jueves, 16 de marzo de 2017

Del amor al odio

Dicen que del amor al odio hay solo un paso. Sí, suele pasar con mucha frecuencia. El caso de Patricia y Fernando no podía quedar al margen de la casuística. Por ello andan a la greña y tirándose los trastos a la cabeza. Algo que hace unos meses parecía imposible es ahora una realidad bien tangible.
Hay que marcar diferencias cuando nos hallamos en un compás de espera. Con unos congresos convocados y a celebrar a la vuelta de la esquina, sigue siendo el PP canario objeto del deseo. De los unos y de los otros. Aunque siempre se señale a CC como la causa de todos los males durante las tres últimas décadas de nuestra historia reciente (la autonómica), en este baile a tres, o en este juego de la silla, jamás ha dejado de marcar el ritmo de la danza. Porque los otros dos del trío no han sido capaces de darle un susto, que bien merecido se lo tiene.
No alcanza Clavijo el grado de socarronería que se gastaba Rivero, pero a fe que hace sus pinitos. Ha dictado instrucciones, hace piña con el cabildero Alonso, y aprovecha cualquier resquicio para poner en evidencia a los consejeros cesados el pasado mes de diciembre.
La responsable de Hacienda, doña Rosa Dávila, que ha ocupado mullidas sillas desde poco después de haber obtenido el graduado escolar, carga contra Morera por un impago de 240 millones de euros. Vamos, una minucia. Como hubo, eso dicen los expertos, un cierre precipitado de los presupuestos, con varios meses en el limbo económico, se trata de achacar culpas sobre los hombros del que pocas posibilidades tiene a su alcance para defenderse.
El actual vicepresidente, y a la sazón consejero de Obras Públicas y Transportes, don Pablo Rodríguez, uno de los escasos activos de CC en Gran Canaria, se empeña en firmarle un contrato al Cabildo de Tenerife para que Carlos Alonso se lleve el honor y la gloria en el cierre del anillo insular. Cuestión que han puesto en tela de juicio eminentes juristas que no ven por ninguna parte el posible encaje legal del hipotético convenio. Me da que otra salida fuera de tono para poner en evidencia a la conejera Chacón.
Además, a la vista de la penosa y lamentable situación de las carreteras en esta isla, lo que vendría a demostrar que no hay dinero para reposiciones, los incrédulos nos preguntamos la procedencia de los capitales para acometer, por ejemplo, el túnel de Erjos. Porque si el Gobierno de Canarias se lo transfiere al Cabildo para que el conseguidor (no en la acepción despectiva de alcahuete que contempla el DRAE) se lleva la fama y alardee de gestión, arriéndame la ganancia. Me recuerda a cierto colaborador periodístico que se limitaba a poner la firma en cuanta crónica le hiciesen llegar.
No hay más que transitar el tramo de autopista desde Barranco de la Arena (La Orotava) hasta El Castillo (Los Realejos) para que la suspensión de tu coche se percate de las irregularidades del pavimento. O, peor aún, observa el flamante paso por los (falsos) túneles en Icod de los Vinos y ya sientes cómo las ruedas se empeñan en meterse en los huecos que afloran sin haber llegado la primavera. Y no pongo  más ejemplos porque tendría para varios días.
Pero el asunto bélico va más lejos todavía. Quien fuera concejal de urbanismo en el ayuntamiento santacrucero durante el mandato de 2011 a 2015, el socialista José Ángel Martín, ha denunciado públicamente la caducidad del expediente relacionado con el afer de Las Teresitas abierto para determinar si procedía la reclamación de 102 millones de euros. Cantidad que taparía más de un agujero en las siempre escasas dotaciones municipales. Pero hete aquí que, casi de manera simultánea, brinca el que le sucedió en el cargo, don Carlos Garcinuño, para espetarle que fue su antecesor el culpable por no haber movido la tramitación que procedía. Aunque no cierra las puertas para que mediante otros procedimientos se pueda recuperar ese dinero.
Y a todas estas, no sin cierto estupor, los que vemos los toros desde la barrera nos cuestionamos si puede existir alguien tan idiota como para poner en conocimiento de la opinión pública un turbio asunto del que es el único responsable. No parecería una postura muy lógica, a no ser que el masoquismo le dé por darse martillazos en su propia cocorota. Y no creo que el señor Martín alcance tal grado de estupidez e ineptitud.
Pues sí, vuelven a bajar turbias las aguas en Canarias. Con un ejecutivo que pende de un hilo y en un estado de interinidad tan endeble que tiemblan las paredes de las instituciones. Y ya me imagino a Carolina Darias, presidenta del Parlamento, rogando a Patricia que no se ofusque demasiado no sea que un pacto CC-PP le haga perder tan privilegiada posición. Y es que del amor al odio…
¡Ah!, y no seré yo quien ponga sobre la mesa el tema de las dislexias, discalculias y otros trastornos varios. Son como chicos menudos. ¿Nos merecemos estos gobernantes?

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