martes, 20 de febrero de 2018

Propongo

Ahora que se ha vuelto a recrudecer el debate dialéctico entre PP y CC por el tema del lamentable estado de las carreteras en Tenerife (Alonso ya no se mete con la Consejería del ramo porque ahora no está un socialista al frente sino uno de su propia formación: un rara avis de Gran Canaria), propongo una solución que acabará definitivamente con colas y atascos, amén de poder disponer de un asfalto (piche) lisito como la piel del culito de un bebé. Basta con nombrar hijo adoptivo de esta isla y, al tiempo, se designa como consejero de Obras Públicas y Transportes a Casimiro Curbelo. Ya verán cómo finalizan las guerras y la escalada de tensión. No solo será una pronta realidad el cierre del anillo insular (tramos Los Realejos-Icod y El Tanque-Santiago del Teide), sino que en tres semanas (a lo sumo, cuatro) habremos acabado con los embotellamientos en Los Cristianos, cinco carriles en cada dirección de ambas autopistas, circunvalación de los 31 municipios, calefacción en los accesos a las cumbres… No se lo tomen a broma. ¿O desde cuándo no van a La Gomera? No creas que voy muy descarriado porque su último artículo dominical se tituló, precisamente, Kilómetro cero.
Son tantas las quejas que circulan por las redes sociales acerca de la marcha atrás en el carnaval portuense, que ya no tengo claro si volver a los años en los que uno se disfrazaba o continuar en este estado de observación desde prudencial distancia. No es que Facebook, Twitter y demás ofrezcan mayores garantías de credibilidad, pero los reiterados lamentos no creo que procedan de quienes pretendan acabar con el jolgorio. Más bien todo lo contrario. Y como en Diario de Avisos leo que hubo esta pasado sábado, con motivo del coso, un fin de fiesta apoteósico (brillo, música, ritmo), con una asistencia cercana a las 30.000 personas (entre participantes y espectadores), cuando con referencia al citado evento han sido múltiples las reclamaciones por entender que se muere sin remisión, propongo que se abra una consulta urgente, se dé participación a todo el gremio carnavalero, que cada cual haga las aportaciones que entienda necesarias y se arbitren las medidas convenientes para que lo que fue referente en el Norte vuelva por sus fueros. Coger el toro por los cuernos y pasar de las palabras a los hechos, como decíamos ayer, Y, a ser posible, acabar con esa maledicencia de que en lenguas del Puerto te veas.
Un grupo de expertos ha finiquitado un estudio en el que se llega a la conclusión de que sigue sin saberse dónde está enterrado Fernando Guanarteme. A pesar de que Los Sabandeños le cantaran a los cuatro huesos décadas atrás, la única certeza es que el susodicho vivió en el Realejo Bajo, junto a otros aborígenes procedentes de Gáldar, y que participó en la conquista de esta isla. No sé si el Adelantado llegó a tener alguna consideración con el desaparecido a la hora del reparto de las tierras, porque lo mismo se fue con Gorvalán. De haber sido así –y díganme por qué mi teoría no puede ser válida– sería cuestión de que los alumnos de la Universidad Europea, y así lo propongo, lo tuviesen en cuenta antes de que finalicen la redacción del proyecto de rehabilitación, no vaya a ser que nos llevemos una sorpresa en La Gorvorana cuando excavemos para adecuar los retretes a la red de saneamiento. Y la verdad es no me gustaría que el fémur de tan ilustre personaje acabara en la depuradora de Punta Brava.
Puigdemont, en Bélgica. Gabriel, en Suiza. Cifuentes, con apenas 3000 euros en su cuenta corriente. Rufián, cobrando bien y asistiendo poco. Los jóvenes, madurando ahora más tarde que nunca. Los viejos, viviendo más de la cuenta y provocando graves quebraderos de cabeza en la hacienda pública y tremendos quebrantos en la seguridad social. Propongo: Independencia catalana, desde ya (cuento con la adhesión de todos los equipos deportivos madrileños); intervenir los depósitos financieros de Granados y González, y si no alcanza, los de Aguirre, para echar una mano a la actual presidenta de la Comunidad madrileña; mayoría de edad a los 16 años con todas las consecuencias, no solo derecho al voto sino emancipación obligatoria (fuera de casa, para que se hagan mujeres y hombres de provecho); jubilación obligatoria a los 80 años, con penalización a las familias del que se muera antes.
Que ya está bien de tanta mimosería (mimo excesivo).

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