Cuando era más joven (estaba aún en activo, ahora me hallo
en la etapa pasiva refleja), acudí durante buena temporada a la piscina
municipal por consejo médico y debido a ciertas dolencias que no vienen al
caso. En la nueva faceta actual, y después de la caída en Las Abiertas, llevo
ya dos años en los que acudo tres veces a la semana a remojarme aquello y parte
de lo otro. Ya he comentado en alguna ocasión que en la mayoría de los momentos
la instalación se halla petada (a punto de estallar o explotar, según la
acepción coloquial del diccionario). Y no es la primera ocasión que demando la
construcción de otra pila. Puede que exista la posibilidad de ampliar la actual
por su costado sur. Terrenos hay, desde luego. Es más, el propio Partido Popular,
grupo que gobierna en el ayuntamiento, ya la contemplaba en su programa
electoral. Y como siempre está presumiendo de los éxitos deportivos, cuestión
sería de plantearse el que haya menos poses fotográficas y más realizaciones.
No estén diariamente adueñándose de logros ajenos y colgándose medallas del
bien quedar, y dediquen mayor esfuerzo en resolver acuciantes necesidades.
El grupo popular sigue empeñado en su obra faraónica del
hipódromo. Tras el amago de la Finca del Llano, parece que se ha desviado el
enfoque hacia la zona alta, por la Cruz del Castaño, me señalan. Yo entiendo
que gobernar significa establecer prioridades. Ignoro el número de caballos,
clientes potenciales de la pretendida instalación, existentes en el municipio.
Pero me apuesto los consabidos 50 céntimos a que habemos más renqueantes humanos
de jaquecas musculares. Y si yo fuese dirigente municipal no dudaría en
sostener que es muchísima más necesaria la piscina que el recinto caballar. El
problema es que el cazador Manolo, quien aún no precisa la natación de manera
perentoria, entiende que hay mayor rentabilidad electoral por el sector animal.
Alguien de este pueblo acudió a la piscina, en horario de tarde,
con la intención de que un familiar directo, infante, por más señas, pudiese
ejercitarse, para lo que fundamentaba su petición con el pertinente informe médico.
Dado que en esa franja horaria la piscina se rige por los principios que
establece el club que la gestiona, la respuesta que se le dio pasaba por
engrosar la amplia lista de espera o acudir a la del colegio privado Pureza de
María. Aunque valdría cualquier otra del mismo carácter. Piénsese que es solo
por las mañanas cuando aquellas dependencias son atendidas por monitores que
dependen directamente del Consistorio. Pero obvio es, asimismo, que en esas
horas las obligaciones escolares imposibilitan la asistencia de los
estudiantes, salvo los cursillos de la época veraniega.
Remite un mensaje esa persona al señor alcalde para que le
aclare algo al respecto. Y el señor Domínguez, Manolo, para los amigos, se
remite a lo que dicten los gestores de las instalaciones deportivas (fútbol,
baloncesto y otras), Transcribo parte de su respuesta: En las diferentes instalaciones desde hace muuuuuchos años, los club [sic]
gestionan las actividades. En la piscina
hay actividad municipal en determinados horarios y no por un club.
Maticemos. No es que se me haya trabado el dedo en la u. Esa
transcripción literal de la contesta del mandatario viene a demostrar su manía
secular de echar culpas a diestro y siniestro. Dentro del muuuuuchos engloba a
Oswaldo y José Vicente, con lo cual nuestro protagonista queda desahogado y liberado
de tan pesada carga. Lo de los horarios municipales, no regidos por el club,
demuestran, asimismo, que también debe ignorar cuándo deben acudir los chicos a
clase. Son, deben ser, las reminiscencias de haber “adquirido” un título, cuando
el resto de mortales debe alcanzarlo a través del esfuerzo y del estudio. Y
ello se traduce en ir a clases.
Como la demandante concluye la misiva al señor Domínguez con
un expresivo “lamentable”, este, en su respuesta, y dando prueba de la
prepotencia que le caracteriza, remata con un inequívoco “no sé si es
lamentable o no”. Traducido a un lenguaje llano: Jódase usted, señora, y
búsquese la vida.
Así se las gasta el presidente insular del PP tinerfeño y en
sus cada vez más escasos ratos libres alcalde de Los Realejos, municipio que le
paga generoso sueldo para que él pasee con Antona, Casado, y ahora menos con
Cospedal y Santamaría. No es que haya perdido la vergüenza, si alguna vez la
tuvo, es que los realejeros somos necios y estúpidos (sinónimos de gilipollas).
Lo que pasa es que tú la tienes cogida con el pobre chico.
No, simplón, yo lo que quiero es que no te pegues un fuerte talegazo el día que
te despiertes. Bájate ya de la higuera y razona, piensa, medita, cavila, reflexiona,
discurre…
¿El concejal? Hace lo que puede y lo que le dejan. Pero se
debe y no puede contrariar al jefe. Malditas servidumbres. Lo de qué buen
vasallo hoy no lo escribo.
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