jueves, 9 de febrero de 2017

Los Rostros

Si yo debo dar crédito a todo lo que publicó la prensa en el día de ayer acerca de la conversación telefónica habida entre Trump y Rajoy, ustedes podrán coincidir conmigo en que lo único cierto es que el norteamericano se pasó todo el tiempo que duró la llamada intentando explicar al gallego cómo debía pronunciar su apellido. Y fuente dignas de todo crédito me señalan desde Madrid que fue intento vano. Ya saben que el presidente de EEUU es testarudo como una mula, pero en la presente ocasión tuvo que colgar el aparato –no es la primera vez– ante la imposibilidad de que Mariano saliera del guion establecido en su “It´s very difficult todo esto”.
Así que, estimados amigos, no presten atención alguna a la infinidad de cuestiones que, según las diferentes versiones periodísticas, se trataron en los escasos quince minutos del intercambio. La única conclusión que se obtuvo fue el aporte de más dinero español para los gastos de defensa porque las bases de la OTAN están suponiendo al militarismo yanqui mayores quebraderos de cabeza que el tristemente famoso muro mejicano. Por ello, y no por otra causa, los pensionistas veremos, al menos hasta 2022, que nuestros abonos mensuales no se verán incrementados más allá del 0,25%. Ya que formamos parte de la reserva (los que fuimos al cuartel sabemos lo que eso significa) y no podemos agarrar un mosquetón, contribuiremos, como en otros tantos aspectos recortables, rascándonos el bolsillo unos años más. Y si el IPC sube, como ya lo está haciendo, más allá de ese porcentaje, con darnos un par de puntos en la boca para comer menos, asunto resuelto.
Otros que también están sufriendo problemas monetarios son los empleados del ayuntamiento portuense. Su cuesta de enero se ha prolongado un par de semanas y no han percibido la paga correspondiente. La información sindical no nos aclara si alcalde y concejales se hallan en idéntica situación o ellos constituyen capítulo aparte. La responsable de Recursos Humanos del consistorio, la popular Antonia María Domínguez (en la foto), se excusa porque las dos personas que se encargan de las nóminas están de baja laboral (una por maternidad y la otra por intervención quirúrgica). Y se quedó más ancha que el mismísimo Donald cuando le espetó a los vecinos del sur que pagaran ellos la pared de la controversia. Esperemos que los trabajadores municipales no deban esperar hasta dentro de cinco años, como nosotros los viejitos, para ver cumplidas sus legítimas aspiraciones: cobrar a fin de mes en tiempo y forma. Y con la teoría de la concejala, si se avería un camión o se accidenta un operario, lícito es ver la ciudad llena de basura. Y si a un par de policías se le rompen las botas, aparquemos en las aceras que no hay posibilidad de multa. Y así.
Mientras debemos buscar dinero a toda costa, parece ser que el exconsejero delegado en Turismo del Cabildo de Tenerife, Miguel Ángel Santos (creo que ahora anda de gestor de dicha área en La Palma; contrólale la Visa, Pestana, por si se llevó para allá la mala costumbre), se dilapidó unos 700.000 euros entre 2012 y 2015 con sus tarjetas de crédito. Tan a pecho se tomó el cargo el supuesto manirroto que hizo turismo del bueno. Puede que nuestro hombre haya aprendido en Adeje a viajar, comer y relacionarse cual jeque árabe. Negras, opacas o canelas, que viva el plástico.
Aunque bien podrías pensar que el título del presente artículo se debe a la caradura de aquellos que piensan que todo el monte es orégano y se pueden malgastar los dineros públicos a compuertas, resulta que Los Rostros es un lugar de Yaiza (Lanzarote) donde el ínclito condenado Dimas Martín, pasándose disposiciones legales y normas urbanísticas por el forro del móvil (por ser educado), construyó unas habitaciones apenas, una piscinita, unas terrazas y unos lindos muros de piedra que ocultara la ampliación del ‘cuarto de aperos’. Porque él, y a las conversaciones telefónicas intervenidas judicialmente me remito, hizo y deshizo a su antojo cuanto le vino en gana, y más con todo bicho a sus pies. Las paredes del centro penitenciario de Tahíche saben mucho del particular. Y en este nuevo proceso por el que se le juzga en la actualidad, se ha negado contestar a las preguntas del fiscal. Derecho que le asiste el de no declarar, pero ha sido tanta la chulería del conejero que la presidencia del tribunal le ha tenido que llamar la atención.
Es rico semánticamente el vocablo rostro. Basta una excursión por el diccionario (y no como las giras del dilapidador de tarjetas; pobres palmeros) para salir de dudas. Me quedo con la acepción coloquial que la equipara a desfachatez (¡Qué rostro tiene ese individuo!). Al final debo resignarme con el triste epílogo de que hay mucho energúmeno es esto de la cosa pública. Aquellos que combaten su manifiesto complejo de inferioridad con unas ínfulas (vanidad pretenciosa) tales que entienden las instituciones como una propiedad. Y en los que yo denomino chiringuitos, demuestran sus verdaderos rostros de autócratas. Suelen comenzar los primeros atisbos cuando con demasiada frecuencia utilizan el verbo mandar. Y de ahí a otro nuevo complejo, el de amo, un paso. Vaya rostros. Amén.

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