Yo no sé si estamos locos o borrachos. Pero cuerdos, no.
Como me reconozco ojeador diario de periódicos, compruebo que esta sociedad
está necesitada de un buen revulsivo. La insensibilidad adquiere tintes de
alarma y el barniz que nos recubre no deja traspasar un miligramo de sensatez.
Nos resbala hasta el papel de lija.
En un día determinado de la pasada semana fue noticia destacada
la intervención quirúrgica de un guacamayo mediante una técnica denominada
videoendoscopia rígida. Dos auxiliares y un veterinario esperaban al periodista
para la operación en directo. El animal tenía una masa de tejido desconocido
que le obstruía el paso entre la nariz y la coana (tuve que buscarlo en el
diccionario, así que haz lo mismo). Por ello no se sentía cómodo. Y como vivía
en cierto lugar de Punta Brava, zona residencial por excelencia, tuvo tratamiento
individualizado, habitación con vistas al jardín, menú estilo Brunelli´s y
otras atenciones preferentes.
Al tiempo, casualidades de la vida, Brian, un niño con
parálisis cerebral, se quedaba sin rehabilitación por un error de comunicación
habido en el HUC. Una falta a una cita, debidamente justificada por su madre al
padecer el enfermo una bronquitis, causó un malentendido que le hizo desaparecer de la lista y
sustituido sobre la marcha por otro infante. Seguro que el nuevo consejero de
Sanidad, experto en temas privados, no solo tomará cartas en el asunto sino que
repondrá en su puesto a todo el equipo directivo del centro hospitalario citado,
que había dimitido por una bobería relacionada con los recortes.
Asimismo, Tana, un joven conejero con tetraplejia (también
tetraplejía), vive enclaustrado en un segundo piso de un edificio de Arrecife
porque carece de ascensor y una vecina le demuestra comprensión y cariño
negándose a su instalación. Nada, una nimiedad al lado de la terrible dolencia
del guacamayo.
La policía descubre que tres niños en Telde se hallan sin
inscribir en registro oficial alguno, sin escolarizar y sin atención médica
alguna. Vamos, una solemne tontería si comparamos su caso con el del plumífero.
El 73% de los españoles considera que su pensión está en
peligro. El 89% de los contratos que se firmaron en Canarias en este pasado mes
de diciembre son temporales. Sindicatos y profesionales alertan de que los
recortes en Sanidad debilitan la atención a los pacientes… Es que nos quejamos
de vicio. Una solemne tontería estos lamentos ante el sangrante episodio del
psittaciforme americano.
82 menores del municipio de San Sebastián de La Gomera pertenecientes
a familias con escasos recursos reciben ayuda estas navidades. Escasa deberá
ser la aportación, pienso. Las campanadas y la rajeta de Eloísa, aún contando
con la generosa participación del Cabildo, mejor, de Casimiro, se habrán debido
llevar la mayor parte de la tarta presupuestaria. Pero ante una buena causa, quítense
menudencias varias como unos pobres niños desvalidos. No hay comparación
posible. Que silben para matar el hambre.
Y a todas estas, la mitad de la plantilla de guardias
civiles del destacamento de Isla Mayor (Sevilla, a las orillas del Guadalquivir,
han sido detenida por orden judicial. Al parecer se hallaban involucrados los
beneméritos componentes en las maniobras de narcotráfico que se estilan por
aquellos lares. A cambio de ciertas prebendas miraban hacia otro lado cuando
las lanchas cargadas de mercancías, supuestamente peligrosas y dañinas,
merodeaban por los alrededores. Menudos loros. Del mismo género que el operado.
Insisto, yo no sé si realmente estamos locos. Pero sí que lo
aparentamos. Con una escala de valores completamente trastocada. Tanto que si
me diera por estudiar otra vez me decantaría por veterinaria. Pues el número de
animales sueltos es tal, que no van a existir especialistas suficientes para
tanto ganado. Entre el que el de dos patas se lleva la palma.
Bueno, mis estimados, entre pitos y flautas hemos alcanzado
el día 10. Llevamos ascendida un tercio de la cuesta. Dos empujones más y
estaremos disfrazándonos. Este año creo que voy a ir de guacamayo. Por si me
pasa algo o me da un desmayo. Advertiré a quien me acompañe –a estas alturas de
la vida ya no voy solo a parte alguna, que me caigo– que le diga a los
sanitarios que me atiendan para que me lleven al Loro Parque por razones de
supervivencia.
Hasta mañana.
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