jueves, 29 de noviembre de 2018

Presupuesto municipal realejero (2)

“Hay que acabar con la visión que se tenía del pueblo”. O “no es fácil reconducir la visión que se tenía”. No lo entiendo, alcalde. ¿Se refiere, y le repito, a cuando usted gobernaba con Oswaldo? Porque en estos dos últimos mandatos (desde 2011, como  le gusta tanto insistir), los realejeros no hemos visto grandes avances. Al contrario, se han perdido dos mil habitantes, son más los comercios que cierran que los que abren (hasta un chino tuvo que echar el candado) y el número de parados no ha disminuido en la previsión que contemplaban sus programas electorales. Pretende, acaso, expulsar a los díscolos –¿no se ha dado cuenta de que cada vez somos más?– y quedarse con su grupo sin molestias ni incordios, con la coartada perfecta para hipódromos, campos de golf y mucho más.
Ahora, siempre que al PGOU se le dé el visto bueno por esos organismos malditos que le ponen chinas en el camino –por cierto, ¿cuántos años se lleva con su tramitación?–, nos vende para este 2019 –optimismo, o caradura, le sobra– estos cuatro grandes propósitos: Nueva piscina, con complejo deportivo anexo; hipódromo (¿esta es ya la tercera intentona?), por un compromiso personal; puente entre El Cantillo y Siete Fuentes y el auditorio de la casona de La Gorvorana.
Ya no sé, estimado pluriempleado, si se cayó del guindo, de la higuera o esnifó gofio en polvo. ¿Cuándo va a cerrar ese maravilloso concurso de ideas para la piscina? Se lo pregunto porque después vendrá la decisión para su ubicación, redacción del proyecto, buscar las fuentes de financiación, ejecutar la obra… ¿Y todo en 2019? Si lo consigue, le juro que en 2023 votaré al PP, si antes los casos de corrupción no los han botado a ustedes. Y mientras, ¿corregimos las goteras de la actual (y del pabellón) o esperamos que se caiga el techo en cachitos? Yo estoy remojándome lunes, miércoles y viernes hasta las ocho y media de la mañana, más o menos. Dese un salto un día de lluvia y hablamos un fisco.
Siento decirle que no es el mundo de los caballos (salvo los del coche) mi preocupación principal. Ni el de la caza. Y es que mientras haya gente necesitada que busca trabajo desesperadamente, otros que emigran ante las negras perspectivas, falta de espacios donde desarrollar actividades de toda índole en las debidas condiciones, un patrimonio histórico con demasiadas sombras y escasas luces y ese consabido etcétera, qué quiere que le diga. Hombre, ya puestos lo de “el patrimonio cultural de Los Realejos pasa, inexcusablemente, por su patrimonio inmueble”, yo, de ser usted, lo mandaba borrar antes de que alguien (un servidor, por ejemplo) se lo restriegue en los besos (también lo he visto escrito bezos).
La construcción del puente aludido aliviará, según sus declaraciones en el vídeo de presentación del presupuesto, el tráfico en Realejo Bajo, dejándolo en un solo sentido. Me lo tendrá que volver a explicar porque ¿cómo está ahora mismo en los alrededores de la iglesia? Y si se refiere a la calle La Alhóndiga, salvo los instantes de entrada y salida del colegio Agustín Espinosa, ¿qué inconvenientes acarrea el tráfico? Si hasta tiene sus encantos para que vayamos despacio. ¿No es igual, o peor de problemático el caos en la calle El Sol con dos colegios en los alrededores? ¿Y en La Montaña, donde a pesar de la siembra de semáforos, sigue el problema latente? ¿No sería mejor un puente en Los Barros para un trazado recto desde la rotonda donde va a ir ubicada la escultura de mi compadre Paco? Y acometer de una vez el ensanche de Los Cuartos. Y encontrar una solución para una salida rápida desde el polígono de La Gañanía…
Y el auditorio de La Gorvorana. Pero si no hay sino cuatro líneas de los alumnos de una universidad privada. Cómo le gusta lo privado. Así está el alumbrado (¿o el apagado?) de nuestras calles. La Cruz Santa se llevó la palma estos días pasados. Auditorio que justifica con el dicho de que el que rompe viejo, paga nuevo. Chochear a esa edad ya resulta preocupante. Todo para seguir erre que erre en no prestar el más mínimo caso a la adquisición del Cine Viera y restaurarlo. Tome ejemplo de La Matanza. Por lo que rechazó la propuesta socialista –una de las cuarenta y ocho presentadas– para comprarlo. Pero a usted le conviene más hacer negocios con otros salones de empresarios afines y condonarles deudas contraídas con la hacienda pública. En fin, como La Gorvorana me duele como usted no se puede imaginar, iré un día de estos a hablar con Jorge Acevedo para que me explique lo de la fundación que ha creado a ver si me consuelo un poco. Cuando dentro de cinco, seis o más décadas podamos disfrutar de los conciertos y espectáculos en la Hacienda, habrá buscado alternativa al parque de perros por si nos cagamos los zapatos al entrar.
Y ya que lo mencioné, que de las 48 enmiendas presentadas por el PSOE solo haya admitido 3, dice mucho de prepotencias y modos de gobernar; de mandar, mejor. Les enfada que cuatro currantes –ustedes tienen todo el tiempo para ello; bueno, el alcalde no, porque normalmente está ido– hayan desmenuzado los distintos capítulos para intentar una mejor redistribución a base de disminuir partidas para concejales liberados (todos) o de la desmesurada asignación para publicidad y propaganda, conceptos que aparecen en todos lados, al igual que las atenciones protocolarias. Es decir, toda la parafernalia que les brinde la oportunidad para fotos, besos y relajos varios. Se rechazan sin explicaciones y punto. Porque interesa muy mucho seguir teniendo a la gente embobada, que puede ser peligrosa en el caso que le dé por pensar.

(continuará)

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