lunes, 24 de septiembre de 2018
viernes, 21 de septiembre de 2018
Ocho décimas septembrinas
11-9-18
Resulta que
no es doctor,
ni tampoco
doctorando,
si le siguen
rebajando
se quedará
en un hervor.
Si das al
ventilador,
hazlo con
sumo cuidado,
no te coja
despistado
una
corriente molesta
que te venga
a aguar la fiesta
y que te deje trincado.
12-9-18
Es la moción
de censura
un
instrumento legal,
que siempre
sienta fatal
a quien baja
de la altura.
De seguir la
calentura,
porque
tienes mal perder,
es problema
a resolver
con dosis de
democracia,
o seguirá la
desgracia
que deberás padecer.
13-9-18
A tope
ventiladores
esparciendo
porquería,
si Rivera lo
quería,
Casado le
rinde honores.
Quieren
causarle dolores
a quien los
bajó del trono,
lo atacan
con mucho encono
de modo poco
elegante,
lo que dice
del talante
de quien gusta hacer el mono.
14-9-18
Cuánta falta
de ignorancia
en aquellos
que sostienen
que a Manolo
lo mantienen
por su
bonita prestancia.
Alegan que
no es tan rancia
la actitud
del caballero
y que el
pepé realejero
proviene de
otra camada,
obviando que
la manada
duerme junta
en el chiquero.
15-9-18
Si don
Manuel nos engaña
por no
cumplir su trabajo
en la misión
que contrajo,
porque
siempre está en campaña,
desmontemos
la patraña
con algo más
de sesera,
pues existe
la manera
de acabar
con sus ausencias
y revertir
las tendencias
la próxima primavera.
16-9-18
Lo ha
llamado impresentable,
pero en el
fondo es envidia
en el
combate que lidia
quien nos
muestra rostro amable.
Este negocio
contable
a la captura
de votos,
tiene a dos
vendiendo motos:
Manolo, que
pronto estalla
contra
Alonso, que no calla,
y 'ambos dos', vendiendo fotos.
17-9-18
Maduro se
fue a Turquía
a mandarse
buen festín
en un lugar
de postín
porque en
Caracas no había.
Dado que él
hambre tenía,
fue directo
al extranjero
para gastar
el dinero
que no
existe Venezuela,
así el
pueblo se consuela
aportándole el salero.
18-9-18
El Imserso
abrió la veda,
y se lanzó
el personal
a una lucha
sin igual:
corre,
corre, que no queda.
La temporada
ya rueda,
jugando la
vejentud
con destreza
y prontitud ,
para elegir
el mejor
proyecto
esperanzador
con el que
gane en salud.
jueves, 20 de septiembre de 2018
Comisiones de investigación
No debo ser yo el único que ha puesto, desde siempre, en
tela de juicio la efectividad de las comisiones de investigación en los
parlamentos. De las resoluciones adoptadas por las que ya concluyeron sus
trabajos, a través de comparecencias, no se si se podrán contar con los dedos
de una mano aquellas cuya importancia ha trascendido y han significado
cualquier tipo de avance para evitar los desmanes que fueron indagados y para
mejorar, siquiera en algo, esta corrompida sociedad.
El sentimiento casi generalizado es que constituyen una
tomadura de pelo sin límites y un vano intento de justificación de los
diputados para presentarse ante la opinión pública como unos currantes de armas
tomar. El único provecho conocido es el del incremento salarial –pregúntenselo a
Quevedo y Oramas– en sus nóminas, porque siguen yendo a Madrid los martes por
la mañana y regresan a sus lugares de origen los jueves por la tarde. Es más, las
eternizan a base de marear perdices, y toda la fauna mundial, con tal de incrementar
un par de folios sus conclusiones, que pasarán a engrosar el capítulo de papel
mojado. Y si te he visto, no me acuerdo.
Anteayer, lo de Aznar fue de traca. Que, y hagamos memoria y
salvemos las posibles distancias de comportamiento, apenas difiere de la que en
su día Rajoy nos deleitó ante el tribunal de la Gürtel. Cuya sentencia es
archiconocida, pero que no se la enviaron a José Mari, por lo que en el
Congreso de los Diputados negó todo lo habido y por haber. Y después de
mostrarse como lo que es, un mentiroso compulsivo, sacó a relucir aquellos
aspectos de sus personalidad –chulería, arrogancia, petulancia, jactancia,
pedantería, engreimiento, vanidad, fanfarronería– con tanta eficacia que ya
ayer Casado demostró cómo son capaces de aprenderse las lecciones en el Partido
Popular. Por aquí decimos que todo se pega.
Como al actual presidente –reitero, ayer ungido por, quizás,
el más peligroso del Trío de las Azores– se halla en tela de juicio por la
jueza del caso Máster, cuya exposición razonada deberá ser sometida a consideración
por cuatro magistrados del Supremo (de cinco que conforman la Sala) ascendidos
a tal instancia por vocales del PP en el Consejo General de Poder Judicial,
lejos de amilanarse por hallarse en tal tesitura, se ha transformado en apenas
24 horas que ya imita el “váyase, señor González”, con un arrojo digno del
maestro, personaje currito donde los haya.
En mi pueblo no son ajenos a estas componendas. Y ayer,
asimismo, el señor alcalde daba a conocer la puesta en funcionamiento de otra
comisión: la de sugerencias y reclamaciones vecinales. Pero su carácter
olvidadizo provocó otra de sus amnesias seculares y no dio a conocer que lo que
ahora considera como logro del gobierno municipal (así, por la jeta), partió de
una propuesta del grupo socialista en una sesión plenaria de hace la tira, pero
que por evidentes razones electorales ve la luz cuando ya mayo se aproxima.
Y es que con el doctor Aznar como teólogo
de cabecera, qué otra cosa podría esperarse.
De igual manera que el expresidente niega la existencia de
la caja B (reconocida por la sentencia precitada), el no conocer a un tal Correa
(que casualmente fue invitado a la boda de su hija), mucho menos a otro mentado
como El Bigotes (será por eso que él se lo afeitó, como hizo también Soria),
amén de otras zalamerías, bélicas o no, la nueva hornada, realejera o no,
aprende a pasos agigantados. En unos trimestres más, alumnos aventajados.
Me traslada la wikipedia que las comisiones de investigación
son órganos que los parlamentos pueden crear para investigar situaciones de
interés público. Sus conclusiones no son vinculantes, siendo, por lo tanto,
decisiones políticas sin efectos legales. Sentado lo cual, díganme ustedes si
el esperpento aznariano del pasado miércoles, espectáculo grotesco con
categoría de huracán, constituyó lección a enmarcar.
Lo dicho, señores (y señoras) diputados (y diputadas):
échense, sus señorías, un higo de pico. Dos no, que se tupen. Malimpriados sueldos.
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miércoles, 19 de septiembre de 2018
¿Y los otros Federicos?
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia
(CNMC), en su papel de supervisor del mercado de la comunicación audiovisual,
ha resuelto sancionar a Federico Jiménez Losantos (en la foto), presentador y
director del programa ‘Es la mañana de Federico’ y, asimismo, propietario de
Libertad Digital, con una multa de 17.000 euros. El motivo ha sido la
infracción del artículo 4.2 de la Ley General de la Comunicación Audiovisual
(LGCA), que señala: “La comunicación audiovisual nunca podrá incitar al odio o a
la discriminación por razón de género o cualquier circunstancia personal o
social y debe ser respetuosa con la dignidad humana y los valores
constitucionales, con especial atención a la erradicación de conductas
favorecedoras de situaciones de desigualdad de las mujeres”.
La Dirección de Telecomunicaciones y del Sector Audiovisual
constató que en la cadena esRadio, el susodicho, y en el programa que se cita
en el párrafo anterior de fecha 6 de abril próximo pasado, emitió un conjunto
de declaraciones susceptibles de incitar al odio por razón de nacionalidad. El
motivo fue la decisión del tribunal alemán de Schleswig-Holstein de rechazar la
extradición de Puigdemont, al descartar que hubiese cometido un delito de
rebelión.
