“Hay que acabar con la visión que se tenía del pueblo”. O
“no es fácil reconducir la visión que se tenía”. No lo entiendo, alcalde. ¿Se
refiere, y le repito, a cuando usted gobernaba con Oswaldo? Porque en estos dos
últimos mandatos (desde 2011, como le gusta
tanto insistir), los realejeros no hemos visto grandes avances. Al contrario,
se han perdido dos mil habitantes, son más los comercios que cierran que los
que abren (hasta un chino tuvo que echar el candado) y el número de parados no ha disminuido en la previsión que
contemplaban sus programas electorales. Pretende, acaso, expulsar a los
díscolos –¿no se ha dado cuenta de que cada vez somos más?– y quedarse con su
grupo sin molestias ni incordios, con la coartada perfecta para hipódromos,
campos de golf y mucho más.
Ahora, siempre que al PGOU se le dé el visto bueno por esos
organismos malditos que le ponen chinas en el camino –por cierto, ¿cuántos años
se lleva con su tramitación?–, nos vende para este 2019 –optimismo, o caradura,
le sobra– estos cuatro grandes propósitos: Nueva piscina, con complejo
deportivo anexo; hipódromo (¿esta es ya la tercera intentona?), por un
compromiso personal; puente entre El Cantillo y Siete Fuentes y el auditorio de
la casona de La Gorvorana.
Ya no sé, estimado pluriempleado, si se cayó del guindo, de
la higuera o esnifó gofio en polvo. ¿Cuándo va a cerrar ese maravilloso
concurso de ideas para la piscina? Se lo pregunto porque después vendrá la
decisión para su ubicación, redacción del proyecto, buscar las fuentes de
financiación, ejecutar la obra… ¿Y todo en 2019? Si lo consigue, le juro que en
2023 votaré al PP, si antes los casos de corrupción no los han botado a
ustedes. Y mientras, ¿corregimos las goteras de la actual (y del pabellón) o
esperamos que se caiga el techo en cachitos? Yo estoy remojándome lunes, miércoles
y viernes hasta las ocho y media de la mañana, más o menos. Dese un salto un
día de lluvia y hablamos un fisco.
Siento decirle que no es el mundo de los caballos (salvo los
del coche) mi preocupación principal. Ni el de la caza. Y es que mientras haya
gente necesitada que busca trabajo desesperadamente, otros que emigran ante las
negras perspectivas, falta de espacios donde desarrollar actividades de toda
índole en las debidas condiciones, un patrimonio histórico con demasiadas
sombras y escasas luces y ese consabido etcétera, qué quiere que le diga.
Hombre, ya puestos lo de “el patrimonio cultural de Los Realejos pasa,
inexcusablemente, por su patrimonio inmueble”, yo, de ser usted, lo mandaba
borrar antes de que alguien (un servidor, por ejemplo) se lo restriegue en los
besos (también lo he visto escrito bezos).
La construcción del puente aludido aliviará, según sus
declaraciones en el vídeo de presentación del presupuesto, el tráfico en
Realejo Bajo, dejándolo en un solo sentido. Me lo tendrá que volver a explicar
porque ¿cómo está ahora mismo en los alrededores de la iglesia? Y si se refiere a
la calle La Alhóndiga, salvo los instantes de entrada y salida del colegio
Agustín Espinosa, ¿qué inconvenientes acarrea el tráfico? Si hasta tiene sus
encantos para que vayamos despacio. ¿No es igual, o peor de problemático el caos
en la calle El Sol con dos colegios en los alrededores? ¿Y en La Montaña, donde
a pesar de la siembra de semáforos, sigue el problema latente? ¿No sería mejor
un puente en Los Barros para un trazado recto desde la rotonda donde va a ir
ubicada la escultura de mi compadre Paco? Y acometer de una vez el ensanche de
Los Cuartos. Y encontrar una solución para una salida rápida desde el polígono
de La Gañanía…
Y el auditorio de La Gorvorana. Pero si no hay sino cuatro
líneas de los alumnos de una universidad privada. Cómo le gusta lo privado. Así
está el alumbrado (¿o el apagado?) de nuestras calles. La Cruz Santa se llevó
la palma estos días pasados. Auditorio que justifica con el dicho de que el que
rompe viejo, paga nuevo. Chochear a esa edad ya resulta preocupante. Todo para
seguir erre que erre en no prestar el más mínimo caso a la adquisición del Cine
Viera y restaurarlo. Tome ejemplo de La Matanza. Por lo que rechazó la
propuesta socialista –una de las cuarenta y ocho presentadas– para comprarlo.
Pero a usted le conviene más hacer negocios con otros salones de empresarios
afines y condonarles deudas contraídas con la hacienda pública. En fin, como La
Gorvorana me duele como usted no se puede imaginar, iré un día de estos a
hablar con Jorge Acevedo para que me explique lo de la fundación que ha creado
a ver si me consuelo un poco. Cuando dentro de cinco, seis o más décadas
podamos disfrutar de los conciertos y espectáculos en la Hacienda, habrá buscado
alternativa al parque de perros por si nos cagamos los zapatos al entrar.
Y ya que lo mencioné, que de las 48 enmiendas presentadas
por el PSOE solo haya admitido 3, dice mucho de prepotencias y modos de
gobernar; de mandar, mejor. Les enfada que cuatro currantes –ustedes tienen
todo el tiempo para ello; bueno, el alcalde no, porque normalmente está ido–
hayan desmenuzado los distintos capítulos para intentar una mejor
redistribución a base de disminuir partidas para concejales liberados (todos) o
de la desmesurada asignación para publicidad y propaganda, conceptos que
aparecen en todos lados, al igual que las atenciones protocolarias. Es decir,
toda la parafernalia que les brinde la oportunidad para fotos, besos y relajos
varios. Se rechazan sin explicaciones y punto. Porque interesa muy mucho seguir
teniendo a la gente embobada, que puede ser peligrosa en el caso que le dé por
pensar.
(continuará)
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