viernes, 17 de febrero de 2017

ABC

O abecé (conjunto de rudimentos o principios de una ciencia). Algo que deberían saber los ilustrados universitarios de Podemos. Quienes, con idénticos gestos, o peores, que los de aquellos de otras bancadas del mismo hemiciclo, se quejan amargamente de la portada de ayer que ilustra el presente comentario. Parecen olvidar sus señorías que la misma libertad que consagra el artículo 20 de la Constitución para que este realejero se alongue al blog a plasmar criterios, sujetos a pareceres que podrán o no estar de acuerdo con el pensamiento de un servidor, la poseen los medios de comunicación para fijar sus líneas editoriales. Y me extraña que tan sesudos politólogos no sepan a estas alturas de la vida de qué pata cojea cada cual. Tan listos para una cosa y tan torpes para otra.
En la que se denomina barra de marcadores de mi ordenador existe una pestaña bajo el título de periódicos. Y cuando la despliego me aparecen algo más de cuarenta cabeceras. Entre ellas, La Razón y ABC. Pero también El Mundo y El País. Así como Diario de Avisos y El Día. Y cuando me sumerjo en títulos, subtítulos, entradillas, sumarios y demás, soy consciente de que detrás de cada desarrollo informativo existe un director, un consejo editorial y un propietario. Quienes nos cuentan su versión de los hechos, su verdad. Como yo cuento la mía, ni más ni menos. O ustedes tergiversan la de otros, ni más ni menos otra vez. Cristales, ópticas, intereses.
En el Diario Podemita pude leer lo de la manipulación bochornosa en la portada de marras. “En lugar de basarse en lo acontecido ayer en el Congreso se dedican a pintar a Pablo Iglesias como un macarra”. Yo no vi pintura o caricatura alguna. Me limité a contemplar fotografías de distintos momentos en estelares intervenciones mediáticas. ¿O no están acostumbrados a ello? Pues tomen de la medicina que recetan. A lo peor les sabe mal. Y nos remiten un enlace a El Plural: Así es ‘Angelito’, el diputado que amenazó a Pablo Iglesias: “Tú, el sábado, tracatrá, y te quedas preñá”. ¿Y? ¿Todos iguales? ¿Violencia contra violencia? ¿Para facha tú, facha yo? ¿El fin justifica los medios? ¿Y nos quejamos los de estos lares de una tele ilegal? Pero si son retratos simétricos por mucho que se sitúen en ambas lindes del espectro. Los extremos se tocan, eso.
¿Y no será, estimados políticos, que se les podría aplicar la consabida expresión de que quien siembra vientos recoge tempestades? Son tantos los listones que colocaron en su particular batalla para contentar a los disgustados y ganar adeptos a la causa de la transgresión y los nuevos modos (incluidas camisas sudadas por los sobacos), que proliferan los tropiezos en esa adaptación subrepticia hacia los hábitos tradicionales que tanto pusieron en solfa. Y como se han percatado de que el viraje puede ocasionarles nefastas consecuencias al convertirse en un partido (socialdemócrata) al uso, solo les queda la escandalera para mantener cuotas de popularidad. Y han convertido el Congreso en un patio de vecinos mal avenidos, en la tasca de la esquina, cuando no en un circo con abundantes animales. Donde la bronca y la gesticulación, tan característicos de aquellos que con unas copas de más, cuando no con la ingesta de otras sustancias supuestamente dudosas, se apoderan del espacio que tiene encomendada, nada más y nada menos, que la representación del pueblo español. Y esas actitudes no son, en manera alguna, el retrato de la sociedad. Al menos de una inmensa mayoría. Yo no me siento, de ningún modo, señor fotografiado Iglesias, representado por el que le aplaudía a rabiar (sí, detrás de usted, y de fácil identificación, no tanto por su físico cuanto por el “interlocutar” de hace unos días) cuando, junto con la señorita Montero, jugaba a devolver besos y arrumacos.
No es mero capricho de este aficionado a juntar letras en un pueblo perdido, salvo cuando mi alcalde lo promociona en sus viajes. Ya su correligionario Errejón se percató del caminar de la perrita. Y entendió que el Congreso de los Diputados no era el circo donde cada cual montaba su espectáculo, porque quien lo hace corre el peligro de convertirse en payaso de ferias. Y a fe que los hay. Y no se combate el hambre con la necesidad. Armen la bronca si les apetece, si entienden que obtendrán rédito con ello. Que los gestos y reproches, cuando no la pendencia, se constituyan en moneda de cambio. Baja, no sube tú. Tócame la oreja, si te atreves.
Qué pena de cómo está el PSOE, que no dejen de mirarse el ombligo de una maldita vez. Cuánta lástima de que IU no despierte y se dé cuenta de que con estos compañeros de viaje no llegarán a destino alguno sino que los irán arrojando por la ventanilla sin necesidad de empujarlos muy fuerte.
Con redentores tales… Con seguidores que ni saben lo que cuelgan en Facebook… A peor la mejoría.
Feliz fin de semana.

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