El hecho de que se dejara en libertad al expresidente
catalán provocó en Losantos tal enfado, a la par que lo consideró como una
patada en los dídimos (te lo traduzco, testículos), que lanzó otra de sus
diatribas contra el país germano, advirtiendo de que en Baleares hay unos
200.000 rehenes y que en Baviera pueden comenzar a explotar las cervecerías. La
compañía editora de esRadio se defiende al amparo del derecho a la libertad de
expresión, como si este tuviese poder absoluto, bajo cuyo paraguas pudiese
saltarse a la torera otros bienes jurídicos como la dignidad e igualdad.
Te dejo el enlace de la resolución (https://www.cnmc.es/sites/default/files/2147106_2.pdf)
por si estás haciendo tus pinitos en derecho y quieres ampliar conocimientos,
que siempre es bueno disponer de un bagaje que nos ayude a ir comprendiendo los
intrincados vericuetos de esta compleja sociedad.
Este personaje (quizás convendría denominarlo personajillo,
por aquello de la estatura), junto a los Inda, Marhuenda y otros, flaco favor
presta a la profesión. Van de figuras y salvapatrias y solo contribuyen a
denigrar un oficio que merece consideración y respeto. Porque puedes discrepar
y rebelarte contra situaciones que consideres injustas, pero con porte y
modales (que abren puertas principales).
Cuando ayer tarde redactaba estos párrafos, no pude evitar
el establecer las oportunas concomitancias con hechos y procederes bien
cercanos. En los que, con casi total seguridad, los peninsulares (para ellos,
godos) se quedan cortos. Sin que, como contrapartida, se mueva un dedo por
parte de quienes tardando están en hacerlo. Por higiene y dignidad. Para hacer
valer el recordatorio del Tribunal Supremo: “No existe un derecho al insulto
constitucionalmente protegido”.
Por supuesto que la libertad de expresión contribuye a cimentar
una opinión pública fuerte. Pero esa garantía no consiste en tener derecho a
injuriar (agraviar, ofender, ultrajar, humillar). El desprecio, el escarnio, la
mofa (hoy voy de sinónimos), per se, chocan frontalmente con la reputación y el
honor. Y lejos de eliminar, algunos son verdaderos maestros en el fomento de
las diferencias.
A quienes los sectarismos provocan arcadas van dirigidos los
párrafos precedentes. Y como me incluyo, me pregunto qué novedades habrán de producirse
por estos lares en el capítulo de los desbarros (desbarrar: discurrir fuera de
razón) para que se ponga coto a desmanes que dejan los exabruptos de Federico
como meras anécdotas. Tendría motivos más que suficientes la mentada CNMC, pero
también la fiscalía. Y, por supuesto, el Ejecutivo Autonómico, con algo tan
simple como hacer cumplir sus propios dictados. Pero Clavijo, por ahora a buen
recaudo de dardos envenenados, parece, se ha unido a la campaña de Carmen
Luisa. Mientras ella conduce la pala, él se subirá a la grúa. Quién los verá por
la TF-1 con el monumento de Ávalos.
Lo dicho: ¿para cuándo se actuará contra los otros Federicos? ¿Podrías contestarme tú, Barragán, o espero sentado?
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martes, 18 de septiembre de 2018
Sin respuesta, me imagino
¿Cómo es posible que con todas las inyecciones económicas
que recibe Casimiro Curbelo a cambio del voto de los tres diputados de ASG, el
paro siga incrementándose de forma notable en La Gomera?
¿Interesa más el subsidio de la Administración (normalmente,
papá Cabildo) durante seis meses –luego paro, cáncamos y demás parafernalia–
con lo que se garantiza el voto cautivo y no se alcanzan tasas decentes de empleo
estable?
¿Teme, acaso, el encargado general, con mando en plaza, que,
de estabilizarse el personal currante, acabe por darle la espalda al tiempo que
recita aquello de más alto subió la palma?
¿Qué peregrinas posturas defenderán Partido Popular y
Ciudadanos ante el anuncio de reforma constitucional, dado a conocer ayer por
la mañana, para acabar con los aforamientos?
¿Por qué algunos movimientos feministas deben recurrir a
descubrirse el torso para elevar sus protestas? ¿Se miden los reparos en
función de volumen, peso o forma? ¿Para cuándo los argumentos en consonancia
con las altas capacidades neuronales de toda mujer que se precie?
¿Se van a desempolvar archivos en la Carrera de San Jerónimo
dado que el 11% del arco parlamentario en el Congreso de los Diputados es doctor
y el 22% ha cursado algún máster?
¿No morirán atragantados, por un ictus verbal, muchos de los
que ven pajas en ojo ajeno y no vigas en el propio?
¿Para cuándo un cambio sustancial en la política de viajes del
Imserso que permita a aquellos pensionistas de rentas exiguas poder acceder al
menos a un traslado en la temporada, aunque haya que dejárselo gratis, cargando
esos importes a los que disfrutan de rentas más elevadas y que son los que, de manera
sistemática, acaparan los paquetes vacacionales?
¿Por qué deben felicitarme algunos realejeros por escribir
lo que escribo, sin tapujos, y califican este derecho constitucional (artículo
20, apartado a) como un ejercicio de valentía?
¿Qué diferencia existe entre los Sálvames de Telecinco y las
intervenciones de Inda y Marhuenda en La Sexta?
¿Cuál es el motivo por el que el corrector ortográfico de
Word, tras escribir unas dieciocho mil veces el adjetivo realejeros, se empeña
en no reconocer a los ilustres hijos de la Muy Noble e Histórica Villa de Viera
y me sugiere cambiarlo por realojaros o relojeros?
¿Ya habrá encontrado Ciudadanos la persona dispuesta a
encabezar la candidatura a las elecciones municipales en mi pueblo?
¿Por qué corre el runrún de que un sector de Izquierda Unida
de Los Realejos está llevando a cabo negociaciones conducentes a que la
formación liderada por Alberto Garzón disponga de los dos primeros puestos,
alegando que en la actualidad tienen dos concejales, si no ha tanto se me
porfió que no habría candidatura conjunta con Podemos?
¿Cómo se retractarían, entonces, de planteamientos anteriores
de que no es no? ¿Actuarían con idéntica contundencia al reproche habido a
Borrell, tema en el que no les quito la razón, por sus declaraciones
armamentísticas, obviando la postura de Kichi, alcalde gaditano, quien avala el
contrato sin reservas?
Sean benévolos con este bloguero rural y contesten a las
interrogaciones sin acritud. Pausadamente. Con reflexión, tino y buenas
maneras, a pesar del título. Aunque estoy dispuesto a renunciar a esta
actividad (opino de todo, y de todos) de las jornadas laborales (lunes a viernes),
si los buenos amigos que puedan sentirse aludidos se comprometen a formar parte
de la plancha que tengo entre ceja y ceja. Habilito de siete a ocho de la mañana
del próximo domingo para perfilar detalles, que no serán discutidos en las
redes sociales por prescripción médica.
Feliz martes, y hasta mañana.
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lunes, 17 de septiembre de 2018
Carnaval de verano
Cuando se tienen varios posibles temas para tratar en tu
comentario, te asalta la duda de si acabas por elegir aquel que pueda despertar
más interés en los potenciales lectores del blog. Que son unos cientos diarios
y merecen un respetito. Salvo cuando incursiono en asuntos locales de rabiosa
actualidad. Las desapariciones, más que ausencias, del señor alcalde, por
ejemplo, sin que haya sido capaz de renunciar a la parte proporcional del sueldo
en consonancia con los días, más que horas, que se encuentra missing; jolines, cómo progreso y sin
haber estudiado en Wyoming. Momentos en los que el contador de visitas se
disparata hasta los cuatro dígitos, lo que me hace pensar que cada vez somos
más los realejeros que no comulgamos con las campañas del bien quedar.
Cuando hoy lunes pude haber aprovechado por los recursos fáciles
de la derrota del Tenerife o el frenazo bilbaíno a las aspiraciones del Madrid,
amén del súbito desalojo de dos decenas de vecinos de la calle Tegueste (Punta
Brava), te habrás percatado, por la fotografía de Diario de Avisos, que me he
decantado por el disfraz estival.
