Acabo de llegar de El Hierro. Cambié este año (el pasado) mi
acostumbrada estancia, en fechas postreras de diciembre, allá por tierras de la
Isla Colombina, por estas otras no menos sugerentes de la Isla del Meridiano.
Ya había estado en 2015 en Los Verodes (La Frontera), establecimiento en el que
Mayuri Castañeda vuelca todo su cariño para que el huésped se sienta cómodo,
agradable y feliz, y volví para pasar unos días relajados tras las copiosas
comidas navideñas.
Aunque todavía la pierna no me permite grandes alardes, esta
estancia (26 de diciembre-2 de enero; eso, de lunes a lunes, que no se pueden
visitar los encantos archipielágicos en dos o tres días) me ha oxigenado
bastante. Cuando uno repite viajes, y de estas islas afortunadas no me voy a
cansar, tiene la oportunidad de recrearse en paisajes y parajes que siguen
llamando la atención cada vez que los transitas. Y a fe que El Hierro los
tiene. Y los brinda en cada época del año con diferentes enfoques. Que para eso
uno sigue la trayectoria de Horacio Armas, quien cámara en ristre, retrata como
nadie, y si se tercia los plasma asimismo en una décima, los múltiples rincones
maravillosos que aquel pequeño territorio encierra.
Lo malo –de algo tendremos que lamentarnos para seguir en la
brecha– es que en esta ocasión había tremenda ventolera en El Golfo. Y por la
noche silbaba que daba (dis)gusto. Unas barajadas de madrugada que se colaban
por cualquier resquicio aullando cual lobo herreño. Pero estos aparentes
inconvenientes siempre dan pie, por lo menos a los noveleros como yo, a que te
plantees volver. Porque la naturaleza cambia y la fotografía plasma esos
contrastes. Te advierto que la ilustración gráfica que acompaña este comentario
es de 2015. Aún no he tenido tiempo de proceder a la descarga de las de la
presente ocasión. Que no fueron excesivas, por cierto.
No dejé pasar la oportunidad para saludar al viejo amigo,
que no amigo viejo, Inocencio Hernández. Y en unos minutos hablamos de lo
divino y de lo humano, de política y de la lejana época de la mili. Si quieres
pasar unos días alejado del mundanal ruido, ve a su casita rural de La Galana y
lo mismo te encarga que le eches de comer a las gallinas o que le riegues
alguna de sus plantaciones.
Quedé en pasar por Tamaduste para echarnos un café y acabar la
parrafada. Pero entre pitos y flautas se me pasaron los días y deberá ser para
la próxima. No es lo mismo viajar solos mi mujer y yo, que ir acompañados. Y en
este año los nietos ocuparon mucho, por no decir casi todo, del tiempo
disponible.
Caminé poco, la verdad. La pierna no está aún para
demasiados trotes, como antes señalé. Y si la someto a esfuerzos continuados, se
hincha más de la cuenta. No obstante, algún kilómetro recorrí en el sendero de
La Maceta a Punta Grande. Que ha sido reparado y la madera presenta un aspecto
más saludable que la última vez que lo transité. Me alegro.
Del avión en el que regresé ayer (Pejeverde) se bajó el
presidente Clavijo. En el aeropuerto herreño le esperaba la televisión canaria
y Belén Allende. No sé si iba a repartir dinero del Fdcan o a buscar refuerzos
para la remodelación gubernamental. Como suelo viajar por estos peñascos, sigo
sin comprender el despliegue de medios de la radiotelevisión autonómica. Total
para repetir hasta la saciedad los contenidos informativos. De tal manera que
el de la noche es idéntico al de la mañana siguiente. Solo hallamos el cambio de
presentador. Y si creen que con la campaña de autobombo va a mejorar el
enfermo, aviados van. Si yo ocupara un puesto de responsabilidad en el ente, lo
mismo acometería una profunda reforma para ahorrar unos euros con lo que
comprarle otro traje a Eloísa. Un fin de año de estos se nos va a congelar. Si
no completa, alguna parte de su anatomía seguro. El otro día la pierna
izquierda en su totalidad estuvo a punto.
Bueno, me pondré al día hoy martes, me daré una vuelta por
el pueblo y te seguiré contando cosas que entienda interesantes. Como Facebook
me sopló que el amigo Álvaro ha renunciado a la propuesta popular (del pueblo)
que había para que el ayuntamiento lo nombrara Cronista Oficial de la Villa de
Viera, tendremos que echar una conversa al respecto. Porque me temo que el actual
grupo de gobierno no estaba por la labor. Su manera de actuar sigue distando
bastante de lo que debemos entender por una democracia participativa. Dos
mayorías absolutas han venido a certificar lo que encierran las trastiendas.
Fachadas, fotos, poses y postureos.
Debajo, o dentro, conjuntos vacíos.
Seguimos en la brecha.
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