Bien podría sumarme a la revancha merengue ante muchísima
broma –y algo más– culé. Son tantas las frases y comentarios que se vertieron
en las redes sociales por parte de forofos redomados, que lograron movilizar
hasta uno que no siente por el fútbol especial predilección. En algunos
concurre que cuando dejamos las militancias lo hacemos con todas las
consecuencias. Es por ello que tampoco me voy a manifestar con lo ocurrido este
pasado domingo en el seno del partido socialista. Máxime cuando uno adquiere la
etiqueta de pasado caduco. Por no decir dinosaurio. Con lo que, inmediatamente,
pasamos a engrosar la categoría de inútiles y ni para rellenar sobres. Antes se
pensaba que no sobraba nadie. Ahora se bastan pocos. Pues yo sigo con mi
cantinela y que no es otra que la siguiente: Con unos pocos no se ganan
elecciones. Y la meta de toda formación política es gobernar. Seguiré en mi
casa entretenido en estas disquisiciones. Y mientras Blogger quiera, vamos
allá.
Aunque la hinchada catalana, cuyo portavoz oficial puede ser
un tal Piqué, independentista pero experto cobrador de dietas y prebendas del
equipo nacional (español), ha elevado rápidamente el número hasta 333, que son,
parece, los goles marcados por la denominada MSN. Cada cual se consuela como
mejor crea conveniente. Vaya dos penaltis que vio solo el trencilla (cordón
trenzado que usaban para mantener el silbato colgado: recurso lingüístico
denominado sinécdoque).
En el libro ‘Anecdotario médico’, del doctor José Ignacio de
Arana, se explica del porqué del famoso diga 33. Nos detalla que se hace para
medir el frémito vocal (vibración de las paredes torácicas). A diferencia del
frémito auscultatorio (con fonendoscopio). Aunque también sería factible el
estudio con las palabras carretera o ferrocarril, se ha popularizado la
cantidad que todos sabemos y que viene a coincidir con las ligas conseguidas
por el equipo de La Cibeles. Donde los jugadores blancos se acordaron del
mentado bocazas (párrafo anterior) y espacio en el que se reunieron más
personas que las que logró concitar Iglesias en la Puerta del Sol o que votaron
por el candidato electo del PSOE. Para que me vengan a contar boberías con lo
de que la sociedad ha cambiado y corren nuevos tiempos. Sí, tanto que Rajoy sigue
obteniendo victorias al frente de un PP pringado hasta el cogote. O como
escucho por el pueblo: Yo soy socialista de siempre pero aquí voto por Manolo.
Viva el vino.
Me acordé de la expresión mientras ayer le correspondió al
coche pasar la ITV. De año en año, que ya es mayor, como el dueño. A saber,
caducos, fosilizados, arcaicos. Pero es lo que hay y ya no me quieren ni de
asesor.
Someten al fotingo a todo tipo de sacrificios en la línea de
revisión. Lo zarandean de lo lindo. Y cuando te indican que levantes el capó,
te juro que cerré los ojos y me imaginé al inspector con bata y estetoscopio.
Pero como me invitó a que tocara la pita (la del coche), me desperté y volví a
ponerme serio. Me quedé con las ganas de que sonara con un treinta y tres.
Ya que nombré a un inspector, no puedo dejar pasar la ocasión
para felicitar al compañero de promoción Carlos Casanova de Ayala, que ejerce
tal cargo educativo en la isla de La Gomera (quizás, con Humberto Hernández,
uno de los pocos que quedan en activo; lo intentaré averiguar en la comida
anual que se halla al caer) y que ha sido distinguido con el Premio Viera y
Clavijo 2017, en el ámbito de la educación no universitaria. Las reseñas
informativas al respecto lo mencionan como don Carlos (ver cualquier digital de
la isla colombina), pero como la confianza da asco, permíteme, Carlillos (te
llevo un par de años) que, en nombre de la quinta del 72, te dé la más cordial
enhorabuena por ese galardón. Lo compartiremos con un vaso de vino y unas
perras de música.
Bueno, a lo que iba. Pasó sin inconveniente alguno el pertinente
examen, me (le) estamparon la pegatina hasta el 22 de mayo de 2018 y salí del
Polígono Industrial de La Gañanía, con 45 euros menos, pero feliz y contento.
Si te digo la verdad, con carácter previo le había comprado un par de zapatos
nuevos para las extremidades traseras porque ya estaban con la suela por los
suelos. Por lo demás, en perfecto estado de revista (reminiscencias
cuarteleras). Como el dueño.
Cuando llegué a casa (al ratito, la cosa fue rápida), tenía
un recado de Gerardo Piqué. No sé cómo se enteró de este blog y desea contratarme
para su nuevo medio de comunicación. Como ya uno ejerció de colaborador tiempo
atrás (muchas gracias, Salvador García, por ese comentario de recuerdo), parte
con algo de ventaja. Desde ayer tarde inicié mi familiarización, en la
intimidad, con la lengua catalana, requisito indispensable para la aventura. Ya
voy por trente-tres. Fins demà.
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