lunes, 16 de enero de 2017

Ferias y turismo

Comienzan las ferias turísticas y los movimientos políticos para coger asiento en los diferentes medios de transporte se suceden con vertiginosos acelerones. Nadie quiere perderse el chollo viajero. Todos pretenden hallarse en el punto de origen, aquel que nos remitirá muchísimos visitantes. Y como Tenerife es un destino tan extenso, los treinta y un municipios que lo componen se (des)organizan para darse codazos en los estands. Porque el ayuntamiento de La Victoria, con Haroldo al frente, no va a permitir que el vecino de La Matanza acapare a los bebedores y caminantes que acudirán a las denominadas Rutas del Vino y de la Castaña. Y mi pueblo quiere manoseadores exclusivos para el guanche, sin que se les ocurra bajar el Barranco de Ruiz para recalar en Las Aguas a mandarse un arroz caldoso.
Está tan subida la novelería al magín de los cargos públicos que se olvidan de los verdaderos cometidos de sus consistorios. Y amparados en que deben echar fuera unos folletos y unas guías, arrancarán la caña dentro de unos días y se plantarán en Madrid, en Fitur. Atento a las imágenes que la ‘nueva’ televisión canaria nos brindará en sus informativos, cuando no en alguna programación especial. Puesto que Clavijo necesita muchos empujes.
Ahí tienen en la foto de la primera guagua a Teno, después del derrumbe en la carretera, una pareja de extranjeros en medio del grupo de periodistas y políticos que realizó el viaje inaugural. Bien por la alcaldesa de Buenavista al no prestarse a la componenda. Como te los encuentras en cualquier guachinche, en las fiestas de los pueblos y caminando por cualquier rincón de la geografía insular. Y se saben los horarios de los transportes públicos mejor que tú (más vale no citarme porque no cojo un autobús –qué fino regreso siempre de la Península– desde que era soltero) o que cualquier nativo.
Esta peculiar característica de querer vender cada cual su chiringuito deberá ir en contra de todos aquellos que cada día se dan el salto a La Gomera, verbigracia. Y que mueven la economía como el que más en los diversos aspectos que cada viaje conlleva. O que suben a Las Cañadas para patear sus senderos. O que transitan por el litoral con tonadas de marullos.
Todos se suben al carro. O a la carreta, ya que han comenzado las romerías. En las que, por cierto, observamos cómo participan los extranjeros. Y se suman a la costumbre de echarse una papa, un huevo duro y un vasito de vino. Que las distancias para un habitante del territorio continental no constituye inconveniente alguno.
Yo creo que el ayuntamiento de La Victoria, presidido por el asesor Martín, sigue los pasos del cabildo gomero. Que se apunta a cuanto evento vislumbre en el globo terráqueo. Antes de la cita madrileña ya habrá acudido a Utrech (Holanda) y Sttutgart (Alemania). Para que la vertiginosa geografía gomera se vaya creando un hueco, según declaraciones de la consejera María Isabel Méndez. La que, a renglón seguido, manifiesta que han conseguido acabar con la estacionalidad turística. Para lo que se ha elaborado un ambicioso plan merced al cual estarán presentes en 25 lugares a lo largo de este año. Una media de dos por mes no hace daño, parece ser.
Si tan bien estamos, si hemos alcanzado 15 millones de visitas en 2016, si el paro disminuye y si todos los indicadores van viento en popa, lo que procede es que los representantes de las instituciones públicas se pongan a trabajar para que esta gallina siga poniendo. Son varios los hoteleros que piden más apoyo para mantener esa competitividad cuando “amainen los vientos de cola”. Porque entre esa importante cantidad que nos eligió como destino existe una alta ocupación circunstancial. Más tarde o más temprano el Mediterráneo volverá a abrirse. Y ese mercado es bastante competitivo. Es necesario que el político no mire tanto hacia afuera (viajes incluidos) y dirija la acción a una profunda remodelación de las infraestructuras, que se impulsen renovaciones en las zonas más obsoletas y se adecuen (o adecúen) los espacios en los que se va a desenvolver la estancia de quien entiende que Canarias es un destino fiable.
Dejemos de mirarnos tanto el ombligo y seamos capaces de vender un producto unitario. Que con migajas no resolvemos nada. En el afán de pellizcar la apetitosa tarta solo conseguimos divisiones, cuando no envidias y recelos. Si Puerto de la Cruz resurge de sus cenizas y vuelve a ser el emporio de un pasado reciente, a buen seguro que el resto de municipios del Norte se verá beneficiado. Porque el motor necesita mecánicos y piezas de recambio. Aceite y combustible. Pero, sobre todo, chapistas. Que los desconchados son notorios.
No sigamos con machangadas ni quiméricos protagonismos y dediquémonos a tirar en la misma dirección. Ya en mi pueblo, tiempo atrás, vendimos bolígrafos y voladores. Quizás lo debimos haber gastado en buscar solución a las casas de Viera y Clavijo o Agustín Espinosa. O al acondicionamiento del Cine Viera. O a potenciar el amplio catálogo patrimonial municipal. O a no dejar que la Casona de la Gorvorana se cayera a cachos. O a rescatar señas de identidad de los núcleos poblaciones del diseminado territorio y que todos añoramos. Quizás, mucho más los que nos agasajan con su presencia. Puesto que para ver más de lo mismo se quedan en casa.
Las ferias son para los profesionales. Si a ellos les va bien, a todos nos irá bien. Los gorrones que van a lucir palmito sobran. Ya que no saben establecer prioridades, valga el presente de recordatorio. Y los jubilados, que cada vez somos más, sabemos de turismo bastante. Y constituimos un sector, aunque algunos lo vilipendien, que genera interesantes movimientos. Pero del Imserso tocará en otra ocasión. Y de la tele canaria, también.

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