Aconsejado por varios amigos, aunque con ello deba llevar la
contraria a los otros que me animan a seguir en la misma línea (editorial), hoy
voy a hacer una excepción y solo trataré asuntos que merecen nuestra
consideración más encomiástica y el aplauso más sincero. Que no es lo mismo que
alabanzas vanas por reconocer hechos que se engloban en el cotidiano trabajo. Y
viene esto a cuento de que algunos pretenden se les reconozca una labor que
viene implícita en el sueldo. Yo no puedo felicitar a un concejal porque ordene
el cambio de una bombilla fundida. Ni porque mande recoger la basura. Ni porque
vele para que la temperatura del agua de la piscina sea la correcta. Para el
mantenimiento de los servicios no se necesita, ya puestos, concejales
liberados. Y a nadie se le abona un salario por ir al curro a rascarse el
ombligo. A no ser que en las instituciones públicas existan otros criterios o
se rijan por parámetros monetarios diferentes.
Bien por Paulino Rivero –yo pensé que estaba desaparecido–
que se fue a un acto de homenaje a Secundino Delgado de la mano de Juan Manuel
García Ramos. Cree el expresidente que deberá ser el PNC el partido que
abandere el tan necesario cambio en Coalición Canaria. Fue un desagravio en
toda regla a las declaraciones de Fernando Clavijo cuando la pasada semana
cortó la pregunta de un periodista para
indicarle que el diputado aludido (García Ramos) era tan de CC como los otros
diecisiete. Seguro que ya Rivero echó al saco del olvido aquellos memorables
pasajes en Radio Burgado cuando lo llamaban el Chiquito de El Sauzal y ese
pobre maestrito de escuela. Y allí, justo al lado de la estatua del denominado
padre del nacionalismo canario… Y ya no puedo seguir porque rompería la premisa
establecida en el primer párrafo al tener que transitar, obligatoriamente y
porque la historia está ahí, por vericuetos independentistas vistos desde fuera
que en nada se asemejan a los postulados actuales.
Bien por Berto Reverón. Tras cuatro juicios y con sentencias
que suman un buen chorro de años de inhabilitación, ha quedado demostrado que durante
su largo mandato en el ayuntamiento de Arona no ha habido corrupción alguna. La
práctica habitual implantada en aquel consistorio era, simplemente, la suma de
varios deslices administrativos. Más de doscientas licencias urbanísticas
irregulares y unos ochenta contratos municipales anómalos, juzgados bajo el
paraguas del Código Penal antiguo, han sido meros pecados veniales en aquellos
sures. Y por ello el exalcalde está contento y satisfecho. No pierde ocasión de
propagar a los cuatro vientos tan grata noticia. De la que debemos todos
alegrarnos. Vamos, que si yo fuera creyente admitiría al susodicho como ángel de
la guarda.
Bien por los diputados regionales que aun teniendo
residencia habitual en Tenerife cobran íntegramente las dietas que el
Parlamento ha estipulado para traslados, manutención y residencia. Eso se llama
colaborar estrechamente en las tareas del hogar. Y si se puede aportar unos
euros para la compra del avituallamiento, parece razonable que no descarten
esas prebendas. Tal proceder debe ser parecido a si un alcalde de cualquier
pueblo se va a la capital a realizar gestiones en el coche oficial (chófer
incluido). Y cuando regresa le indica al interventor que debe abonarle dietas
por kilometraje. Amén del leche y leche y montadito de rigor.
Bien por el Cabildo de Tenerife que ha tenido la valentía de
escribirle unos párrafos a Santiago Calatrava. No hay derecho a que un edificio
emblemático como el Auditorio (el nombre que lleva es por el profundo
reconocimiento de un pueblo a una administración que supo en todo momento permanecer
en sus trece, y no pagar un céntimo más de lo contemplado en los papeles de
adjudicación de la obra). Magnífico. Y si hay goteras y desprendimientos, que
busque el arquitecto una rápida solución o se verá en los tribunales. Sí,
señor, con exquisita contundencia.
Bien por José Manuel Bermúdez y su rápida respuesta al que
le trasladó un vídeo alegando que La Gallega no era Hollywood. Ni yo Steven
Spielberg, le espetó el alcalde santacrucero, Para currito tú, currito yo,
habrá pensado en un instante de lucidez nuestro personaje. Por cierto, menudo
personaje. El próximo año prohibirá a las candidatas a reina del carnaval que
lleven tacones. Y bien que me parece, otra vez.
Bien por Casimiro Curbelo en su artículo semanal. Este
hombre es un portento. Ayer disertó sobre luz, agua y gas. Y del descenso del
paro. Aunque haya olvidado –el pobre no puede estar en todo y algo se le va–
que lo que realmente desciende es la población. Y no es que se creen puestos de
trabajo, es que desaparecen los demandantes de empleo. La próxima vez que vaya
a La Gomera (a visitar el Jardín de Juana Lola, en la zona hermigüense de Llano
Campo, para comprobar in situ si puedo hacer algo parecido en Las Abiertas) no
desaprovecharé la ocasión y pasaré por la sede del cabildo a pedirle perdón por
el maltrato anterior. Y ganarme su confianza por si entiende que no procede distinguirme
con el título de persona non grata.
Bien por Ciudadanos, al no admitir en la formación a feos,
gordos y viejos. Bien por Pedro Sánchez, el candidato de la militancia (y los
otros, ¿de quién o qué?). Bien por Honorio, que cuando uno se sube el burro no
es cuestión de bajarse enseguida. Bien por Sí se puede de Tacoronte por
intentar apear del cuadrúpedo a Marichal cuando apenas se ha acomodado en la
albarda. Bien por Lope Afonso al transferir a Carlos Alonso el capítulo de inversiones
(20.000 euros para la calle Tegueste me parece cantidad desorbitada).
Bien por los organizadores del paseo homenaje a Agustín
Espinosa este pasado sábado y que pude ver reflejado en la amplia muestra
fotográfica aparecida en las redes sociales. Unas horas antes ya le había dicho
a mi ‘compadre’ Paco que no podía ir porque, hasta él se dio cuenta, renqueaba
más de la cuenta. No lo hubiese aguantado (físicamente).
Y bien por los que siguen los acertijos. Y sepan que la solución
al anterior: La fotografía era la de su
hijo. Y va el quinto: ¿Quién es la
hermana de mi hermana que no es mi hermana?
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