Uno hizo sus pinitos, allá en los años mozos, y participó
activamente en varias facetas ‘carnavaleras’ (adjetivo que no recoge el DRAE,
pero que yo reivindico; así que amigo Humberto, ya sabes). Pero con el paso de
los años, bien sea por el peso o por cualquier otro efecto colateral añadido,
las presencias en los jolgorios de las carnestolendas han pasado a formar parte
del baúl de los recuerdos. Puede que sea por ello el que no acabe de entender
este trasvase de los otroras Fiestas de Invierno a fechas en las que no se
destaca Puerto de la Cruz por tener alojados en sus hoteles al turismo que
supuso el renombre universal de la ciudad.
Leo algunas informaciones en varios periódicos y ninguno
menciona que haya sido un éxito rotundo (una victoria sin paliativos, que se
diría en el argot deportivo) la cita de este fin de semana próximo pasado. En
la reedición del Mascarita, ponte tacón, verbigracia, una mínima expresión de
la versión original. A saber, un reducido número de participantes, ante una
concurrencia, congregada en los entornos de la Avenida de Colón, Paseo San Telmo
y plaza de Europa, que no ha venido a significar el tan deseado despegue de una
ciudad que, a mi modesto entender, requiere otros revulsivos.
No acabo de comprender esta manía de repetir actos fuera de
lugar. Puede que a los dirigentes se les hayan cortocircuitado las ideas. Y
actúen con dinámicas del dejarse llevar. Quizás pretendan emular a Rambos,
Tiburones, Harry Potter, Piratas del Caribe, Star Wars, el Señor de los Anillos
o Iron Man. Pero me da, y a los hechos me remito, que no carbura el invento. E intuyo
que las gentes no están por ensayos del tres al cuarto.
Puede que sea bueno el que los cargos públicos marginaran
procederes atávicos –y más en la añorada Ciudad Turística, donde si lo hizo el
otro, ajo y agua– y se dedicaran a estudiar la posibilidad de rescatar
actuaciones (eventos) que dieron lustre en un pasado no tan lejano. Menos mal
que el Mueca pudo ser redimido, porque a puntito estuvo de colgarse el lazo
negro.
Aquellos que paseamos por calles sumidas en total abandono,
que observamos cómo la vegetación se ha adueñado de aceras, que olemos
situaciones nada gratificantes en rincones emblemáticos, nos preguntamos si los
cargos públicos liberados hacen lo mismo que nosotros o circulan en coches
oficiales con cristales tintados y con el climatizador a tope.
Puerto de la Cruz requiere mentes despiertas y abiertas. Y
la cerrazón de los dirigentes actuales no hace vislumbrar un futuro optimista.
Por ello, itero, no acabo de captar a quiénes se dirigen estas iniciativas monótonas
y machaconas. ¿Se ha notado un incremento de turistas y se ha constatado un
aumento significativo en los alojamientos hoteleros, como antaño ocurría en las
épocas de esplendor carnavalero, aunque en el periodo pertinente?
Menos mal que sigue intacta la adicción del visitante.
Afortunadamente, y que siga durante unos siglos más, Puerto de la Cruz está muy
por arriba de vaivenes políticos. Y sus atractivos naturales e históricos pesan
mucho más que las ilustres posaderas de quienes se sientan en El Penitente.
Pero no estaría mal que una luz, divina o no, los alumbrara un fisquito para
que establecieran una programación de ocio digna. Tanto liberado, tanto asesor
y así nos va. Reúnan a los colectivos y planifiquen en conjunto. Pero cuando se
prioriza, como en mi pueblo, el cargo orgánico al otro que te paga los cuartos,
malo. Y cuando los siguientes están más pendientes de chanchullos y componendas
varias, peor. Y cuando los socios se apuñalan entre ellos y sacan a relucir
todos los trapos sucios, execrable. Así está Puerto de la Cruz, el Puerto de
toda la vida. El de los festivales del Atlántico y de Cine Ecológico y de la
Naturaleza. Qué pena. Menos mal que nos queda el Carnaval de Verano.
viernes, 14 de septiembre de 2018
Despierta, realejero
Hubo un tiempo en el que el señor Domínguez, alcalde a
tiempo muy parcial de la Villa de Viera, sostuvo que las modificaciones de crédito
presupuestarias venían a significar una mala planificación económica por parte
de las instituciones que recurrían a tales procedimientos. Como es práctica
habitual, algo debieron indicarle desde otras instancias municipales algunos
compañeros de formación política, porque pronto olvidó lo que dijo. Debió ser una
más de las sentencias a las que nos tiene acostumbrados. Como la de sostener
que no se debería estar en cargo público más de ocho años.
Si echamos una visual al Boletín Oficial de la Provincia
(BOP), amén de tropezarnos con multitud de anuncios que nos dan cuenta de las
delegaciones en sus segundos de a bordo del cargo de alcalde, muestra
inequívoca de sus reiteradas ausencias (a pesar de que el concepto de dedicación
exclusiva supone la total incompatibilidad con otras actividades; a lo peor no
se ha leído el reglamento aprobado por el propio ayuntamiento), nos percatamos
de la ristra de expedientes de modificación de créditos:
BOP número 48, 20-abril-2018: MC07D, MC08D y MC09D.
BOP número 60, 18-mayo-2018: MC11D, MC12D y MC03 (Gerencia
Municipal de Urbanismo).
BOP número 71, 13-junio-2018: MC14D y MC15D.
BOP número 81, 6-julio-2018: MC19D y MC20D.
BOP número 95, 8-agosto-2018: MC22D.
BOP número 101, 22-agosto-2018: MC24D.
Como en mis tiempos de secretario en centros docentes
púbicos se llevaba a cabo estos procedimientos con una numeración correlativa,
ignoro el porqué de los saltos en la relación anterior. De mi experiencia como
concejal de Hacienda, ya me olvidé por razones de edad. He obviado, asimismo,
la mención de los boletines donde se publica la aprobación definitiva de los
mismos.
Y este pasado miércoles, convocada casi con nocturnidad y alevosía,
sesión plenaria, extraordinaria y urgente, a las 8 de la mañana (Manolo tenía
luego que irse a cumplir con sus otros oficios, porque él sí puede pasarse la dedicación
exclusiva, pagada con cargo a nuestros impuestos, por el arco del triunfo),
para poner de manifiesto que la prepotencia no tiene límites. El respeto a los
concejales de la oposición, con miles de votantes a sus espaldas, es nulo. No
son capaces estos déspotas (su talante no merece otro calificativo) de pensar,
aunque sea medio minuto, que estos ediles tienen unas obligaciones laborales
que cumplir, por lo que no han dispuesto de tiempo material para echar una
visual a los expedientes (de modificación de créditos, qué raro) que se iban a
someter a votación. La mayoría absoluta del PP realejero está poniendo de
manifiesto el estilo antidemocrático de quienes, cuando les interesa, guardan
las distancias con las instancias superiores, tan dadas, y a los hechos me
remito, a componendas más que turbias en demasiados “casos”, unos con fallo
judicial y otros en puertas.
A unos meses de las próximas elecciones, en las que Manolo
seguirá tomándonos el pelo con su doblete (y en el pueblo seguiremos haciendo
el tolete, por lo de la rima; salvo que nos despertemos de una puñetera vez,
con perdón), se inventa una partida de 600.000 euros, que no es moco de pavo,
para taparnos la boca con piche a tutiplén. Cuando a los grupos de la oposición
se les han rechazado propuestas alegando que se rompía, de haberlas aceptado,
la regla de estabilidad presupuestaria, Domínguez –y su comparsa de acólitos– hace
caso omiso al informe del interventor, que advierte, precisamente, de la más
que probable corrección, tanto económica como financiera, en la próxima
liquidación del presupuesto, y nos va a regalar muchísimas toneladas de chapapote.
Así, con un toque gallego. Si no captan la conexión es que son más cortos de lo
que pensaba.
Sigan llorando, mientras tanto, en cualquier plaza los
nostálgicos que demandan una solución para el Cine Viera, los que abogan por
recuperar viejas y nobles edificaciones, los que quieren publicar trabajos
interesantes, los que sueñan con parques e instalaciones de ocio y cultura… Y
no sigo, porque con lamentos continuarán en su política del postureo. Hay otra
manera. Que depende de un simple gesto a ejecutar en mayo de 2019.
Despierta, pues, realejero. Te venden una moto sin ruedas y
te pones más contento que un crío el Día de Reyes. Rige los destinos municipales
un grupo de falsos e hipócritas. Tienen una jeta que se la pisan. Son, como
dice un buen amigo, tontos del culo y cada día que pasa compran más papeletas
para que les toque la rifa. Nos engañan con cantos de sirena y les aplaudimos
con las orejas.
