Antes de que la vorágine festiva realejera nos engulla,
sería conveniente aunar en este artículo aquellas consideraciones que me han
merecido ciertos aspectos de la realidad de estos últimos días.
Por el pueblo seguimos con la apisonadora del equipo de
gobierno en las sesiones plenarias. Ya no conformes con el “estamos trabajando
en ello”, el señor alcalde se molesta
con los portavoces de otros grupos cuando discrepan en el enfoque de algunos
quehaceres municipales y se erige en maestro de escuela para, en plan pedagógico
y didáctico, indicar cuáles deben ser los pasos a seguir para que las
propuestas elevadas a la consideración del máximo órgano de gobierno sean
tenidas en cuenta. Ya se le escucha decir que se le dan patadas al diccionario,
usted no sabe de lo que habla y no me voy a olvidar de sus intervenciones. Si
dictámenes tales no significan ir de sobrado por la vida, ya me lo explicarán.
Desconocía este opinador barato el que en las escuelas superiores yanquis
(Wyoming, por ejemplo) los planes de estudio alcanzaran cotas de tan elevado
nivel lingüístico. Las supuestas altas capacidades pueden jugar malas pasadas. Incluso
cuando le escriben los discursos y las salutaciones para los programas de fiestas.
Cuando quiera usted, hablamos con más tranquilidad. Me atrevo a darle un
consejo. De viejo, por supuesto, que de sabio y preparado soy un cero a la
izquierda al lado de eminencias tales: No se eche aquello mayor que lo otro,
porque un día no le sale y puede provocarse un incidente interno de
imprevisibles consecuencias.
La oportunidad de Podemos (o Unidos Podemos, pues atisbé a
Garzón en la foto) para proponer una moción de censura contra Rajoy, no deja de
ser, al modesto entender de este pobre opinante, otra puesta en escena (lo que
ahora se denomina postureo) de la formación morada. Este procedimiento de
exigencia de responsabilidades al poder ejecutivo no es mero fuego de
artificio. Y exige unos requisitos que van más allá de una foto o de unas declaraciones.
Necesitados de unas inyecciones de moral al notar falta de apoyos en una
ciudadanía cansada de vaivenes y para tapar los sesgos autoritarios ante el
tertuliano Errejón, nada mejor que lanzar un sonoro órdago, sobre todo, al
PSOE. Al que hace apenas un año no apoyaron, permitiendo con su negativa que el
PP tomara la iniciativa. Y ahora, a la vista de que los socialistas se hallan
inmersos en un proceso de primarias, realizan este movimiento con el único afán
de repetir la jugada (apuntillar a un PSOE sin timonel) que tan bien les salió
con Izquierda Unida y erigirse así en la opción predominante en el sector izquierdo del espectro. Y no es que
invente yo la pólvora con este parecer, sino que los propios militantes
sensatos que aún quedan en IU lo han manifestado abiertamente. ¿O no es así,
Juan Borges?
En el seno del Partido Popular siguen surgiendo casos de
corrupción por doquier. Lo de Madrid ya raya el escándalo. Y su presidente
nacional, así como su comisión ejecutiva (en la que figura el presidente
insular tinerfeño), o no sabe o contesta vaguedades. El que la hace, la paga.
Qué bien. Qué claridad. Qué precisión. Dentro de poco también sorprenderá con
lo de “estamos en ello”. Mucho huele a podrido, pero hay pituitarias curadas
contra el susto. Cuando se nada en la mierda, el olfato deja de ejercer sus
funciones. Se acostumbra, vamos, a la porquería.
Tarde llegó la sentencia por el caso de Las Teresitas, pero
mientras la señora justicia funcione, ni Zerolo (aquel que en el Senado hacía
lo que le salía de sus partes), ni Parejo, ni constructores, ni funcionarios
pueden creer que todo el monte es orégano. Cárcel, inhabilitación, aunque, lo
más importante, que devuelvan el dinero a las arcas públicas. Y en vez de
encerrarlos, todos los días durante el tiempo de la condena, en traje de baño
de presidiario, a limpiar la playa. Incluyendo domingos y festivos.
Seguimos con aspectos judiciales y digo no entender los
registros que pierden el don de la oportunidad. Tiempo habrá tenido la familia
Pujol para destruir pruebas como para que vayan años después a mirar si guardan
algo bajo las alfombras. Hasta en Andorra saben que de bobos no tienen un pelo.
Y la última. La sentencia del TSJC (Tribunal Superior de
Justicia de Canarias) que anula la prohibición del alquiler vacacional en zonas
turísticas –postrer servicio de don Paulino Rivero a la patronal hotelera–, ha
servido para que Casimiro Curbelo vuelva a sacar cogote. Con sus declaraciones
al respecto, poco le faltó señalar que había sido él, y solo él (y su ASG), el
que ejerció de magistrado ponente en el fallo. Está de un yoísmo tan elevado que el profesor Pedro Hernández (el ramblero de
Natura y Cultura) deberá hacerle un estudio profundo. Se elevó su ego mucho más
arriba de Agando, o de La Fortaleza. Y lo propaga con el viento de Igualero
hasta los confines de Arguamul.
En fin, seguimos trabajando en ello. Y el lunes, 100.
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