En ya no me acuerdo qué año de la década de los noventa
–estaba un servidor impartiendo clases en el colegio Toscal-Longuera– me
advierten desde cierto medio de comunicación (Antena 3 TV, cuando disponía de
centro emisor en Santa Cruz de Tenerife) que la salutación del programa de las
fiestas patronales de Arafo era una copia íntegra de la publicada en las de
mayo de 1987 en Los Realejos. Se había limitado el calco sureño a cambiar el
nombre del santo (San Agustín en lugar de San Isidro) y… viva el vino. Por
aquella época regentaba la alcaldía en aquel municipio el sempiterno Domingo
Calzadilla, quien hizo caso omiso a los requerimientos del periodista que se
puso en contacto conmigo. Y como el autor de estas líneas también fue el
responsable del saluda objeto de la repetición, sí que me trasladé a la capital
para dar fe de la autoría. Eran difíciles aquellos tiempos del final de las
segundas corporaciones democráticas, por lo que pensar en asesores, secretarios
particulares y otros cargos del estilo constituía una verdadera utopía. En
suma, que debías ejercer el cargo, elaborarte los escritos y realizar tantas
funciones que si los actuales tuviesen que pasar por semejante tesitura, lo
mismo… nos iría mucho mejor que con la generosa sangría del presente en el apartado de cargos
públicos del capítulo I de los presupuestos municipales.
Todo quedó en una anécdota. El concepto de propiedad
intelectual ha sido desarrollado con posterioridad. Es más, cómo demonios iba
yo a demostrar que aquellos párrafos surgieron en la soledad de una noche de
insomnio. Y cómo iba a discutir un simple maestro de escuela con el
todopoderoso alcalde arafero, quien se hallaba en la cresta de la ola. Tanto
que se permitía el lujo de presentarse en cada elección por un partido
diferente y ganaba de calle. Además, yo, felizmente retornado a las aulas, deseaba
vivir tranquilo. Ahora no, después de jubilado me he vuelto revoltoso.
Este pasado domingo me entero por el alcahuete de Facebook
que un vecino de la Cruz del Castaño, el amigo Javier Dóniz, mejor persona y
excelente conocedor del mundo de los volcanes, pone el grito en el cielo
(minúscula porque ya saben de mi religiosidad) ante la contemplación del
escrito de don Manuel Domínguez en el programa de las fiestas de aquel rincón
realejero. Vino a situarlas en julio, en vez de en septiembre. Pero no es el
único pecado del mandatario, puesto que el mensaje no era inédito; ya había
visto la luz en otra ocasión. Constatado, al menos, en el de Las Toscas de
Romero. Y no sé, pero me da que la memoria me intenta llamar la atención hacía
algún otro lugar y no en este año, precisamente. Como el pueblo presume de ser
el más fiestero (amigo de fiestas) de España, y no poseo el archivo de todas
esos programas, no soy capaz de poner la mano en el fuego (también somos
expertos pirotécnicos) por si la clonación ha sido más que un duplicado.
Repetirse no es malo per se. Seguro que en los centenares de
artículos, Jesús lo ha hecho en vete a saber cuánto. Pero los ayuntamientos de
ahora, las corporaciones de ahora, los equipos de gobierno de ahora, cuentan
con infinidad de recursos. Y es probable que el alcalde de mi pueblo, entre su
equipo de consultivos, disponga de una persona encargada de redactar estos
saludas. No digo que sea trabajo específico, pero casi. Por lo que estos
deslices no tienen justificación alguna. Vamos, que es pecado mortal.
Son, por otra parte, las consecuencias de las múltiples
ocupaciones de quien cobra religiosamente cada fin de mes, en generosa cuantía,
de los impuestos que apoquinamos a la hacienda pública, sin que obtengamos la
debida contraprestación del regidor traducida en dedicación exclusiva, como
sería, en pura lógica, su principal obligación. Como se halla en otras cosas
casi de manera permanente, cada vez que debe acudir a firmar lo hace sin las
debidas garantías. Tardando está, por consiguiente, en delegar, asimismo, esta
faceta que se antoja primordial en los meses veraniegos. Sería lo más lógico,
lo más normal. Bastante sacrificio le supone el hecho de mirar los ingresos en
su cuenta corriente entre tanto trajín partidario y cabildero.
Qué importancia, qué trascendencia tiene este pequeño
desliz, se preguntarán votantes y seguidores. Muchísima, porque demuestra el
escaso interés demostrado. Salvo las fotos del bien quedar. Hecho por el que
pierde, si menester fuere, parte de su anatomía (la que normalmente no sale en
el retrato). Los Realejos se merece un alcalde a tiempo completo. La situación
de ahora es un esperpento de interinidades. Y el sueldo asignado, una burla,
amén de un robo. Todos los electores que en 2015 dieron la espalda a CC por sus
luchas intestinas, y recurrieron al voto fácil, se tiran de los pelos. Jamás
pensaron que los postureos alcanzaran
tal magnitud. Y es bastante significativo el comentario de alguien que ostentó
cargo, e importante, en el anterior mandato (2011-2015): “No es oro todo lo que
reluce”. Él, mejor que yo, sabrá el porqué. Si les pica la curiosidad, dirijan
las miradas hacia Icod el Alto.
Quedan fiestas a porrillo. ¿Pondrán más atención en los
saludas a partir de ahora? Puede que sí. Este blog, modestia aparte (cómo te imito,
Manolo; contrátame, que ironía no va a faltar hasta 2019), y al número de
visitas me remito, va viento en popa como conciencia crítica. No abundan los me
gusta, pero se lee en las trastiendas. En las populares también, lo que supone
un peligro evidente.
[Aclaración final: Una vez redactado este post, me
confirman, gracias a las pertinentes pesquisas, que la salutación de marras se
ha venido repitiendo en los programas de las fiestas de al menos media docena de
lugares. Y lanzo este envite: ¿A que no se atreve el señor alcalde, o la señora
concejala de fiestas, a repetir sus respectivos saludas de las Fiestas de Mayo en
las del Carmen. Y si no ven la foto demasiado nítida, echen la culpa al tiempo
atmosférico del día de ayer]
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