Háganme el favor de no lamentarse. Si la solución está en
nuestras manos –salvo que lleves el voto entre los dientes–, hagamos nosotros
también una campaña alternativa. No te calles ni lo comentes en la barra del
bar. Sal a la calle, comparte inquietudes, informa. Sin tapujos ni cortapisas.
Con la verdad por delante. Y a todos los que cantan excelencias del quehacer de
este equipo de gobierno, que pongan en la balanza hechos, realizaciones,
proyectos llevados a cabo. Sin que valga como méritos el cumplir con las
obligaciones que cada ayuntamiento tiene contraídas por ley, como puede ser el
mantenimiento de los servicios. Ahora bien, si te conformas con fotos, besos y
palmadas por la espalda (cuídate de las puñaladas), me temo que existe un grave
problema de educación.
La actitud de quien, sin criterio propio, se deja llevar por
las opiniones ajenas recibe un nombre. Y yo no quiero que en mi pueblo ocurra
eso. Yo solo brindo pareceres, reflexiones en voz alta. Pero las fundamento lo
más posible.
Lo dicho, despierta, ya está bien. No te debas a nadie, ello
se deben a ti. ¡Ah!, y feliz fin de semana.
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jueves, 13 de septiembre de 2018
El bucio
Leía ayer una historia relacionada con un cañón, el de las
doce, que existió en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria desde el siglo XVI
hasta finales de la década de los treinta del siglo XX, y que era el
instrumento utilizado para que la población supiese que se había alcanzado el
mediodía. Nada que ver, me imagino, con la llamada hora del Ángelus, de la que
aquellos que hicieron más ejercicios espirituales que yo en la época
estudiantil, o fueron enviados al seminario, podrán dar mejor norte que un
servidor. Ya he contado en alguna ocasión que cuando el maestro de la escuela
de La Longuera, don Andrés Carballo Real, lo estimó oportuno me dijo un buen día
si quería ir al colegio o al seminario. Se imaginan cuál fue mi elección, pero
tuve un 50% de posibilidades de hacer mis pinitos religiosos.
Eché una visual retrospectiva y me vi en la finca de La
Gorvorana. Y recordé que la numerosa cuadrilla de peones debía cumplir una
jornada de trabajo que comenzaba a las ocho de la mañana, Un alto en la labor a
las doce en punto, con una hora para el almuerzo. Y a la una, vuelta a la
rutina hasta las cinco de la tarde.
Como uno vivió en la casona unos buenos cuantos años, tuvo
la oportunidad de vivir de cerca los usos y automatismos de un día cualquiera.
El zaguán que daba acceso al patio central –las modificaciones han posibilitado
que cualquier parecido con la época que te cuento sea pura entelequia– era el
lugar de congregación del personal. Y en los minutos de espera, hasta que el
encargado diera la consabida orden de “a trabajar”, ocurrencias, dimes, diretes
y hasta más de un relato subido de tono fueron marcando improntas.
En la parte baja de uno de los corredores –en aquel,
concretamente, en el que Bonnín dejó su sello– quedaban colgados los cestos de
la comida. Allí donde un porrón de agua guardaba bien fresco el líquido
elemento. Allí donde se arrimaron vestigios de cuando se sorribó la denominada
parte vieja. Justo al lado de cuarto de los líquidos con los que se ‘lavaba’ la
platanera y que evitaban las enfermedades. Entre los que destacó el temido “fosferno”
(ni sé cómo se escribe ni cuál es su composición), tan peligroso como aquel matarratas,
preparado con gofio mezclado con arsénico, que acabó con la vida de varias
personas en una casa de comidas de El Sauzal allá por 1950.
Distribuidas las tareas –normalmente prefijadas desde el
final de la jornada anterior– se disgregaba la reunión y cada cual se
encaminaba hacia la huerta con la guataca al hombro. Con sol, con lluvia, con
frío. ¡Ay!, cuántos temporales, cuánta calamidad.
Y a las doce en punto, el bucio, que sonaba como un clavo en
la finca vecina, venía a constituir la señal convenida para el impasse gastronómico.
Breve, escaso, como el alimento que contenía el cesto que antes cité. Tiempos
de penurias, pero de mamar naturaleza en cantidades industriales. Porque a la
una en punto, Juan ‘Espuela’, el encargado que te menté, ahí estaba de nuevo
para indicar que restaban cuatro horas de agachar el morro. Por eso, como se estila
la finquita para después de la jubilación, aquellos que ya nos vacunamos hasta
la saciedad cuando chicos no estamos por esas modernidades. En mi caso, lo más,
un fisco de jardinería. Que para irme de una pared abajo, no necesito más
ayudas.
Hoy los bucios, que el DRAE define como especie de caracol
marino, proliferan en festejos. Se suele usar como trompeta, sostienen varios
autores. Cipriano de Arribas, en su obra A través de las Islas Canarias: “Al
anochecer, con los toques de bucio, vinieron con sus lanchas cuantos marinos
había en la Isla de Lobos”. “Ya antes de despuntar el día, se oían en el pueblo
los bucios que llamaban a congregarse para emprender la faena” (Roberto
Hernández, Folklore de Fuerteventura).
“Empezaba a clarear el día, se apagaban los hachones de tea y a un toque de bucio
regresábamos todos a tierra” (Cirilo Leal, Carnada).
Recuerdo que en casa de mi abuela paterna había un bucio.
Cualquiera sabe qué rumbo cogió. En muchas fiestas de Gran Canaria surgen casi
tantos bucios como personas asisten al evento. En San Juan de la Rambla, el
risco de El Mazapé es testigo del resonar en la noche mágica de San Juan.
Pero mi bucio, que ni siquiera llegué a vislumbrar nunca, es
más sentimental, más de andar por casa. De ahí las fotos. De la década de los
setenta. A saber, el otro día. Hoy las fincas, las pocas, se riegan solas, se
abonan solas. Solo hace falta un operario que abra una llave. Pero yo echo la
vista atrás y me invade la nostalgia. Cierro los ojos y escucho el toque del bucio
a las doce. Debo estar poniéndome viejo.
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miércoles, 12 de septiembre de 2018
Comienzo de curso
Pido disculpas, en primer lugar, al estimado amigo Jonás, al
que robo la foto de su perfil de Facebook para ilustrar el presente comentario.
Al tiempo que me sumo a las “felicitaciones” para el equipo de gobierno
realejero por la celeridad demostrada en las obras veraniegas del RAM. Porque si
se te ocurriera achacarle al alcalde, o a la concejal del ramo, la tardanza de
las mismas, de tal suerte que han entrado los chicos en las aulas en medio de
obreros y herramientas, te espetarán, con su jeta característica, que el estío
acaba dentro de dos semanas.
Todos los años con la misma canción. Idéntico estribillo con
similar sonsonete. Debates en radio y televisión, llamativos y destacados titulares
de prensa, y las redes sociales echando humo hasta por las orejas.
Qué cara la vuelta al cole. Un ojo de la cara y parte del
otro. Por no irme más abajo en la anatomía corporal. Se queja una madre, dos o
tres, y los periodistas pontifican sus declaraciones y elevan el lamento a
dogma de fe.
La cuesta de septiembre tiene más pendiente que la de enero.
El desembolso se eleva a tanto, cuando no a cuanto. Los libros (que cambian
cada año), el material (y si le toca un maestro nuevo, lo mismos dice que no le
gusta), el uniforme… El colmo es que se suben al carro, alegremente, aquellos
que han matriculado a sus vástagos en centros concertados. Y el summum, hasta alguno de los privados.
Muchas veces son las que he pensado, a lo largo de mi vida,
si la etiqueta de padre o madre no nos queda ancha. Porque solemos obviar la
inmensa responsabilidad que se contrae cuando se accede a tal categoría. Y
escuchando ciertas declaraciones con respecto a los gastos inherentes a toda
familia, me han dado ganas de contestar en más de una oportunidad con la cruda
realidad de para qué los pariste entonces. Los hijos comen, se alimentan, hay
que vestirlos adecuadamente, escolarizarlos y un sinfín de otras obligaciones.
