Me llamó la atención una reseña informativa del ayuntamiento
de Valverde en la que se daba cuenta de la adquisición de un vehículo destinado
al servicio de ayuda a domicilio y valorado en 12.669 euros. Porque la noticia
venía ilustrada con la fotografía que inserto en esta entrada. Y que es la más
socorrida de cuantas informaciones proceden de la capital de la Isla del
Meridiano.
Mucho debe aprender aún el alcalde de aquella villa. Le
aconsejo a Daniel Morales, y de paso a la concejala de Servicios Sociales,
Oihana Reyes, que tome ejemplo de mi pueblo. Por ese valor –casi trece mil
euros– el equipo de gobierno de la Villa de Viera (seguiré insistiendo en la
denominación hasta que logre incrustarla en el sentir cotidiano) hubiese
movilizado a todo el gabinete fotográfico. Y las instantáneas hubiesen
proliferado por todos los resquicios que las nuevas tecnologías brindan. Amén
de haberlas remitido a los medios de comunicación tradicionales por partida
doble o triple.
Me extraña que el PP de aquella isla –de su formación es el
primer teniente de alcalde capitalino– no haya copiado los procederes tinerfeños.
Realejeros, concretando. Y es una pena que Manolo no pueda leerme hoy, porque
está ocupado en repartir folletos en Madrid, ya que le propondría un viaje por
aquellas latitudes para que imparta unas lecciones de cómo se vende humo
embotellado con gran despliegue de retratos, figuras y estampas. Vamos, que si
por aquí tuviésemos una Bajada cada cinco años, la imagen religiosa quedaría
relegada a un segundo o tercer plano. O más.
Como seguimos con la costumbre de comprar animales exóticos,
que abandonamos en cualquier esquina a las primeras de cambio, se suceden las
campañas de recogida de bichos raros. En La Laguna han ‘pescado’ no sé cuántas
tortugas y en Santa Cruz se han puesto de moda ciertas cotorras (de Kramer),
amén de otros loros varios, que es menester retirar de la circulación. El
evidente peligro para la fauna autóctona pone en jaque a todos los organismos.
Y se me ha ocurrido que si no será posible extender el campo de acción y dar
amplias batidas por ayuntamientos, cabildos, parlamentos y otras instituciones.
Porque mira que hay parlanchines que se repiten hasta la saciedad. Que sin
saber bien lo que dicen, o alegan, sueltan unas peroratas dignas para tomar
como ejemplos en una explicación de los conjuntos vacíos. Y no se crean que es
solo en los parques santacruceros donde podemos encontrar ejemplares tales. Por
este Norte abundan igualmente unos alados verdes a los que les encanta las huertas
de millo y que nadie sabe de dónde han venido, aunque todos tenemos nuestras
sospechas.
De La Gomera me quedo con tres pinceladas de ayer mismo. Sí
se puede detecta graves carencias en el barrio de La Laja, en San Sebastián.
Menos mal que se han dado cuenta. ¿Dónde estaban antes? Se asemejan a los
concejales de Vallehermoso que giran visita a La Dama, incluyendo al que vive
allí, y dan a conocer la primicia informativa como un hecho digno de ser
destacado. Chiquita falta de ignorancia.
“El ayuntamiento de Hermigua apertura otro nuevo Plan de Empleo
Social”. Tal cual, de ahí el entrecomillado. Me quedé patidifuso, cabizbajo y
meditabundo con el supuesto verbo aperturar. Ni que decir tiene que me fui al
alcahuete (diccionario), acción que no debió llevar a cabo el redactor del
titular de marras. Si en febrero me doy un salto, lo mismo me sacan de dudas.
“Los vecinos de Valle Gran Rey podrán disfrutar de un espectáculo
de magia este jueves en la plaza de San Pedro”. Es decir, hoy. Mejor sería que
trajeran a unos cuantos magos más a ver si entre todos son capaces de sacar de la
chistera el arreglo de la Avenida Marítima. Eso sí que supondría un estupendo ejercicio
de encantamiento. Y complacidos quedaríamos todo después de muchísimos años de
espera. A no ser que Casimiro haya contemplado la obra en las que incluyó con
cargo al Fdcan. Saldremos de dudas, a lo mejor, en el debate parlamentario.
Como está que bebe los vientos por Clavijo.
He leído en estos últimos tiempos varios artículos acerca de
recuperar el verdadero periodismo, el comprometido, aquel que debe contar lo
que pasa sin aditamentos ni cortapisas. Me alegro, pero es tan difícil. Se
deben tanto los del gremio. Están tan sujetos a dictados y reprimendas. Tan
dependientes de factores exógenos. Tan atados al poder económico que impone
directrices. Es tal la subordinación que brinco sobre una pata sola (la buena)
por hallarme felizmente jubilado y por ser el único propietario, director y
redactor jefe de este blog en el que cada día te traslado mis pareceres. Y te
juro que, aun no estando sujeto a obligación alguna, intento ser tan objetivo
como el que más. Dicho en canario, sin papas en la boca.
Hasta mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario