De Los Caballos. O de El Rosario. Ahí justo enfrente de la
zona recreativa de Barranco Ruiz, en la linde entre Los Realejos y San Juan de
la Rambla. Esa foto primera no es mía. Las otras dos, sí. Porque debo darle la
razón a Meme (José Manuel Oliva García) cuando sostiene que aquello es una
ratonera. Así que con esta entrada de hoy en el blog me apetece echarle una
mano en su justa reivindicación.
Cierto es que en la mayoría de ocasiones, si no quieres
perder la paciencia o que alguien te dé un estampido de campeonato, mejor ir a
San Juan a dar la vuelta cuando tu intención es dirigirte a cualquier municipio
de esta isla en dirección este, verbigracia, Los Realejos, Puerto de la Cruz,
La Orotava…
Aunque, y vaya de entrada a modo de aclaración, no coincido
en lo de que nadie ha hecho nada al respecto. Si nos remontamos solamente a los
alcaldes de la etapa democrática, sin distingos de signos políticos, a buen
seguro que más de uno pensó en el particular y elevó las denuncias pertinentes
ante los organismos con capacidad de decisión en el tema. Otra cosa es que le
hayan hecho caso o prestado atención. Pero como es mucho más fácil ver los
toros detrás de la barrera, y lo manifiesto por experiencia propia al haber
estado situado en ambas partes, a veces nos pasamos en los comentarios sin
haber consultado previamente. Que un servidor también tiene sus prontos,
mitigados, eso sí, con el paso de los años.
Es este asunto otro fleco más del olvido de un tramo
importante en el denominado anillo insular. Porque cuando se concluya el
recientemente iniciado entre Santiago del Teide y El Tanque, habrá que deducir
el incremento de tráfico pertinente. Y si los habitantes del Valle de La
Orotava recurren a esta vía para acudir a sus trabajos al precitado Santiago
del Teide o a Guía de Isora, Adeje y Arona, por ejemplo, tendremos las colas
trasladadas al trayecto entre El Castillo y Buen Paso. Y será el municipio
ramblero el principal perjudicado con la avalancha.
A los alcaldes del Norte –esa impresión tengo– les falta esa
unión que se observa en los del Sur. Solo se atisban, muy de vez en cuando,
tímidos encuentros entre dos (o tres, a lo sumo) de ellos para debatir y exigir
lo que en derecho nos corresponde. El de mi pueblo, Manuel Domínguez, se pasa
la vida buscando culpables más allá de La Higuerita. Como si el PP, en los
tiempos de su admirado ídolo, José Manuel Soria, no hubiese formado parte del
Gobierno de Canarias. Y parece no ver lo que ocurre en la principal salida de
la Villa de Viera (el gran olvidado). Con unas rotondas en la zona de El
Castillo, agravado ahora con las guaguas de Titsa, que provocan quebraderos de
cabeza a mansalva. Redacto estas líneas en la tarde del jueves. Y por la mañana,
durante el pateo diario, la cola para salir por Los Barros alcanzaba la zona de
El Puente. De la posible conexión de El Patronato con la autovía hoy no escribo
nada. Porque cuando me espetan que no hay espacio y comparo con entrada y
salida por El Ramal de La Orotava, o la propia conexión en la frontera de San
Juan de La Rambla con La Guancha, o la de Santa Catalina, me dan ganas de
llorar amargamente.
Tardando están los máximos responsables municipales de esta
parte de la isla en convocar cuantas reuniones sean menester con los dirigentes
de las respectivas consejerías de Cabildo y Gobierno de Canarias y poner sobre la
mesa esta problemática. Sugiero a Fidela Velázquez, alcaldesa de San Juan de la
Rambla, cuyo bello pueblo –al que me unen muchos lazos– va a ser el primer
afectado, se erija en portavoz de esa plataforma para hacer despertar a Pedro
Martín y Ángel Víctor Torres y que sean conscientes de esta asignatura
pendiente.
En los asuntos que sobrepasan las competencias municipales
se debe actuar con visiones en las que se deje de lado el posible ombliguismo.
Olviden unos instantes los intereses partidarios, releguen parcelas y chiringuitos
y hagan causa común. Los ciudadanos somos conscientes de que nada surge de la
noche a la mañana. Pero sí que es necesario empezar, echar a caminar el proceso
que desemboque en la mejor solución posible.
Y depongan la actitud de tirar piedritas con boberías de
parvulario. Como las de la oposición en el ayuntamiento portuense de acusar al
alcalde de ser el líder de las fotos en redes sociales. Bien haría Pedro González,
y resto de la compaña, en echar una visual a las sesiones del parlamentario
Domínguez en sus ratos libres, cuando pasea por mi pueblo a la caza y captura
de los besos de rigor.
Así que a trabajar. Y que no me vea yo en la obligación de
lanzar otro mensaje como el presente al menos durante este año. Que no es bueno
hacer enfadar a los viejitos. Y tienen en 2020 un día más para negociar.
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