Ya que la fotografía guarda relación con el colegio en el
que trabajé durante más de dos décadas, invito a los dirigentes actuales de la
Asociación de Madres y Padres del centro a que den a conocer la historia de los
primeros años de funcionamiento de ese colectivo. De cómo la implicación fue
santo y seña de un grupo de personas que arrimaron el hombro en un barrio que
crecía a pasos agigantados. Y lo mismo ocurrió en otros lugares del pueblo.
En la actualidad, como lo queremos todo hecho y a la papa
suave, a ser posible –y si no lo exijo–, nos sale más rentable protestar y que
eso llamado estado del bienestar me solvente la papeleta y se haga cargo de mis
obligaciones.
Se miente descaradamente en las cantidades que se publican.
La Consejería de Educación viene desde hace muchos años manteniendo una línea
de subvención importante en el tema de los libros de texto. Y las listas del material
necesario para cada inicio de curso se conoce desde la finalización del
anterior. Por lo que la planificación de las compras juega un papel
determinante. Lo malo, y no queremos decirlo, es que antes, por aquello del
bien quedar, debemos cumplir con los compromisos sociales de irme de vacaciones,
viajar y disfrutar de todas las fiestas posibles. ¿Voy a ser yo menos que el
vecino? Claro que tienes derecho, pero ¿y las prioridades? ¿Se las exijo al que
gobierna, aunque yo no sea capaz de llevarlas a cabo en el seno familiar?
Jolines, échate un higo.
No quiero entrar en la dinámica de los teléfonos móviles, de
los artilugios informáticos y de todas las novedades habidas y por haber. Amén
de tenis de marca, chándal de no sé qué y ropa del no sé cuánto. De lo que casi
nadie se priva. Sí, todos los decimos y pensamos, pero no somos capaces de
echarnos fuera del círculo.
Yo también tuve que
pasar por esa tesitura. Y mi hijo me reprochó cierto día que por qué no le
compraba calzado deportivo de idéntica marca a la que usaba uno de sus amigos
porque “corrían más”. Y tuvimos, mi mujer y yo, que poner ambos pares en el piso
de la casa para comprobar si era certero su planteamiento. Como comprenderás,
ni se movieron. Pero el simple gesto le sirvió para que asumiera que en la vida
no todo consiste en soplar y hacer botellas.
Mucha falsedad y dosis importantes de caradura es lo que se
estila en esta sociedad. En la que se impone la imperiosa necesidad de cursos
de perfeccionamiento. En el que padres y madres deberían matricularse
obligatoriamente. Porque estamos abocando a una siguiente generación de inútiles
funcionales. Maleducados en la mentira y en la comodidad. A la que se le dibuja
un futuro irreal y falso.
Cuando uno ya llevaba unos cursos de docencia a las espaldas
escuchaba a progenitores manifestar que sus hijos debían disfrutar de todo
aquello que él no tuvo. Y así nos fue. Y así nos va.
Hemos alcanzado la extraña situación de que el comienzo de
curso constituye un trauma, un caos. Menos mal que los críos son mucho más
inteligentes que nosotros y hacen del acontecer un ejercicio de convivencia y armonía. Menos mal. A pesar de los pesares,
queda un resquicio de esperanza.
martes, 11 de septiembre de 2018
Másteres
Allá por el mes de abril de este mismo año escribí un
artículo, que titulé Renuncio, en el que, grosso modo, solo vine a quedarme con
el título de rebenque de la platanera. Como sé de la generosidad de mis escasos
lectores –al decir de los populares que no hacen gran cosa, pero saben vivir
del cuento; incluyan a los de mi pueblo– me van a permitir que añada el de alcalde
pedáneo de La Gorvorana, porque honorario y perpetuo me parece mucho.
Después de casi cuatro décadas transitando por aulas y
pasillos, ayer sentí un miedo terrible. Y es que a medida que se destapan más
chanchullos en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), donde los másteres salen
como churros y se adquieren con más facilidad que en la tómbola de las fiestas
de barrio, dudo de si el diploma que guardo en el viejo armario lo obtuve por
méritos propios o me lo encontré botado en la cuneta en cualquiera de los
viajes que hicimos hasta La Laguna. Menos mal que ya uno está jubilado y el presunto
delito debió prescribir.
Estoy pensando seriamente darle fuego a esos malos recuerdos
que guardo celosamente, bien enrollados, en el lugar que ya te indiqué, porque
la duda me atenaza. Pero al tiempo, y tras sacudir la cabeza, pienso en la
desgracia de haber nacido antes del estado del bienestar, época en la que el
esfuerzo, el tesón y el trabajo eran señas de identidad.
Ahora tú vas a la universidad de marras, más concretamente
al Instituto de Derecho Público (IDP), te identificas como político al uso
(bien cargo orgánico, bien cargo institucional), enseñas el carné (o lo llevas
entre los dientes) y desde ese instante, tras el pago de las tasas
correspondientes (lo de la propina por debajo de la mesa yo jamás lo he dicho;
¿cómo?, ¿pensado?, y a ti qué te importa), sales con la mitad de créditos bajo
el brazo. El otro 50% te será enviado a casa, sin costes añadidos. Esa es la
impresión que nos da en este triste tejemaneje (enredo poco claro para
conseguir algo) que, a la luz de todo lo publicado, se cocinaba en el IDP. Y
bien poco me importan si los apellidos son Cifuentes, Casado o Montón. Lo que está claro es que parecen ser un montón.
Yo no sé qué habría hecho, o cuál hubiera sido mi reacción,
ante la posibilidad de que en mi trayectoria profesional se me hubiese
planteado la situación descrita. Porque a nadie le amarga un dulce y un regalo
siempre es de agradecer. Y te lo cuenta alguien que jamás ha aceptado dádiva
alguna y ha mantenido como bandera la honradez a prueba de bombas. La expresión
de tú hiciste el gilipollas, que hace la tira de tiempo me espetó un buen amigo
–de derechas, convicto y confeso– al referirse a mi corta estancia en cargo
público, puede valer de pauta. Pero te juro que si ahora voy a la universidad
regalona y me brindan todas las prerrogativas que algunos han tenido la fortuna
de poder disfrutar, lo mismo dudo. No se rasguen, pues, las vestiduras los
puritanos de turno y esperemos que los turbios asuntos investigados sean
clarificados de todas todas. Solemos obviar, los periodistas también, o más, la
presunción de inocencia. Y como las redes sociales no contribuyen a ello y se
erigen en jueces implacables en la mayoría de ocasiones, peor el remedio que la
enfermedad.
Qué pena de centro público. Qué manera de echar por tierra
principios y valores. Qué burda postura en otra reencarnación del typical spanish. Me congratulo de no
tener máster alguno. No habría soportado tanta presión. Conclusión: ciérrenla
antes de que la metástasis sea irreversible.
Aquellos que hemos tenido la oportunidad de cursar estudios
en diferentes etapas y centros docentes con mayor o menor fortuna, sabemos de
personas trepadoras. De advenedizos que ha querido conseguir títulos con el menor
esfuerzo posible. Adulones, cantamañanas y correveidiles, a porrillo. Ahora
mismo, verbigracia, en mi pueblo encontramos a jóvenes figurines que parasitan
a la sombra de ciertos dirigentes y cuyo único objetivo consiste en medrar a
costa del erario público. Menos mal, consuelo de tontos, que sus escasos
estudios no le abren puertas de futuros másteres, que si no… Pero que desde la
institución académica se promocionen estas prácticas, manda eggs.
Bolsillos de cristal, sostenía Tierno Galván. Espejos o modelos,
mantiene este gorvoranero. Y el que la hace, que la pague. Demostrados los
hechos por quien competa, nunca antes, a sufragar los daños causados. Ni siglas
ni órdenes bajo cuerda.
¿Y las universidades? Que los magníficos rectores actúen
como tales. Que la concepción ciudadana acabe en la sospecha de que organizar
un máster se ha convertido en sinónimo de componenda y negocio, malo no, peor.
