viernes, 18 de septiembre de 2020

Delito de odio

El fiscal contra los delitos de odio y discriminación, Alfonso Aya, ha solicitado al Tribunal Supremo que abra diligencias penales contra Francisco Javier Ortega Smith-Molina por sus declaraciones (octubre de 2019, precampaña electoral) sobre las Trece Rosas, las jóvenes fusiladas en agosto de 1939 como responsables de un delito de adhesión a la rebelión. Del Consejo Permanente de Guerra, del inspector Conesa y de otros tristes y lamentables hecho al respecto, puede servirte de guía la Wikipedia, por ejemplo.

El diputado de Vox no se limitó a señalar que lo que hacían realmente era torturar, violar y asesinar vilmente, sino que luego se ratificó en su cuenta de Twitter: “Si tanto quieren memoria histórica, que no se pongan tan nerviosos cuando les recordamos que no eran 13 rosas, eran 13 asesinas”.

Sostiene el fiscal que el discurso realizado “conlleva un evidente alcance, independientemente de su intencionalidad, y que el autor debe suponer, razonablemente, sus efectos discriminatorios e, incluso, incitadores al odio y a la hostilidad”. Por consiguiente, se entiende que estas palabras “no solo suponen un ataque a la dignidad de las personas, sino también un  peligro potencial, pero asimismo real, para las mismas, al incitar a terceras personas al odio sobre un colectivo basado en su ideología, creando, o incrementado, un peligro para tal grupo o sus componentes”.

Tómate los tres párrafos anteriores como preámbulo del meollo. Que no es otro, ahora que el turismo se encuentra bajo mínimos, que el encarecido ruego a la consejera Castilla para que curse invitación al señor fiscal que se deja mencionado, a unas vacaciones, tipo todo incluido, en (el) Puerto de la Cruz. Con una condición: que la tele de la habitación del hotel esté sintonizada en un antro audiovisual, perteneciente al Grupo Cadena Media (la cadena nacional de televisiones más veterana y AHORA única en España, formada por las emisoras locales, provinciales y autonómicas más importantes).

Como contraprestación al gesto, don Alfonso Aya, deberá elaborar, y elevar al órgano competente, un dosier (conveniente sería adjuntar vídeo) con los contenidos de al menos dos programas de su parrilla (o rejilla: esquema o cuadro de programación). Y en el supuesto de que no sea capaz de aguantar semejante sacrificio ante la caja tonta, verá reducida su estancia en tantos días como… blasfemias, injurias e improperios, perdón, en qué estaría pensando yo… ausencias no justifique ese par de horas (aproximadamente) durante los días de la semana que estime conveniente dedicar al ejercicio de marras. Tal libertad para el acomodo ante el aparato se debe a las repeticiones. ¿O arcadas? Vamos, más que las provocadas por un bocadillo de sardinas.

Estoy plenamente convencido de que va a encontrar muchos más elementos de juicio (con dobles esta vez) que en lo manifestado por Ortega Smith, aunque no dejo de reconocer la gravedad de las mismas. Fíjense ustedes que con tales antecedentes, si serán cancaburradas las que se escuchan en ambientes más reducidos. Y menos mal. A no ser que los fiscales de estos contornos consideren que existe un derecho al insulto, que se traduce en poner a caer de un burro a todo aquel que por la más nimia razón se intuya no voxiano. Y con unas formas y maneras, amén de un exquisito léxico, que si se tratase de una película (inviable en los tiempos que ellos añoran), sería calificada, como mínimo con dos equis. Pues si con una se engloban no solo las de contenido pornográfico, sino aquellas que manifiesten de forma clara una apología de la violencia, con descripciones detalladas de daño físico grave, crueldad y actitudes degradantes o inhumanas, estarás conmigo que con relación a esto último (porque, para más inri, son católicos, apostólicos y romanos, que ponen a Dios por testigo en sus cruzadas escatológicas), algunos superan con creces tales límites.

Hazme el favor de no reírte que no está el horno para bollos. Pero estoy completamente seguro de que has puesto el retrato (o varios) a lo especificado al final del párrafo anterior. Y lo mismo nos quedamos cortos. Y agárrate que vienen curvas cuando comience la tramitación de la Ley de Memoria Democrática. En fin. Menos mal que esta idea turística nos puede ayudar a poner las cosas en su sitio. Y de camino se podrían sacar de la gaveta no sé cuántos expedientes. Cuyas propuestas de resolución duermen el sueño de los (in)justos.

Disfruten del fin de semana.

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