martes, 13 de noviembre de 2018

Otro encuentro

Fue una excepción. Que lo mismo se convierte en la segunda reglada. Porque se había convenido que el primer sábado del mes de junio, a las puertas del verano, unos jóvenes y entusiastas maestros, criados y ensolerados en la Escuela Normal de La Laguna, se darían cita para intercambiar opiniones, contarnos batallitas y comer distendidamente en cualquier lugar de la geografía canaria.
Y este año nos trasladamos a Lanzarote el día 2 del precitado mes. Allí nos encontramos con un anfitrión de lujo. Por la zona de Masdache, en el municipio de Tías, el compañero, pero mejor amigo, Cándido, el bonachón conejero que siempre se halla al pie del cañón y acude solícito a cada llamada, preparó una de campeonato.
Y allá a las tantas de esa memorable jornada, cuando la luna ya iluminaba el paisaje volcánico pero aún seguían sonando los temas musicales que nos retrotraen a épocas de inmejorables recuerdos, se concertó que en noviembre procedía otra convocatoria. La acogida y las horas de convivencia que disfrutamos en un magnífico entorno, con los aderezos sonoros y gastronómicos pertinentes, bien merecían que hiciéramos un esfuerzo para un nuevo encuentro antes de que el año finalizara.
Este pasado sábado nos vimos en El Realejo. Que así lo mentamos no solo los del pueblo sino aquellos conocidos, como estos compañeros de promoción, que nos sitúan de esta guisa: Jesús (o Teobaldo, o Grillo, o Adela, o Domingo…), el del Realejo.
Y si me apuras, del Rialejo. En la Sociedad que lleva el nombre del ilustre Viera y Clavijo, en el Casino de Realejo Alto, estupendamente atendidos por un grupo de directivos de la entidad, con José Domingo al frente, y cazados nada más entrar en las instalaciones por el incombustible Carricondo, un victoriero de pro, para la foto de rigor. Ellas y ellos, o la viceversa, inmortalizados para siempre jamás. Y el archivo va aumentando. Menos mal que las tarjetas tienen cada vez más capacidad. Bueno, que pasamos otro rato (mejor, unas cuantas horas) de lujo, sin duda alguna, casi obvio es manifestarlo.
Es de bien nacidos ser agradecidos. Es lo que nos recuerda el refrán. Y dos compañeras se encargaron de recaudar unos euros con los que intentar corresponder mínimamente a quien tanto desvelo, cariño, esfuerzo y entusiasmo puso hace unos meses. Tampoco me olvido de Pedro Maestre, que curró de lo lindo. Ni de quien, guitarra en ristre (Abraham), nos hizo un exhaustivo repaso por la música de todos los tiempos. Así, a los postres, se entregó un pequeño detalle a Cándido como muestra de obligado reconocimiento al excelente despliegue habido en su tierra natal en la anterior ocasión. Por lo bajini me confesó que esto no va a quedar en tablas y lo mismo nos sorprende dentro de poco. Me lo creo. Capaz es.
Siempre es difícil mencionar a los concurrentes. Con tal de que se quede uno, por muy involuntario que sea el motivo, se lía el asunto. Pero, y no creo que la tropa se enfade, al tiempo que debemos justificar ausencias por razones de fuerza mayor, parece conveniente resaltar que contamos aún con algunos miembros activos: Carlos Casanova, que ejerce de inspector educativo en La Gomera; Humberto Hernández, profesor en la Universidad de La Laguna (Periodismo) y actual presidente de la Academia Canaria de la Lengua; y Rafael Yanes, Diputado del Común. Los demás, salvo error u omisión, felizmente jubilados y agricultores a tiempo parcial. Alguna jaqueca, unas pastillas para tensión y colesterol y poco más. No puedo ni quiero olvidarme del sentido recuerdo a los que ya nos abandonaron y a los que se dedicó un emotivo vídeo, obra del manitas del grupo. ¿Quién si no?: don Manuel Afonso Carricondo.
Que lo mismo maneja un ordenador, que una cámara, que agarra un timple, una guitarra… Un multiusos, vamos.
Y nos dirigió unas palabras el huarachero Fernando, hombre avezado en lidiar con públicos. Acudió (don) Avelino, nuestro profesor de matemáticas, quien a sus ochenta años sigue al pie del cañón. Y recordando andanzas y teoría de los conjuntos de aquellos tiempos por Heraclio Sánchez. En fin, si algunos de los no mentados, o todos, piensan que debieron ser incluidos en nómina, como el atleta Carballo, despreocúpense y a darse por aludidos. O impónganme el castigo de abandonar estas lides de escribano barato y mándenme para cierto sitio. O a cultivar jaramagos. Y más: no me lean.
¿Las fotos? ¿De quién van a ser? Hay muchas más. Dejo en sus manos el publicarlas o no. A lo peor nos hacemos famosos a estas altura de la vida. Qué ilusión.
Hasta la próxima, estimados. ¡Ah!, un servidor todavía no ha entrado en ese círculo vicioso del lenguaje inclusivo o no sexista. Entiendo que con su uso no se arreglan los problemas de discriminación que aún existen en la sociedad. Si se obrara ese milagro, desde mañana entraba en la dinámica del los-las. Lo de la @ ya es demasiado. Y no tengo ganas de que Humberto me tire de las orejas. Así que, chicas, que siguen siendo más, qué sería de nosotros sin ustedes.

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