¿Y a los periodistas? Investigar, sí; denunciar, siempre;
jueces, nunca. Aunque haya mucho vendido que denigre la profesión.
lunes, 10 de septiembre de 2018
Instalaciones deportivas
Cuando era más joven (estaba aún en activo, ahora me hallo
en la etapa pasiva refleja), acudí durante buena temporada a la piscina
municipal por consejo médico y debido a ciertas dolencias que no vienen al
caso. En la nueva faceta actual, y después de la caída en Las Abiertas, llevo
ya dos años en los que acudo tres veces a la semana a remojarme aquello y parte
de lo otro. Ya he comentado en alguna ocasión que en la mayoría de los momentos
la instalación se halla petada (a punto de estallar o explotar, según la
acepción coloquial del diccionario). Y no es la primera ocasión que demando la
construcción de otra pila. Puede que exista la posibilidad de ampliar la actual
por su costado sur. Terrenos hay, desde luego. Es más, el propio Partido Popular,
grupo que gobierna en el ayuntamiento, ya la contemplaba en su programa
electoral. Y como siempre está presumiendo de los éxitos deportivos, cuestión
sería de plantearse el que haya menos poses fotográficas y más realizaciones.
No estén diariamente adueñándose de logros ajenos y colgándose medallas del
bien quedar, y dediquen mayor esfuerzo en resolver acuciantes necesidades.
El grupo popular sigue empeñado en su obra faraónica del
hipódromo. Tras el amago de la Finca del Llano, parece que se ha desviado el
enfoque hacia la zona alta, por la Cruz del Castaño, me señalan. Yo entiendo
que gobernar significa establecer prioridades. Ignoro el número de caballos,
clientes potenciales de la pretendida instalación, existentes en el municipio.
Pero me apuesto los consabidos 50 céntimos a que habemos más renqueantes humanos
de jaquecas musculares. Y si yo fuese dirigente municipal no dudaría en
sostener que es muchísima más necesaria la piscina que el recinto caballar. El
problema es que el cazador Manolo, quien aún no precisa la natación de manera
perentoria, entiende que hay mayor rentabilidad electoral por el sector animal.
Alguien de este pueblo acudió a la piscina, en horario de tarde,
con la intención de que un familiar directo, infante, por más señas, pudiese
ejercitarse, para lo que fundamentaba su petición con el pertinente informe médico.
Dado que en esa franja horaria la piscina se rige por los principios que
establece el club que la gestiona, la respuesta que se le dio pasaba por
engrosar la amplia lista de espera o acudir a la del colegio privado Pureza de
María. Aunque valdría cualquier otra del mismo carácter. Piénsese que es solo
por las mañanas cuando aquellas dependencias son atendidas por monitores que
dependen directamente del Consistorio. Pero obvio es, asimismo, que en esas
horas las obligaciones escolares imposibilitan la asistencia de los
estudiantes, salvo los cursillos de la época veraniega.
Remite un mensaje esa persona al señor alcalde para que le
aclare algo al respecto. Y el señor Domínguez, Manolo, para los amigos, se
remite a lo que dicten los gestores de las instalaciones deportivas (fútbol,
baloncesto y otras), Transcribo parte de su respuesta: En las diferentes instalaciones desde hace muuuuuchos años, los club [sic]
gestionan las actividades. En la piscina
hay actividad municipal en determinados horarios y no por un club.
Maticemos. No es que se me haya trabado el dedo en la u. Esa
transcripción literal de la contesta del mandatario viene a demostrar su manía
secular de echar culpas a diestro y siniestro. Dentro del muuuuuchos engloba a
Oswaldo y José Vicente, con lo cual nuestro protagonista queda desahogado y liberado
de tan pesada carga. Lo de los horarios municipales, no regidos por el club,
demuestran, asimismo, que también debe ignorar cuándo deben acudir los chicos a
clase. Son, deben ser, las reminiscencias de haber “adquirido” un título, cuando
el resto de mortales debe alcanzarlo a través del esfuerzo y del estudio. Y
ello se traduce en ir a clases.
Como la demandante concluye la misiva al señor Domínguez con
un expresivo “lamentable”, este, en su respuesta, y dando prueba de la
prepotencia que le caracteriza, remata con un inequívoco “no sé si es
lamentable o no”. Traducido a un lenguaje llano: Jódase usted, señora, y
búsquese la vida.
Así se las gasta el presidente insular del PP tinerfeño y en
sus cada vez más escasos ratos libres alcalde de Los Realejos, municipio que le
paga generoso sueldo para que él pasee con Antona, Casado, y ahora menos con
Cospedal y Santamaría. No es que haya perdido la vergüenza, si alguna vez la
tuvo, es que los realejeros somos necios y estúpidos (sinónimos de gilipollas).
Lo que pasa es que tú la tienes cogida con el pobre chico.
No, simplón, yo lo que quiero es que no te pegues un fuerte talegazo el día que
te despiertes. Bájate ya de la higuera y razona, piensa, medita, cavila, reflexiona,
discurre…
¿El concejal? Hace lo que puede y lo que le dejan. Pero se
debe y no puede contrariar al jefe. Malditas servidumbres. Lo de qué buen
vasallo hoy no lo escribo.
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sábado, 8 de septiembre de 2018
Superávit (y 2)
No se lució Carolina Darias, presidenta del Parlamento, en
La Gomera. Puso a la isla como modelo de protección medioambiental sin
percatarse del pequeño desliz de Casimiro en su empeño de cargarse un laurel en
la entrada de El Calvario. Menos mal que anduvo presto el personal y se
logró arrancar el compromiso de variar el proyecto para el acceso al centro
sociosanitario. Yo también firmé, como buen gomero adoptivo. Por cierto, el
pasado jueves, mientras daba un paseo por Santa Cruz (esperaba a mi mujer que
estaba en la Clínica Parque), me colé en la sede de Teobaldo Power. Pregunté
por el amigo Salvador García y allí estuve recorriendo con él las instalaciones
en pantalones cortos y tenis. Chiquito fundamento. Per cogí base suficiente
como para que el PSOE me presente como candidato. Y de no ser así, estaría
dispuesto a escuchar otras ofertas. Mucho peor que la mayoría de los que allí
se sientan no lo haría. ¿Te apuestas los 50 céntimos?
Para echarle una visual a las obras del PDR (Plan de
Desarrollo Rural) se dio un salto al pueblo el consejero de Agricultura,
Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, amén de portavoz del
Ejecutivo, el herreño Narvay Quintero (a quien sigo sin entender cuando nos
cuenta algo, y te juro que no es por sordera de quien suscribe; solo le capto
las eses finales). Estuvo por Icod el Alto, en El Andén y Los Chavocos. En las
imágenes de la tele canaria vislumbré a Enrique, el concejal de Coalición
Canaria. Pero en la reseña informativa del ayuntamiento, ni mu. ¿Instrucciones
de la superioridad? Puede. Bien pudo asistir Quico Amador para ir entrando en
ambiente. Lo que me induce a pensar que nuestra tercera juventud todavía puede
sorprender; tenemos ante nos muchas expectativas. Muy prestos deberán andar los
gabinetes de prensa del Cabildo y del Gobierno canario, porque con la cantidad
de ejecuciones que se acometen en la Villa de Viera con cargo a presupuestos
supramunicipales, ojito con Manolo. Si ya se adueña de las propuestas de los
grupos de la oposición si ponerse colorado, cómo le dé por colocar cintas y
comprarse unas tijeras, agüita.
Más fotos bajo el eslogan de puesta a punto de los colegios
del Valle antes de comenzar el nuevo curso. Es que les gusta un retrato mucho
más que a un bobo una tiza. Claro que hay que arreglar los centros docentes
antes de comenzar las clases. Eso se ha venido haciendo desde siempre. Y se
aprovecha el verano. No vas a mandar los pintores cuando el profesor esté
explicando las fracciones. Y cada vez se suman más a las poses. A esta paso el
retratista va a tener que retroceder unos metros para encuadrarlos a todos. El
ayuntamiento que menos dinero ha puesto para este asunto es el de Puerto de la
Cruz. Bueno, para este y para el resto. La policía no tiene coches, las
infraestructuras se caen a cachitos, cuando acometen obras surgen desaguisados
por doquier, la piscina… Calla, calla, no sigas, que Pedro se enfada y no te
deja entrar en La Dehesa.
