jueves, 25 de mayo de 2017

Ruido

Chiquita polvacera (en canario), o polvareda (según el DRAE), se levantó este pasado martes con la peculiar interpretación que el alcalde realejero hizo de una moción que Podemos presentó en el  Cabildo. Y como él no pudo asistir porque estaba su compañera de parto (vayan las felicidades, pues todo salió bien según leo en las redes sociales, que vienen a ser en la actualidad los ecos de sociedad de los periódicos de antaño), en vez de dedicarse de pleno a sus labores paternales, que por tal motivo deberá corresponderle la licencia pertinente, se solivianta en fecha tan señalada y arremete contra todos los consejeros insulares –salvo los de su grupo– porque tuvieron la infeliz ocurrencia de remitir el contenido de la propuesta a la consideración del oportuno debate en el seno de la Fecam (Federación Canaria de Municipios), en cuyo Comité Ejecutivo figura el alcalde popular de Moya (vicepresidente 4º) y las alcaldesas de Los Llanos de Aridane y Güímar como vocales. Lo que implica un grave riesgo, sostiene el corregidor. Y lo que pone de manifiesto su alta estima por la municipalidad o su confianza en la toma de decisiones colectivas. Y retrata a la perfección su quehacer en el municipio donde se hace lo que yo diga y los demás no saben nada. Basta remitirse a las actas de las sesiones plenarias.
Todo se reduce en la iniciativa  a estas tres demandas que sintetizo:
Que se inste a dictar bandos que regulen el uso de petardos y material pirotécnico. Estudiar la viabilidad de que se utilice la pirotecnia sin ruido. Que el Cabildo promueva una campaña de difusión y concienciación.
Como los realejeros tenemos el ánimo foguetero a flor de piel (menos aquellos que perdimos tal condición por cometer el pecado mortal de ausentarnos en la noche del 3 de mayo), pensó el mandatario que sería conveniente armar mucho ruido ante tanta osadía. Si yo protesto, díjose, con el añadido de que nos van a quitar nuestra seña de identidad más característica, de que pretenden cargarse las tradiciones y otros aditamentos varios, seguro que me lloverán comentarios laudatorios y el pueblo me rendirá pleitesía. Y a esos impresentables nos los invitaré jamás a que acudan a la magna exhibición. Porque yo represento al pueblo y me erijo en su principal baluarte ante el ataque despiadado de las hordas invasoras. Es más, el pueblo soy yo.
Y los corifeos echaron el resto. Se puso en marcha el carro de los despropósitos. A los que osaron aportar una pizca de sensatez en la convencional polémica se les aplicó la vieja receta del mándate a mudar. Y se mezcló religión, sentimiento, fanatismo, adulación. El ardor –y no de estómago– creó tal revoltijo que peligraron medallas de oro, colectas ciudadanas, charranes, gaviotas y fervor popular. Mucho más de este último aspecto, pues mayo invita a baños de multitud. Que no se vengan nunca jamás a sacar fotos, le dijo el sartén a la olla.
Regular no es prohibir. Para casi todo el mundo. Menos para los encargados del ruido: repercusión pública de algún hecho. O en semiología (estudio de los signos en la vida social), interferencia que afecta a un proceso de comunicación. Y de esto, el manual de instrucciones contiene varios párrafos. Sobre todo para aquellos que no saben leer, o que quizás sabiendo no son capaces de comprender o discriminar. De los que basta echar una visual a Twitter o Facebook para percatarse de las altísimas capacidades al momento de pinchar iconos encomiásticos o plasmar con babas las glosas consabidas. Si por lazos del demonio constituyen la próxima tanda de aspirantes a concejales, no va a haber retratistas para encuadrar el conjunto.
Mientras, asuntos de enorme calado quedan en un denigrante segundo plano. De alguno de ellos, incluso, el propio PP podría  obtener rédito político si no estuviese pringado hasta el cogote. Me refiero, por ejemplo, a la resolución del expediente abierto por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social al Secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, quien contrató irregularmente a un asistente personal (de marzo de 2015 hasta abril de 2016), con una propuesta de sanción entre 10.001 y 25.000 euros. Y con el agravante de que otra anterior (de septiembre de 2011 a junio de 2012) ya prescribió.
O la condena de 21 meses al mejor jugador del mundo (fútbol), pero, a la par, defraudador de tomo y lomo, que ratifica el Supremo, dando por buena (aunque con dos magistrados, de los cinco que conformaron el tribunal, sosteniendo que debió ser superior y que, por lo tanto, tenía que haber entrado en prisión) la sentencia de la Audiencia de Barcelona.
O para qué irnos tan lejos si aquí en la Villa de Viera nos encontramos con una flamante Avenida de Canarias o dos edificios de aparcamientos y locales comerciales cerrados a cal y canto, una zona industrial que carece de unas salidas en condiciones para el tráfico pesado, un alumbrado público con más sombras que luces… Sigue tú.
Soy yo el que se dedica a echar leña al fuego, se comenta en los círculos –no de Podemos– próximos al alcalde y que se dedican a leerme en secreto. Mil gracias, informadores off the record.
No hay más cera que la que arde. Y lo demás son fuegos de artificio.

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