Quienes me conocen –no muchos, pero sí unos cuantos– saben
de mis escasas predilecciones por el capítulo de las distinciones. A las que tan dadas son las
instituciones públicas en estos últimos tiempos. Cualquier motivo es bueno para
la entrega de metopas y la foto de rigor. Incluso se premia por realizar las
funciones para las que fuiste contratado. A lo peor el subconsciente de los
gobernantes lo entienden como una compensación a la precariedad laboral. Capítulo
aparte constituye la concesión de honores. Sujeta al oportuno expediente y que
concluye en una votación del máximo órgano de gobierno. En los ayuntamientos,
el pleno.
La pasada semana –sesión plenaria ordinaria correspondiente
al mes de julio en el consistorio realejero– se acordó, por mayoría, conceder
la Medalla de la Villa al Mérito Cultural, en su categoría de oro, a Carmen
Nieves Luis García. La incoación del expediente se debió a la propuesta de
varias asociaciones de Icod el Alto, lugar en el que la galardonada ha desarrollado
ingente labor investigadora y divulgativa en el campo de la música tradicional.
Mencionar Los Alzados es pensar en Carmen Nieves.
Pero los indudables méritos han quedado debidamente
reflejados en otras crónicas y otros foros. Las redes sociales,
fundamentalmente, han sido vehículos de transmisión del acuerdo. Y por Facebook
me entero de que no hubo unanimidad en la resolución. Aunque tal circunstancia
no resta un ápice de los valores atesorados por la homenajeada, a quien se vio,
en dos ocasiones, en tesituras parecidas, le llama la atención que algunos
cargos públicos no hayan tenido la suficiente altura de miras, cuando era el “pueblo”
el que pedía el reconocimiento. Porque si el proponente hubiese sido cualquier
formación política, uno podría ser capaz, aunque no lo comparta, de verlo como
una faceta más de la confrontación entre los unos y los otros. Se pierden
magníficas oportunidades del todos a una en las ocasiones, como esta, en que
los hechos son tan nítidos que no deberían admitir la más mínima duda.
En la misma red social aludida puedo leer que el resultado
de la votación fue el siguiente: 15 votos a favor, cuatro en contra y una
abstención. No asistió una concejal del grupo de gobierno. De Icod el Alto,
precisamente. Sin que por ello deba un servidor presuponer nada. Por los
comentarios habidos, no es necesario ser muy fuerte lince para colegir que los siete
concejales de la oposición (PSOE, IU y CC) no fueron los disidentes, pues ellos
mismos han desvelado su voto afirmativo. Sin embargo, el mutismo ha imperado en
el grupo popular. Y mira que son dados a promocionarse quienes lo componen. El
voto es secreto, sobre todo para y cuando interesa.
La fotografía la extraigo de la correspondiente nota de prensa
del ayuntamiento. En el acto que se fije para la entrega en el Salón de Plenos,
será Manuel Domínguez el que imponga la distinción. Alcalde que presume de mantener
la cohesión entre los suyos, tanto que se
permite declarar que no deja libertad de voto. Entonces, ¿se amotinaron algunos
o hubo pacto entre bambalinas? Cuando escribí tiempo atrás que había malestar y
que no todo era un paseo triunfal, ¿por qué te reíste, estimado lector? Que uno
tiene la oreja puesta siempre e intenta ubicarla en la dirección adecuada. Qué
incongruencia más grande el que alguien vaya a ser protagonista de un acontecimiento,
fruto de una resolución quizás parida con su voto en contra.
Estas líneas no pretenden enturbiar tan magno hecho, pero sí
despertar conciencias. Porque no es oro todo lo que reluce y existen enormes
dosis de cinismo en algunas actuaciones. Ahora se erigirá como protagonista de
un reconocimiento merecidísimo una formación que da la espalda a la participación
ciudadana. O son ellos los que paren la idea o no dudan en recurrir a este
esperpento. Bien harían los cinco disconformes en quedarse en la casa o en
descubrir las razones argumentadas para no sumarse al homenaje. ¿Habrá nueva delegación
de funciones?
Basilio Labrador se sorprendió cuando me vio en La Carrera el
día que el pabellón pasó a ostentar su nombre. Méritos y amistades son
cuestiones indiscutibles. En nuestra breve conversa quedó claro. Ahora, tres
cuartos de lo mismo. No es necesario que me inviten para acudir a la imposición
de la medalla concedida a Carmen Nieves. Iré caminando, que no me queda tan
lejos. Espero no caerme.
Fue otro sentir plasmado Desde La Corona. ¿Polémico por
enfocarlo desde el punto de vista que la mayoría pasa de puntillas? Entiendo
que no. Realista, sin duda. Y reflejar el equilibrio de la objetividad, aun
tratándose de un artículo de opinión, sano ejercicio de cordura. Aunque, me
temo, el no ir dando palmaditas en la espalda de quienes dicen representarnos
me ocasiona ciertas distorsiones. ¿Habrá mentes subversivas que lean lo que yo
no escribí e insistan en colgarme sambenitos por no seguir cuerdas ni dictados?
Ponle el cuño. Qué le voy a hacer, cuanto más viejo más “alzado”.
Felicidades, Carmen Nieves, mi reconocimiento y afecto. Y
por extensión –seguro que tú vas a hacerlo– a las gentes de Icod de los Trigos.
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