Binter apoya las Fiestas Lustrales de La Gomera. Y pone dos
vuelos más en los días que se prevé una mayor afluencia de visitantes. Si
suspende la mayoría de los ya programados por cualquier circunstancia, el gesto
entraña un inconveniente añadido. Así que bien haría la avalancha anunciada en
los festejos en no saltar mucho al ritmo de las orquestas (gomeras, por
supuesto), porque los movimientos se podrían propagar desde La Villa hasta
Alajeró, por los barrancos de Santiago y Guarimiar, e imposibilitarían el
aterrizaje de la aeronaves. Ni levantar demasiado los brazos, no sea que
joroben la maniobra de aproximación. Manda almogrote.
Un consejo a las comisiones de fiestas de mi pueblo: No las
echen a perder con pregones politizados. Cada vez que hacen el encargo, no
deberían obviar que eso supone un gasto añadido en las retribuciones de los
gobernantes. Porque el discurso se lo escribe un “negro” y no sale gratis. En
cada barrio hay gente mucho más valiosa que los figurines de turno. Promocionen
a sus vecinos y no se dejen seducir por cantos de sirena. Bastante humo nos
venden ya. No les regalemos más frascos.
Bueno, mis incondicionales. A perdonar la incursión
sabatina, pero consideré que el artículo era muy extenso para una sola pechada.
Pasen un muy feliz domingo. Y nos vemos el lunes.
Y una nota aclaratoria: Una vez redactado, y publicado, el artículo, me entero de que las obras en los colegios realejeros se van a solapar con el inicio del curso por retrasos en la adjudicación. A lo peor es que no existen suficientes concejales liberados. O que los que lo están no dan más de sí, sino de no. Solo se muestran prestos para la foto.
Y una nota aclaratoria: Una vez redactado, y publicado, el artículo, me entero de que las obras en los colegios realejeros se van a solapar con el inicio del curso por retrasos en la adjudicación. A lo peor es que no existen suficientes concejales liberados. O que los que lo están no dan más de sí, sino de no. Solo se muestran prestos para la foto.
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viernes, 7 de septiembre de 2018
Superávit
Viene a significar, grosso modo, sobró. Y el DRAE nos
traslada tres acepciones: En el comercio, exceso del haber o caudal sobre el
debe u obligaciones de la caja; en la administración pública, exceso de los
ingresos sobre los gastos; abundancia o exceso de algo que se considera
necesario.
Hecha la pertinente aclaración, observo que algunas instituciones
públicas alardean con gran satisfacción que al cierre de los presupuestos
anuales existe un notorio montante de dinero sobrante. En la Comunidad Autónoma
Canaria, por ejemplo, la nada desdeñable cantidad de 598 millones de euros.
Aunque en el ayuntamiento de Los Realejos, es decir, el mío, se jacta
sobremanera el señor alcalde, don Manuel Domínguez, más conocido por estos lares
como El Ausente, de que también se le viene rebosando el cochinito en sus años
de mandato unos buenos puñados. Y sin subir impuestos, presume. Para que me
voten por mi cara bonita. Que los incrementen los demás, que ya me beneficiaré
yo a la hora de los repartos cabilderos, autonómicos y estatales. Y si me
sancionan por ello, echaré la pataleta y le contaré a los electores que nos
maltratan.
Me preocupa la visión empresarial de bastantes dirigentes.
Lo importante es materializado en beneficios. Y no debe ser ese, en manera
alguna, el enfoque de un buen gestor político. Porque siento lástima y vergüenza
al comprobar cómo la propia consejera de Hacienda del Gobierno de Canarias
reclama al Ejecutivo Nacional que flexibilice su postura para poder “invertir”
esos millones en sanidad, educación y políticas sociales, para atender, alega,
las verdaderas necesidades de la ciudadanía, para cumplir con los servicios
públicos esenciales. Y sostiene este rebenque de la platanera, a saber, yo
mismo, que si tuviste las partidas correspondientes en el ejercicio económico y
no fuiste capaz de llevar a la práctica su desarrollo, no vengas ahora a llorar
para que te brinden una segunda oportunidad. Si en el transcurso de los doce
meses del año no te percataste de cómo se iban administrando los diferentes
capítulos –y mira que se realizan modificaciones de crédito en todos los
organismos; basta, para cerciorarse, con echar una visual a las publicaciones
en los Boletines Oficiales– mal asunto que se deba llegar a estos
planteamientos.
Claro, tenemos el problema de que la inmensa mayoría de cargos
quieren repetir –lo demandan casi siempre en las campañas electorales– para
poder acabar con los asuntos pendientes, con los proyectos que no se han podido
llevar a cabo. Y aquí entra, parece ser, el que los responsables de las arcas
públicas necesitan largos periodos de prácticas para concretar los quehaceres
económicos. Es como si en una familia numerosa, y perdónenme la dureza del
ejemplo, los progenitores, en el afán de equilibrar las cuentas y atender todos
los aspectos que conlleva el hogar, se dieran cuenta a final de año que uno de
los miembros se quedó en el camino por falta de alimentación si que nadie lo
echara en falta hasta que se realizó el balance final.
Mientras existan necesidades por atender (y la casuística es
amplísima), presumir de superávit solo viene a demostrar cortedad de miras. Una
cosa es tener las cuentas saneadas y otra bien diferente el que los bancos
sigan haciendo su agosto. Son tantos los remiendos que la sociedad demanda, que
constituye una obscenidad, cuando no un insulto, el pavonearse con buen fajo de
billetes. Y como en las escuelas no falta de nada, toma videojuegos. ¿Tomadura
de pelo? No, lo siguiente.
Pero como se acaba la semana, vamos con otros asuntillos a
modo de resumen:
Miren qué dos nos anuncian el bono al transporte público
terrestre para el residente canario. Los dos más altos cargos en el escalafón del
Ejecutivo de Canarias. Que no han cogido la guagua desde que cursaban educación
infantil, salvo para alguna montadita electoral. Fernando Clavijo y Pablo
Rodríguez nos presentan su particular 75%. Ya lo pudieron haber hecho subidos
en una grúa en pleno centro de La Laguna. Y ayer se sumó Carlos Alonso con la
gratuidad a los menores de 10 años. Se acerca mayo y hay que aprovechar, que el
patio está medio revuelto y nunca se sabe. Si Titsa o el Metropolitano
presentan números negativos en sus balances, inyección al canto, y aquí no ha
pasado nada. Con todas las obras que subvenciona el Cabildo en mi pueblo,
chiquito trabajo les espera a los protocolos respectivos para meterlos a todos
en las fotos. Los codazos, ni te cuento…
(continuará mañana)
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jueves, 6 de septiembre de 2018
El que dejara descansar al blog –y a ustedes, de camino– durante
el pasado mes de agosto, no significó que estuviese tirado a la Bartola o
tostándome en cualquier playa. Ni siquiera me fui de viaje, que ya los jubilados
podemos elegir fechas mejores y no tan agobiantes. Con la asistencia, tres días
semanales, a la piscina municipal, servido.
Tampoco estuve demasiado pendiente de las redes sociales,
pero sí que dediqué un poco de tiempo a observar los comportamientos humanos –que
yo sepa, corríjanme, los animales aún no utilizan esa herramienta– en Facebook
(Twitter no lo uso, prácticamente, salvo comprobar si aparece el enlace
automático de la entrada del blog, porque soy consciente de que es manejado por
varios amigos).
Proliferan, como los hongos, las noticias falsas (fake news, a lo moderno). Y siendo ello
pecado mortal, no sé qué castigo deberá merecer el que tales hechos se
compartan con pasmosa facilidad, con una alegría digna de cualquier tablao
flamenco o tenderete en chiringuito con licencia de apertura por parte del
Cabildo.
Puedo comprender, y comprendo, que no todo el mundo está capacitado
para discernir acerca de la veracidad, o no, de cualquier comentario publicado.
Para ello se requiere un ejercicio que no todos están dispuestos a realizar,
porque la cultura del esfuerzo no está bien vista en un medio en el que si te
aparece el cartelito de ‘Ver más’, ponle el cuño de que no te va a leer ni el
familiar más allegado. Facebook, fundamentalmente, se inventó para escribir
boberías y los temas de mayor enjundia no están abocados al éxito.
