martes, 10 de enero de 2017

Incongruencias sociales

Yo no sé si estamos locos o borrachos. Pero cuerdos, no. Como me reconozco ojeador diario de periódicos, compruebo que esta sociedad está necesitada de un buen revulsivo. La insensibilidad adquiere tintes de alarma y el barniz que nos recubre no deja traspasar un miligramo de sensatez. Nos resbala hasta el papel de lija.
En un día determinado de la pasada semana fue noticia destacada la intervención quirúrgica de un guacamayo mediante una técnica denominada videoendoscopia rígida. Dos auxiliares y un veterinario esperaban al periodista para la operación en directo. El animal tenía una masa de tejido desconocido que le obstruía el paso entre la nariz y la coana (tuve que buscarlo en el diccionario, así que haz lo mismo). Por ello no se sentía cómodo. Y como vivía en cierto lugar de Punta Brava, zona residencial por excelencia, tuvo tratamiento individualizado, habitación con vistas al jardín, menú estilo Brunelli´s y otras atenciones preferentes.
Al tiempo, casualidades de la vida, Brian, un niño con parálisis cerebral, se quedaba sin rehabilitación por un error de comunicación habido en el HUC. Una falta a una cita, debidamente justificada por su madre al padecer el enfermo una bronquitis, causó un malentendido  que le hizo desaparecer de la lista y sustituido sobre la marcha por otro infante. Seguro que el nuevo consejero de Sanidad, experto en temas privados, no solo tomará cartas en el asunto sino que repondrá en su puesto a todo el equipo directivo del centro hospitalario citado, que había dimitido por una bobería relacionada con los recortes.
Asimismo, Tana, un joven conejero con tetraplejia (también tetraplejía), vive enclaustrado en un segundo piso de un edificio de Arrecife porque carece de ascensor y una vecina le demuestra comprensión y cariño negándose a su instalación. Nada, una nimiedad al lado de la terrible dolencia del guacamayo.
La policía descubre que tres niños en Telde se hallan sin inscribir en registro oficial alguno, sin escolarizar y sin atención médica alguna. Vamos, una solemne tontería si comparamos su caso con el del plumífero.
El 73% de los españoles considera que su pensión está en peligro. El 89% de los contratos que se firmaron en Canarias en este pasado mes de diciembre son temporales. Sindicatos y profesionales alertan de que los recortes en Sanidad debilitan la atención a los pacientes… Es que nos quejamos de vicio. Una solemne tontería estos lamentos ante el sangrante episodio del psittaciforme americano.
82 menores del municipio de San Sebastián de La Gomera pertenecientes a familias con escasos recursos reciben ayuda estas navidades. Escasa deberá ser la aportación, pienso. Las campanadas y la rajeta de Eloísa, aún contando con la generosa participación del Cabildo, mejor, de Casimiro, se habrán debido llevar la mayor parte de la tarta presupuestaria. Pero ante una buena causa, quítense menudencias varias como unos pobres niños desvalidos. No hay comparación posible. Que silben para matar el hambre.
Y a todas estas, la mitad de la plantilla de guardias civiles del destacamento de Isla Mayor (Sevilla, a las orillas del Guadalquivir, han sido detenida por orden judicial. Al parecer se hallaban involucrados los beneméritos componentes en las maniobras de narcotráfico que se estilan por aquellos lares. A cambio de ciertas prebendas miraban hacia otro lado cuando las lanchas cargadas de mercancías, supuestamente peligrosas y dañinas, merodeaban por los alrededores. Menudos loros. Del mismo género que el operado.
Insisto, yo no sé si realmente estamos locos. Pero sí que lo aparentamos. Con una escala de valores completamente trastocada. Tanto que si me diera por estudiar otra vez me decantaría por veterinaria. Pues el número de animales sueltos es tal, que no van a existir especialistas suficientes para tanto ganado. Entre el que el de dos patas se lleva la palma.
Bueno, mis estimados, entre pitos y flautas hemos alcanzado el día 10. Llevamos ascendida un tercio de la cuesta. Dos empujones más y estaremos disfrazándonos. Este año creo que voy a ir de guacamayo. Por si me pasa algo o me da un desmayo. Advertiré a quien me acompañe –a estas alturas de la vida ya no voy solo a parte alguna, que me caigo– que le diga a los sanitarios que me atiendan para que me lleven al Loro Parque por razones de supervivencia.
Hasta mañana.

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