miércoles, 19 de septiembre de 2018

¿Y los otros Federicos?

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), en su papel de supervisor del mercado de la comunicación audiovisual, ha resuelto sancionar a Federico Jiménez Losantos (en la foto), presentador y director del programa ‘Es la mañana de Federico’ y, asimismo, propietario de Libertad Digital, con una multa de 17.000 euros. El motivo ha sido la infracción del artículo 4.2 de la Ley General de la Comunicación Audiovisual (LGCA), que señala: “La comunicación audiovisual nunca podrá incitar al odio o a la discriminación por razón de género o cualquier circunstancia personal o social y debe ser respetuosa con la dignidad humana y los valores constitucionales, con especial atención a la erradicación de conductas favorecedoras de situaciones de desigualdad de las mujeres”.
La Dirección de Telecomunicaciones y del Sector Audiovisual constató que en la cadena esRadio, el susodicho, y en el programa que se cita en el párrafo anterior de fecha 6 de abril próximo pasado, emitió un conjunto de declaraciones susceptibles de incitar al odio por razón de nacionalidad. El motivo fue la decisión del tribunal alemán de Schleswig-Holstein de rechazar la extradición de Puigdemont, al descartar que hubiese cometido un delito de rebelión.
El hecho de que se dejara en libertad al expresidente catalán provocó en Losantos tal enfado, a la par que lo consideró como una patada en los dídimos (te lo traduzco, testículos), que lanzó otra de sus diatribas contra el país germano, advirtiendo de que en Baleares hay unos 200.000 rehenes y que en Baviera pueden comenzar a explotar las cervecerías. La compañía editora de esRadio se defiende al amparo del derecho a la libertad de expresión, como si este tuviese poder absoluto, bajo cuyo paraguas pudiese saltarse a la torera otros bienes jurídicos como la dignidad e igualdad.
Te dejo el enlace de la resolución (https://www.cnmc.es/sites/default/files/2147106_2.pdf) por si estás haciendo tus pinitos en derecho y quieres ampliar conocimientos, que siempre es bueno disponer de un bagaje que nos ayude a ir comprendiendo los intrincados vericuetos de esta compleja sociedad.
Este personaje (quizás convendría denominarlo personajillo, por aquello de la estatura), junto a los Inda, Marhuenda y otros, flaco favor presta a la profesión. Van de figuras y salvapatrias y solo contribuyen a denigrar un oficio que merece consideración y respeto. Porque puedes discrepar y rebelarte contra situaciones que consideres injustas, pero con porte y modales (que abren puertas principales).
Cuando ayer tarde redactaba estos párrafos, no pude evitar el establecer las oportunas concomitancias con hechos y procederes bien cercanos. En los que, con casi total seguridad, los peninsulares (para ellos, godos) se quedan cortos. Sin que, como contrapartida, se mueva un dedo por parte de quienes tardando están en hacerlo. Por higiene y dignidad. Para hacer valer el recordatorio del Tribunal Supremo: “No existe un derecho al insulto constitucionalmente protegido”.
Por supuesto que la libertad de expresión contribuye a cimentar una opinión pública fuerte. Pero esa garantía no consiste en tener derecho a injuriar (agraviar, ofender, ultrajar, humillar). El desprecio, el escarnio, la mofa (hoy voy de sinónimos), per se, chocan frontalmente con la reputación y el honor. Y lejos de eliminar, algunos son verdaderos maestros en el fomento de las diferencias.
A quienes los sectarismos provocan arcadas van dirigidos los párrafos precedentes. Y como me incluyo, me pregunto qué novedades habrán de producirse por estos lares en el capítulo de los desbarros (desbarrar: discurrir fuera de razón) para que se ponga coto a desmanes que dejan los exabruptos de Federico como meras anécdotas. Tendría motivos más que suficientes la mentada CNMC, pero también la fiscalía. Y, por supuesto, el Ejecutivo Autonómico, con algo tan simple como hacer cumplir sus propios dictados. Pero Clavijo, por ahora a buen recaudo de dardos envenenados, parece, se ha unido a la campaña de Carmen Luisa. Mientras ella conduce la pala, él se subirá a la grúa. Quién los verá por la TF-1 con el monumento de Ávalos.
Lo dicho: ¿para cuándo se actuará contra los otros Federicos? ¿Podrías contestarme tú, Barragán, o espero sentado?

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