El diputado de Vox no se limitó a señalar que lo que hacían
realmente era torturar, violar y asesinar vilmente, sino que luego se ratificó
en su cuenta de Twitter: “Si tanto quieren memoria histórica, que no se pongan
tan nerviosos cuando les recordamos que no eran 13 rosas, eran 13 asesinas”.
Sostiene el fiscal que el discurso realizado “conlleva un
evidente alcance, independientemente de su intencionalidad, y que el autor debe
suponer, razonablemente, sus efectos discriminatorios e, incluso, incitadores
al odio y a la hostilidad”. Por consiguiente, se entiende que estas palabras “no
solo suponen un ataque a la dignidad de las personas, sino también un peligro potencial, pero asimismo real, para
las mismas, al incitar a terceras personas al odio sobre un colectivo basado en
su ideología, creando, o incrementado, un peligro para tal grupo o sus
componentes”.
Tómate los tres párrafos anteriores como preámbulo del meollo.
Que no es otro, ahora que el turismo se encuentra bajo mínimos, que el
encarecido ruego a la consejera Castilla para que curse invitación al señor
fiscal que se deja mencionado, a unas vacaciones, tipo todo incluido, en (el) Puerto
de la Cruz. Con una condición: que la tele de la habitación del hotel esté
sintonizada en un antro audiovisual, perteneciente al Grupo Cadena Media (la
cadena nacional de televisiones más veterana y AHORA única en España, formada
por las emisoras locales, provinciales y autonómicas más importantes).
Como contraprestación al gesto, don Alfonso Aya, deberá
elaborar, y elevar al órgano competente, un dosier (conveniente sería adjuntar
vídeo) con los contenidos de al menos dos programas de su parrilla (o rejilla:
esquema o cuadro de programación). Y en el supuesto de que no sea capaz de
aguantar semejante sacrificio ante la caja tonta, verá reducida su estancia en tantos
días como… blasfemias, injurias e improperios, perdón, en qué estaría pensando
yo… ausencias no justifique ese par de horas (aproximadamente) durante los días
de la semana que estime conveniente dedicar al ejercicio de marras. Tal
libertad para el acomodo ante el aparato se debe a las repeticiones. ¿O
arcadas? Vamos, más que las provocadas por un bocadillo de sardinas.
Estoy plenamente convencido de que va a encontrar muchos más
elementos de juicio (con dobles esta vez) que en lo manifestado por Ortega
Smith, aunque no dejo de reconocer la gravedad de las mismas. Fíjense ustedes
que con tales antecedentes, si serán cancaburradas
las que se escuchan en ambientes más reducidos. Y menos mal. A no ser que los fiscales
de estos contornos consideren que existe un derecho al insulto, que se traduce
en poner a caer de un burro a todo aquel que por la más nimia razón se intuya
no voxiano. Y con unas formas y
maneras, amén de un exquisito léxico, que si se tratase de una película (inviable
en los tiempos que ellos añoran), sería calificada, como mínimo con dos equis.
Pues si con una se engloban no solo las de contenido pornográfico, sino
aquellas que manifiesten de forma clara una apología de la violencia, con
descripciones detalladas de daño físico grave, crueldad y actitudes degradantes
o inhumanas, estarás conmigo que con relación a esto último (porque, para más
inri, son católicos, apostólicos y romanos, que ponen a Dios por testigo en sus
cruzadas escatológicas), algunos superan con creces tales límites.
Hazme el favor de no reírte que no está el horno para
bollos. Pero estoy completamente seguro de que has puesto el retrato (o varios)
a lo especificado al final del párrafo anterior. Y lo mismo nos quedamos
cortos. Y agárrate que vienen curvas cuando comience la tramitación de la Ley
de Memoria Democrática. En fin. Menos mal que esta idea turística nos puede
ayudar a poner las cosas en su sitio. Y de camino se podrían sacar de la gaveta
no sé cuántos expedientes. Cuyas propuestas de resolución duermen el sueño de
los (in)justos.
Disfruten del fin de semana.
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