Estuve, como ayer te indiqué en este mismo medio, la pasada
semana en La Gomera. Caminé poco y comí mucho. Pésima combinación para los
señores de cierta edad, que es mi caso. Circunstancia (los años) que me
posibilitó el que asimismo ayer recibiera la carta de la pensión, esa que los
jubilados esperamos en enero, pero llega en febrero, y en la que se pone en tu
conocimiento que debes seguir apoquinando el IRPF como si estuvieras en activo.
Y para este ejercicio de 2018, como ya salimos de la crisis, incrementan el porcentaje.
En resumen, paso a cobrar 4 euros (justos) más al mes, lo que me va a permitir
que extienda los garbeos insulares al menos en un par de ocasiones.
Me parece interesante la relación que se viene llevando a
cabo por los cargos públicos de Sí se puede, en la que cuantifican las enormes
sumas de euros, antes en pesetas, que se han despilfarrado en la isla por parte
de quien gobierna aquellos predios desde casi los tiempos de Beatriz de Bobadilla.
Como ya en anteriores artículos he nombrado los pufos más importantes, basta
añadir otros botones.
Después de enterrar más de dos millones (que se dice pronto
y se escribe en un santiamén) en la obra del Mirador de El Santo (Arure), se
empeña el que invoca la solidaridad cada domingo en la prensa (mientras
mercadea con sus tres votos en el Parlamento) en poner sobre la mesa otros
300.000 para dotar de mobiliario al faraónico establecimiento. Persisten los
delirios de grandeza. Me imagino que los usuarios dejarán su coche en los aparcamientos
habilitados en Temocodá y se trasladarán al lugar (pensemos en un restaurante
con vistas hacia Alojera) en las guaguas lanzadera del Cabildo. Y que no se les
ocurra poner de chófer al que me tocó este pasado día 2 desde Gran Rey a La
Villa (5 euros, 2,5 veces el trayecto del Benchi), con unas maneras el
caballero hacia una pareja de supuestos jipis (seguirá la cruzada de Adasat
para expulsarlos de la faz de la Tierra), que solo faltó pegar a los chicos un
par de cogotazos.
A un par de minutos nos tropezamos con otro mirador. El que diseñó
César Manrique. Muerto de risa, cuando no de asco. Otra maravilla que sumar a
ese patrimonio moribundo. Como la póliza de decesos abarca todo tipo de
entierros, qué importa el que se siga sepultando dinero. La dependencia es
tanta que CC (no, Coalición Canaria no, me refiero a Casimiro Curbelo) juega
con los seis meses de chaleco reflectante en servicios de mantenimiento y los
otros seis subsidiados en las oficinas de empleo.
Aparte de la política empichadora (ahora le toca a la que
baja desde La Laguna Grande al Juego de Bolas, que se halla en mejores condiciones
que todas la vías insulares tinerfeñas; y nada digamos de la GM-2 a su paso por
la cumbre), van otros 400.000 del ala para el parque recreativo de Las Nieves.
Todo sea para que cuando ASG celebre las procesiones de San Curbelo Curbelo,
bendiciones incluidas, puedan el humo de las chuletas y los efluvios de los
caldos gomeros subir cual alabanzas al infinito.
Cuando el empleado de cierta gasolinera me espetó que él reposta
en Tenerife en su día libre semanal debido a los altos precios de los
combustibles, no me quedó más remedio que sumar, grosso modo, los capitales enterrados.
Cuando me alongué a los bancales yermos de Taguluche, tres cuartos de lo mismo.
Cuando contemplé el estado calamitoso de las presas (vean en la foto la
situación actual de la de Meriga, pero podrían ser las de Chejelipes,
Amalahuige, Mulagua, La Encantadora…) me pregunté si no son posibles otras políticas.
En las que sea la población gomera la que pesque y no reciba cada día la ración
de mero a la plancha. Porque se hace necesario que el pueblo, inteligente como
el que más, despierte de tan largo y profundo letargo y exija repartos
dinerarios más racionales. Porque presupuestos generosos hay, aunque muy mal repartidos,
pues lo que prima es el efecto inmediato y el voto fácil, cautivo.
Y el punto de recarga para coches eléctricos en La Laguna
Grande (otro buen fajo de billetes, puesto que se debe llevar la línea desde no
sé dónde) será para mantener contentos a los de Fred Olsen, socios mayoritarios
de la empresa insular por excelencia.
Leo que Cicar y Disa firmaron un convenio en Fitur para
descuentos en las estaciones de servicio (monopolio). Y me asaltan las dudas de
si no ha sido posible buscar soluciones para que el litro de gasoil,
verbigracia, no tenga un precio de 20 céntimos/litro superior al de cualquier
surtidor tinerfeño. Y no me vengan con el cuento del transporte. Porque la
cuba, que no se vacía en un día, va y viene por cuatro perras.
Y ya puestos, me gustaría que alguien me informara de cómo
se halla el controvertido asunto de las Casas de Enchereda, que la Justicia
ordenó derribar y ahí siguen aguantando la ventolera de los alisios. ¿Se habrán
despejado las turbias incógnitas que hay detrás de la edificación en zona
protegida de Majona? ¿Nada que aclarar por parte de la institución insular
acerca de unas obras que no se parecen a la construcción de un cuarto de aperos
o una conejera?
Qué pena, mi Gomera. Despierta de tu silencio amordazado. O
no te das cuenta de que no puedes seguir conformándote con las migajas mientras
algunos (unos pocos) hacen su agosto con inyecciones económicas que no redundan
en los jodidos de siempre. Sacúdete o seguirás sumido en la más ignominiosa dependencia.
Haz cuentas, carajo, y recapacita si los monumentos faraónicos esparcidos por
la geografía gomera te han venido a solucionar las necesidades familiares. Pon
en práctica lo que no te atreves a decir en voz alta, pero que me comentas por
lo bajini en charlas de andar por casa y mirando alrededor por si acaso los
correveidiles acechan.
Pues sí, estuve en Hermigua y no pude bañarme en su Piscina
Municipal y Centro de Talasoterapia porque sus puertas esperan a que la mar
brava de Santa Catalina mande a la porra unas instalaciones cuyo mantenimiento
sale por un ojo de la cara. Así que abrió dos meses y a dormir el sueño de la
megalomanía. Otro. Y va la tira.
Cuando seas consciente, gomero, de que tu voz y tu palabra
son algo más, mucho más, que la felicidad momentánea de un estómago agradecido,
entonces, y solo entonces, podrás ser partícipe de un nuevo reparto. Más justo,
más equitativo, más legítimo. Otras palmeras, altivas y orgullosas, han caído.
Y si entiendes que te cobija, craso error; se cobija, no lo dudes.
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