desidias y
abandonos. Porque es menester recordar pasajes de tinieblas, aunque sea para no
repetirlos.
Los cuadros de los presidentes colgados en la pared del
poniente daban fe del camino recorrido. Hasta ellos requieren un buen remozado.
Amén de alguna ausencia –otra broma distendida para uno de ellos allí
presente–, parece conveniente establecer criterios de uniformidad a la hora del
recordatorio de sus periodos de mandato.
Y en más de una ocasión surgió, entre las muchas
contingencias que se abren ante la nueva singladura, la posibilidad de que
fuese una mujer –tradicionalmente soslayada su presencia en estas nueve
décadas– la que ocupase la presidencia, amén de otros cargos en el equipo de
gobierno, cuando en el año 2022 traspasemos el umbral que nos conducirá a dar
los primeros pasos en la segunda centuria. Sería muestra inequívoca de un gran
adelanto social y el retrato de una normalización estatutaria. Por cierto, que
habrá que dar un buen repaso a los mismos (Estatutos, o Reglamento, como lo
denominaban aquellos que pusieron los cimientos) por si han quedado desfasados.
A los postres –¿se dice así, no?–, una parranda (¿Los almendros?),
que viene furrungueando (sigamos
poniendo de moda los canarismos) cuerdas desde hace unos meses en el barrio, amenizó
la velada con varios temas, que en más de una ocasión fueron acompañados con
los coros de rigor por los asistentes al acto. También el cumpleaños feliz, por
supuesto.
Las transformaciones no surgen de manera espontánea. Tampoco
se fabrican de la noche a la mañana. Es menester paciencia. Mucho tiempo y
arrimar el hombro. Cada cual en lo que pueda aportar. Si me dan una cuchara de
albañil lo mismo hago una muy fuerte chapuza. Pero aquí estoy con lo que creo
pueda ser mi grano. Dar a conocer cómo otros cogen la picareta, pasan la
fregona o hacen una tortilla para matar un jilorio.
Y pasito a pasito, despacito pero sin pausa, seguiremos marcado hitos,
colocando mojones en el itinerario.
Hagamos honor y brindemos por quienes tuvieron la feliz idea
aquel sábado, 8 de abril de 1922, en que se dio el pistoletazo de salida. En la
actualidad los entretenimientos son muchos, pero debemos animar a quienes han
decidido no seguir parados viéndolas venir. Corramos tupido velo a la negra
etapa reciente y miremos el futuro con optimismo. Si todos arrimamos el hombro,
la nave seguirá bogando.
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