viernes, 25 de agosto de 2017

Nos vende la moto

Recoge el DRAE la expresión vender la moto (o vender la burra) y la define como tratar de convencer de algo con mucha labia. Ocurre cuando nos quieren colar cualquier producto de poco valor como si fuese el no va más del mercado. De ello se abunda en épocas de crisis, que es cuando el ingenio se agudiza. Y todo individuo sobre la faz de la Tierra, de carácter latino, dispone de un doble rasero en el arte de la maña o la treta por el que intentará ofrecerte gangas a diestro y siniestro.
Los realejeros estamos de enhorabuena. Nuestro alcalde es un filón. Lo más normal es que te lo encuentres en cualquiera de sus múltiples sesiones fotográficas. Él explota esta veta. Le es mucho más rentable que la oratoria. Y lo más nimio de lo que significa la gestión cotidiana de una institución pública es elevado a la categoría de éxito mundial.
Nos ha vendido de todo: edificios de aparcamientos y locales comerciales (que rinden al doscientos por cien), la contratación de un jefe de seguridad y emergencias (el mejor pagado en muchas leguas a la redonda y con dos resultados exitosos: copiar un plan de protección y concitar un rechazo casi generalizado, incluso dentro de la exigua plantilla policial), fluidez en el tráfico rodado (Avenida de Canarias, Los Cuartos, Los Barros…) y un etcétera casi tan amplio como el inventario de besos que reparte cada día… Que no, no sigo, me niego, para que luego me reprendas porque me repito.
Ahí lo tienen, de nuevo a la carga. No te engañé con el titular. Y utilizando el salón de plenos para sus transacciones comerciales. Con el añadido de que, a lo peor, pagó publicidad con dinero público. Y, a lo peor (otra vez), en medios de comunicación (es un decir) ilegales. Moda a la que también se sumó (la Fiscalía está en ello) el consistorio lagunero. Ciudad en la que no se ve (in)cierta tele, pero que en la época de Clavijo apoquinó varios miles de euros para difusión de actividades propias del patrimonio histórico. Manda cazones (tiburones vitamínicos de la especie de elasmobranquios carcarriniformes; la realidad supera toda ficción imaginable).
¿Son las redes sociales útiles?, se preguntaba el vendedor de motos el pasado 17 del presente a las 8 horas y 26 minutos. Le adelanté en otro artículo que muchísimo. Y bien lo sabrá él. Pero como es de mente olvidadiza y sufre de trastornos bipolares cuando vislumbra el rabo de gato por La Higuerita, intentaré (una vez más, lo malo es que ya no sé cuántas van) ser lo más pedagógico posible, a pesar de mi placentera etapa de estado jubiloso.
La guerra con Carlos Alonso, presidente del Cabildo, es permanente. Lo acusa de muchas fotos, demasiadas puestas en escena y comercialización fraudulenta de frascos repletos de humo. O séase, y traduzco, competencia desleal. Y en esto del ámbito competencial, y de por medio, la carretera de El Castillo, vía de acceso al populoso barrio de Toscal-Longuera. Que sí tú, que si yo, que si patatín, que si patatán. Y nosotros de visita en los talleres por culpa de las suspensiones.
Días, semanas, meses, años de lloros y pataletas. ¿El niño quiere el chupete? Se lo regalamos. Toma, yo te aporto el 80% del importe de la obra y adjudícalo tú. El Cabildo de Tenerife hace con los ayuntamientos lo que demanda para sí del Gobierno de Canarias. Y, ayer te lo adelanté –y el grupo socialista también lo trasladó a los medios de comunicación–, el señor alcalde (puede que más pensando en otra instantánea gráfica para añadir a la colección) comete otra chapuza y ha tenido que anular el expediente de adjudicación. Puede que los técnicos y funcionarios, con tanta locura, trastoquen los informes. Y Manolo callado como un tuso. O no, el bobo. ¿Hasta cuándo deberemos seguir sufriendo las inclemencias del temporal de baches y socavones? Menos mal que nos roban el cableado del alumbrado público para mantener… el suspense.
¿Son las redes sociales útiles? ¿Otra vez? Bien te gusta joder la pavana: fastidiar, incordiar, dar la lata, según la Academia Canaria de la Lengua. Pero como los “mass media” (tradicionales) suelen arrimarse al mejor postor (normalmente, los grupos de gobierno), justo es reconocer la sacrificada labor que los grupos de la oposición llevan a cabo en determinados ayuntamientos, con propuestas de mejora innegables, pero que, por el afán desmedido de protagonismo de algunos alcaldes, son rechazadas sistemáticamente, para luego ser presentadas posteriormente como méritos propios. Y como los voceros oficiales se encargan de repetir hasta la saciedad la mentira goebbeliana, aquí estoy en La Corona para erigirme en defensor de causas difíciles, pero que por justas merecen especial dedicación. Y, por qué no, para joder la pavana.
Cuando el grupo socialista presentó (la enésima) una enmienda para adecuar los parques infantiles a niños con diversidad funcional, recibió la correspondiente medicina de prepotencia con la consabida respuesta (la enésima): Estamos en ello. Quince meses después, y gracias a La Caixa, junto a la pertinaz preocupación del colectivo Milenio, ahí se encuentra el flamante columpio adaptado. ¿Qué les suponía a don Manuel y a doña Sandra aceptar la solicitud y demostrar en Los Realejos que es posible lo que el consejero insular reclama con tanta insistencia cuando actúa con su otra personalidad? Nada. Es más, hubiesen quedado como unos señores de la política y no como unos sabelotodos (vale el ejemplo de Vázquez Montalbán en Galíndez: Es un sabelotodo de mierda que mira a los demás por encima del hombro), sabidillos o sabihondos. Si la señora concejala desea colocar el guion as o la arroba, pues ya sabe, que para eso se “profesionalizó” en la universidad lagunera.
No, no y no. La foto es para mí. Y como mucho, uno de los míos. No quiero más sombras. Si los réditos se midiesen en poses… Respeto institucional más allá de nuestras lindes, pero aquí bien que prescindes si no es tuyo el concejal.
Concluyo con el deseo de que no corra la voz por cierto edificio de la Avenida de Canarias (parte no cerrada al tráfico) que Jesús tiene una flamante Derbi 125, matrícula TF-13137. Quita, quita, que me vende la moto.
Tengan todos, incluidos concejales y alcaldes, un feliz fin de semana. Pero, sobre todo, a quienes hacen posible que Desde La Corona siga repartiendo dardos con mensaje para intentar despertar conciencias. Y que impere la ecuanimidad.

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