Ves, ya empezamos. Es mi parecer, tan respetable como tu
postura. Y así se principia. Yo manifiesto que tengo fuentes dignas de todo
crédito (en plural), que me señalan todo lo que se cuece en Madrid para
perfilar el pacto entre Podemos e Izquierda Unida de cara a las elecciones municipales
de mayo de 2019, lanzo la pulla correspondiente y luego tú me contestas, mero
ejemplo, que mi información fue transmitida por un informante digno de todo
crédito, a la par que me recomiendas beber en buenas fuentes. O no utilizamos
idéntico código lingüístico, o alguno de los dos tiene un grave problema de
comprensión lectora. Y si la disputa continuara, o continuase, agárrate con lo
que pueda escribir el cuarto o quinto opinante. Imagínate si el asunto
alcanzara, o alcanzase, los veinte censores, verbigracia. Ni el más remoto
parecido con el origen.
Y a este juego se prestan algunos de los que se dicen
periodistas. Porque si tú trabajas en un medio de comunicación, deberé presuponer
mayor seriedad en el tratamiento de lo que plasmes en los foros virtuales. Y
aquí sí cabe lo de beber en todas las fuentes. Porque considerar como palabra
de Dios un artículo de opinión de cualquier diario nacional, en los que ya
sabemos de qué pata cojean en sus líneas editoriales, y lanzar ataques
furibundos contra el gobierno de Pedro Sánchez, contra las supuestas purgas en
TVE (no dudan algunos en hablar de despidos), en cancelaciones de programas y
otras lindezas de similar porte, deja mucho que desear en quienes tienen la
sacrosanta misión de informar con veracidad. Y ya en este pueblo, Los Realejos,
con los desdobles de personalidad que sufre nuestro alcalde vamos curados en
salud.
Las prisas son malas consejeras. Y cuando uno se sienta –o de
pie, da lo mismo– a escribir, debe intentar ser consecuente. Mucho más si a
diario te colocas delante de un micrófono. Y como hace unos días reproduje en
la red social que hoy nos concita una frase atribuida a Séneca (Prefiero
molestar con la verdad que complacer con adulaciones), no sería mala táctica
que en periodismo se practicara con más frecuencia el examen de conciencia. O
si lo prefieren, el consultar con la almohada, antes de virar la proa pa´l
marisco, si mereció la pena el quehacer diario. Suelo hacerlo con alguna
frecuencia, a pesar de que mi trabajo no se halla sujeto a más condicionantes externos
que el respeto hacia todo aquel que se alonga a este blog.
Quizás por ello también aproveché agosto para repasar
algunos artículos de opinión que, tanto aquí como en Pepillo y Juanillo, fueron
objeto de malinterpretaciones, y colegí que aún sigue existiendo analfabetismo funcional
en el apartado de la comprensión lectora. Porque no hallé motivo para desdecirme
de lo más mínimo. Ni en aquellos que fueron tan sesgados por quienes creyeron
ser destinatarios de los dardos verbales, aun sin serlo, y que supusieron defensas
a base de sacar palabras o frases de contexto, mezclar churras con merinas y
ejecutar un totum revolutum digno de comentario de texto, cuando lo normal
debería pasar por dar a conocer el objeto de la discordia para que cada cual,
con conocimiento de causa, y no a la ligera como se estila en Facebook, emita
la opinión que considere menester. ¿Una asignatura de periodismo en la ESO? Me
apunto.
Concluyo con esta cita leída hace tres días: Radio El Día
arranca la nueva temporada y consolida su audiencia. Es costumbre inveterada,
asimismo de más medios de comunicación. Y me pregunto si no parecería más
lógico esperar un tiempo para asegurar eso de que la audiencia se consolida. En
fin.
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miércoles, 5 de septiembre de 2018
Respuestas breves
De vez en cuando a uno le demandan opinión de varios
asuntos. Como a cualquiera de ustedes, me imagino. Y en estos últimos días,
tres han sido, fundamentalmente, las cuestiones por las que se han interesado
unos estimados amigos, amén de seguidores de este blog. Algo que les agradezco,
porque, casi sin pretenderlo, han dado pie a que un servidor tenga resuelto un
día más el dilema de la elección de la temática a escoger para meditar en La
Corona. Vamos con ellas:
Acerca de la batalla de flores amarillas, qué digo, lazos de
tal color, entablada en Cataluña, y con la que se entretienen dirigentes de ambos
bandos mientras siguen cobrando a fin de mes, debo manifestar mi honda
preocupación por lo que pueda afectar al mercado del plátano, por razones de
matiz obvias. ¿Nos los van a comprar solo aquellos que decoran los espacios
públicos? ¿Cuál será la postura de quienes entienden que el amarillo no favorece
en nada al mobiliario urbano?
Aunque si le damos la vuelta a la tortilla, tardando están
los dirigentes canarios en proponer a los mercados catalanes que lancen una
ofensiva ecológica. En vez de estar despilfarrando dinero en tanto plástico,
compren muchas toneladas del producto típico de nuestra tierra y después de
zamparse la parte comestible, a colgar las cáscaras (pieles) en lugares por los
que no transite mucha gente (por aquello de los resbalones). Acción que se repetirá
cada dos o tres días, sin que haya habido necesidad de retirar los anteriores.
Con la cantidad de monos que andan sueltos, junto a otros bichitos que la
naturaleza brinda, el sistema se retroalimenta. Tendremos la ventaja añadida de
que nadie se va a preocupar en retirar el material biodegradable.
Fue, asimismo, objeto de consulta los dislates de la
alcaldesa de Güímar, quien se postula, eso leí, para encabezar la candidatura
popular al Cabildo de Tenerife. Quién la verá llegar al Palacio Insular
manejando su pala mecánica. Porque después que la vi haciendo prácticas en el
Polígono Industrial, ese que fue decorado con una linda raya azul, debió vender
el fotingo de la fotografía que ilustra este post. Eso sí, al más puro estilo
Francisco Camps.
Yo estoy por asegurar que la calentura sufrida en aquella
famosa cena de mujeres en el Balcón de Higa (La Perdoma), donde se eligieron a
Miss Licenciada en Follometría, Miss Cachonda y Miss Estrecha, y a la que
Carmen Luisa Castro asistió, debió causarle algún tipo de disfunción, eréctil o
no, en el cerebro –que en intimidades no me meto– y la pobre no levanta cabeza
después del evento. Tardando está algún otro dirigente en impartirle unas
lecciones rápidas de mercadotecnia, porque me da que con estas salidas (sin
connotaciones) no va a llegar muy allá.
Debo tener una docena de décimas guardadas entre los meses
de agosto y septiembre (así menté a las carpetas de este 2018 en el apartado de
espinelas sin publicar; ofertas por privado y de uno en uno, por favor) y ahí
se van a quedar porque todavía tengo un fisco más de vergüenza que la
susodicha. ¡Ah!, ya Antona intervino para soltar la lindeza de que ella no
quiso decir eso. Esperemos sentados a que su jefe insular abra la boca para
referirse a la estrella de Sálvame. Lo mismo la Virgen del Socorro se cambia de
nombre este año.
Y la última guarda relación con mi pueblo. Me ha reprochado un
excelente amigo, y mejor atleta, que nunca he escrito nada de la importante
gestión deportiva que se viene haciendo desde el ayuntamiento. Con respecto a
instalaciones, las mismas que existían de mandatos anteriores, salvo los
arreglos de mantenimiento y mejora que toda corporación debe acometer. Muchos
reconocimientos a destacados deportistas del municipio. Bien, sin embargo, ¿es
acaso mérito del equipo de gobierno o del curro personal de quienes dedican
muchas horas al entrenamiento? Se colabora con todas las actividades que se celebren
en la Villa. Qué menos, ¿no?
Aquellos que por razones diversas estamos más relacionados
con otras facetas, nos preguntamos, verbigracia, que para cuándo idénticos
tratamientos a los valores culturales. Ha habido galardones de carácter
supramunicipal, por ejemplo en teatro, que desde el ayuntamiento han silenciado
por razones no del todo claras. ¿Sectarias? Quizás.
De todas maneras, y como lo cortés no quita lo valiente,
recuerdo con respecto a esta concejalía aquel pasaje del Cantar de Mío Cid: Dios, qué buen vasallo si… Y a buen entendedor…
Porque hay dos ediles del grupo popular a los que les tengo especial afecto –en
secreto, para que no se consientan–, pero que se hallan en lugar equivocado. El
tiempo, inexorable cuentadante, me dará la razón cuando el PP deje de gobernar
en el municipio. Que todo se andará.
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