jueves, 8 de febrero de 2018

Titulares y otros

Hay dos funciones en las que un servidor no aguantaría más de un mes. Bien porque me echarían a la calle (me expulsarían), bien porque la tensión arterial me diese fuerte disgusto. Y son el desempeño de responsabilidades políticas o ejercer de periodista por cuenta ajena. De la primera actividad ya arranqué la caña en 1987, bastante descontento con imposiciones partidarias. De la segunda me considero freelance, salvando todas las distancias posibles, puesto que si hubiese ejercido el oficio en cualquier medio de comunicación no habría podido contenerme ante algunas respuestas. Y ahí lo dejo, no sea que se me enfaden componentes de ambos gremios.
“La Agencia Tributaria quiere que presentemos la declaración de la renta en el móvil”. Pues la lleva clara conmigo la susodicha. Va a tener que esperar sentada. Quisiera que alguien me señalara el artículo de la Constitución, o cualquier otro precepto legal, en el que se indique que yo deba sujetarme a la esclavitud del aparatejo. Si llevo décadas aguantando estoicamente, no va a ser Hacienda la que me haga cambiar de opinión. Y que no me amenace, que yo también sé ponerme bravo.
Al contemplar una fotografía de cierta reunión celebrada en La Laguna para que los vecinos de un determinado barrio elevaran sus quejas al alcalde por la instalación de una antena de telefonía móvil, sentí enormes deseos de haber estado yo allí. Y hubiese solicitado que levantara la mano aquel individuo, o individua, que se hallara en idéntica situación a quien estas líneas suscribe, a saber, no tener móvil. Todos enganchados, pero nada queremos saber de antenas. ¿Las ubicamos en la punta de El Teide o en cualquier paraje protegido? Siempre poniendo el grito en el cielo por falta de cobertura y tampoco queremos artilugios que distribuyan la señal. ¿En qué quedamos? Seamos consecuentes. Nos parecemos en determinadas ocasiones a los que pretenden tener el monopolio del insulto (artículo de Javier Marías hace unos días en El País) y ojito si alguien les responde aunque sea para gastarles una broma. Pero de ese supuesto derecho no toca escribir hoy.
“Ancianos atrapados en el aeropuerto” es otra perla de un periódico de estos contornos canarios. Cuando la verdadera labor periodística debería ir enfocada a la nefasta gestión de un retraso por parte de una compañía aérea, el medio cree que el tratamiento correcto es llamar la atención porque era un viaje del Imserso. Y los viejitos de 65 años (algunos de más), con sus jaquecas y pastillas, eran estupendo caldo de cultivo para el morbo de rigor. Anciano lo es usted, estimado reportero, en sus maneras de tratar una información. Falta le está haciendo una buena operación de reciclaje. Quizás mucho más que a mí un garbeo con Mundo Senior o Mundiplan. Échate un higo.
David Cabrera de León, diputado de AHI (Agrupación Herreña Independiente, cuando le interesa, porque normalmente es un apéndice de Coalición Canaria), pregunta al consejero de Industria en el Parlamento de Canarias qué medidas piensa adoptar para abaratar el coste del combustible en la Isla del Meridiano. Recuerden que algo semejante manifesté en otro artículo acerca de ese particular en La Gomera. Y es que yo me enveneno, a la par que me contengo para no saltarle a la yugular a quienes llevan muchísimos años en la poltrona y vienen ahora a descubrir la pólvora con estos planteamientos. ¿O no estuvo, acaso, dos mandatos al frente del Consistorio ubicado en El Golfo? Como cuando la misma formación política, desbancada del ayuntamiento de La Frontera hace poco por una moción de censura (a la anterior alcaldesa le buscó Clavijo otro enchufe más rápido que queriendo; para eso no alegó que ella no era dependiente), se percata de que el sendero de La Maceta a Las Puntas se halla en malas condiciones. Pues este realejero lo dejó escrito en el cuestionario que puso a mi disposición la dirección de los apartamentos donde me alojé en aquella bella población herreña hace unos años. Igualito que cuando Wladimiro Rodríguez Brito responde con sus magistrales lecciones de agricultura ante cualquier cuestión que se le plantea, pero no hay profesional de los medios de comunicación que le señalen por qué no procuró cambiar la mentalidad de sus compañeros de gobierno en el largo tiempo que compartió labores de consejero en el Cabildo de Tenerife.
Me alegré de que, por fin, haya habido entendimiento en San Juan de la Rambla para sacar adelante los presupuestos de este año. Mucho me extrañaba que los concejales de Asamblea Unificada del Pueblo (AUP)-Sí se puede (o los chicos, como se les conoce en aquellos predios) siguieran empeñados en ir de la mano de aquellos que solo viven pendientes de las llamadas de los instalados en la ponzoña para intervenir en su ‘pograma’, es decir, CC (me niego esta vez a poner AIS, porque lo son tanto como los mentados en el párrafo anterior), PP y el de Tomás, que creo se denomina VXT-CCD. Sabían que con esa postura, muy difícil les era poder explicar a la población su negativa. Nos conocemos casi todos y uno, aunque afincado algo más al Este, va, escucha, observa y… se viene al Realejo y se pone a escribir. [Le he ‘robado’ la instantánea al amigo Narciso mediante una captura de pantalla; me colgará del drago]
Mientras, y concluyo, hemos colocado un coche precioso de color rojo en el espacio gracias a las excentricidades de un multimillonario, Elon Musk, y con ello las miserias de este mundo han pasado a la historia. Ya no morirán más de hambre millares de niños cada día. Las guerras y demás conflictos son asuntos turbios del pasado. La sanidad se ha universalizado. Y el planeta gira ahora más feliz. Esta noche, cuando suba a la azotea, si el tiempo (¿estamos o no en invierno?) me deja, a cepillarme los dientes (inveterada manía), no miraré las constelaciones, sino que esperaré el paso del deportivo, un Tesla Roadster de primera generación, para agradecer a ese infinito que se muestra ante mis ojos que otro mundo es posible. Que se eche este también otro higo.

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