Recoge el DRAE la expresión vender la moto (o vender la
burra) y la define como tratar de convencer de algo con mucha labia. Ocurre
cuando nos quieren colar cualquier producto de poco valor como si fuese el no
va más del mercado. De ello se abunda en épocas de crisis, que es cuando el
ingenio se agudiza. Y todo individuo sobre la faz de la Tierra, de carácter
latino, dispone de un doble rasero en el arte de la maña o la treta por el que
intentará ofrecerte gangas a diestro y siniestro.
Los realejeros estamos de enhorabuena. Nuestro alcalde es un
filón. Lo más normal es que te lo encuentres en cualquiera de sus múltiples
sesiones fotográficas. Él explota esta veta. Le es mucho más rentable que la
oratoria. Y lo más nimio de lo que significa la gestión cotidiana de una
institución pública es elevado a la categoría de éxito mundial.
Nos ha vendido de todo: edificios de aparcamientos y locales
comerciales (que rinden al doscientos por cien), la contratación de un jefe de
seguridad y emergencias (el mejor pagado en muchas leguas a la redonda y con
dos resultados exitosos: copiar un plan de protección y concitar un rechazo
casi generalizado, incluso dentro de la exigua plantilla policial), fluidez en
el tráfico rodado (Avenida de Canarias, Los Cuartos, Los Barros…) y un etcétera
casi tan amplio como el inventario de besos que reparte cada día… Que no, no
sigo, me niego, para que luego me reprendas porque me repito.
Ahí lo tienen, de nuevo a la carga. No te engañé con el titular.
Y utilizando el salón de plenos para sus transacciones comerciales. Con el
añadido de que, a lo peor, pagó publicidad con dinero público. Y, a lo peor
(otra vez), en medios de comunicación (es un decir) ilegales. Moda a la que
también se sumó (la Fiscalía está en ello) el consistorio lagunero. Ciudad en
la que no se ve (in)cierta tele, pero que en la época de Clavijo apoquinó
varios miles de euros para difusión de actividades propias del patrimonio
histórico. Manda cazones (tiburones vitamínicos de la especie de
elasmobranquios carcarriniformes; la realidad supera toda ficción imaginable).
¿Son las redes sociales útiles?, se preguntaba el vendedor
de motos el pasado 17 del presente a las 8 horas y 26 minutos. Le adelanté en
otro artículo que muchísimo. Y bien lo sabrá él. Pero como es de mente
olvidadiza y sufre de trastornos bipolares cuando vislumbra el rabo de gato por
La Higuerita, intentaré (una vez más, lo malo es que ya no sé cuántas van) ser
lo más pedagógico posible, a pesar de mi placentera etapa de estado jubiloso.
La guerra con Carlos Alonso, presidente del Cabildo, es
permanente. Lo acusa de muchas fotos, demasiadas puestas en escena y
comercialización fraudulenta de frascos repletos de humo. O séase, y traduzco, competencia
desleal. Y en esto del ámbito competencial, y de por medio, la carretera de El
Castillo, vía de acceso al populoso barrio de Toscal-Longuera. Que sí tú, que
si yo, que si patatín, que si patatán. Y nosotros de visita en los talleres por
culpa de las suspensiones.
Días, semanas, meses, años de lloros y pataletas. ¿El niño
quiere el chupete? Se lo regalamos. Toma, yo te aporto el 80% del importe de la
obra y adjudícalo tú. El Cabildo de Tenerife hace con los ayuntamientos lo que
demanda para sí del Gobierno de Canarias. Y, ayer te lo adelanté –y el grupo
socialista también lo trasladó a los medios de comunicación–, el señor alcalde
(puede que más pensando en otra instantánea gráfica para añadir a la colección)
comete otra chapuza y ha tenido que anular el expediente de adjudicación. Puede
que los técnicos y funcionarios, con tanta locura, trastoquen los informes. Y
Manolo callado como un tuso. O no, el bobo. ¿Hasta cuándo deberemos seguir
sufriendo las inclemencias del temporal de baches y socavones? Menos mal que
nos roban el cableado del alumbrado público para mantener… el suspense.
¿Son las redes sociales útiles? ¿Otra vez? Bien te gusta
joder la pavana: fastidiar, incordiar, dar la lata, según la Academia Canaria
de la Lengua. Pero como los “mass media” (tradicionales) suelen arrimarse al
mejor postor (normalmente, los grupos de gobierno), justo es reconocer la
sacrificada labor que los grupos de la oposición llevan a cabo en determinados
ayuntamientos, con propuestas de mejora innegables, pero que, por el afán
desmedido de protagonismo de algunos alcaldes, son rechazadas sistemáticamente,
para luego ser presentadas posteriormente como méritos propios. Y como los
voceros oficiales se encargan de repetir hasta la saciedad la mentira goebbeliana,
aquí estoy en La Corona para erigirme en defensor de causas difíciles, pero que
por justas merecen especial dedicación. Y, por qué no, para joder la pavana.
Cuando el grupo socialista presentó (la enésima) una
enmienda para adecuar los parques infantiles a niños con diversidad funcional,
recibió la correspondiente medicina de prepotencia con la consabida respuesta
(la enésima): Estamos en ello. Quince meses después, y gracias a La Caixa,
junto a la pertinaz preocupación del colectivo Milenio, ahí se encuentra el
flamante columpio adaptado. ¿Qué les suponía a don Manuel y a doña Sandra
aceptar la solicitud y demostrar en Los Realejos que es posible lo que el
consejero insular reclama con tanta insistencia cuando actúa con su otra
personalidad? Nada. Es más, hubiesen quedado como unos señores de la política y
no como unos sabelotodos (vale el ejemplo de Vázquez Montalbán en Galíndez: Es
un sabelotodo de mierda que mira a los demás por encima del hombro), sabidillos
o sabihondos. Si la señora concejala desea colocar el guion as o la arroba,
pues ya sabe, que para eso se “profesionalizó” en la universidad lagunera.
No, no y no. La foto es para mí. Y como mucho, uno de los
míos. No quiero más sombras. Si los réditos se midiesen en poses… Respeto
institucional más allá de nuestras lindes, pero aquí bien que prescindes si no
es tuyo el concejal.
Concluyo con el deseo de que no corra la voz por cierto
edificio de la Avenida de Canarias (parte no cerrada al tráfico) que Jesús
tiene una flamante Derbi 125, matrícula TF-13137. Quita, quita, que me vende la
moto.
Tengan todos, incluidos concejales y alcaldes, un feliz fin
de semana. Pero, sobre todo, a quienes hacen posible que Desde La Corona siga
repartiendo dardos con mensaje para intentar despertar conciencias. Y que
impere la ecuanimidad.
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