Dicen que del amor al odio hay solo un paso. Sí, suele pasar
con mucha frecuencia. El caso de Patricia y Fernando no podía quedar al margen
de la casuística. Por ello andan a la greña y tirándose los trastos a la
cabeza. Algo que hace unos meses parecía imposible es ahora una realidad bien
tangible.
Hay que marcar diferencias cuando nos hallamos en un compás
de espera. Con unos congresos convocados y a celebrar a la vuelta de la esquina,
sigue siendo el PP canario objeto del deseo. De los unos y de los otros. Aunque
siempre se señale a CC como la causa de todos los males durante las tres últimas
décadas de nuestra historia reciente (la autonómica), en este baile a tres, o
en este juego de la silla, jamás ha dejado de marcar el ritmo de la danza. Porque
los otros dos del trío no han sido capaces de darle un susto, que bien merecido
se lo tiene.
No alcanza Clavijo el grado de socarronería que se gastaba
Rivero, pero a fe que hace sus pinitos. Ha dictado instrucciones, hace piña con
el cabildero Alonso, y aprovecha cualquier resquicio para poner en evidencia a
los consejeros cesados el pasado mes de diciembre.
La responsable de Hacienda, doña Rosa Dávila, que ha ocupado
mullidas sillas desde poco después de haber obtenido el graduado escolar, carga
contra Morera por un impago de 240 millones de euros. Vamos, una minucia. Como
hubo, eso dicen los expertos, un cierre precipitado de los presupuestos, con
varios meses en el limbo económico, se trata de achacar culpas sobre los
hombros del que pocas posibilidades tiene a su alcance para defenderse.
El actual vicepresidente, y a la sazón consejero de Obras Públicas
y Transportes, don Pablo Rodríguez, uno de los escasos activos de CC en Gran
Canaria, se empeña en firmarle un contrato al Cabildo de Tenerife para que
Carlos Alonso se lleve el honor y la gloria en el cierre del anillo insular.
Cuestión que han puesto en tela de juicio eminentes juristas que no ven por
ninguna parte el posible encaje legal del hipotético convenio. Me da que otra
salida fuera de tono para poner en evidencia a la conejera Chacón.
Además, a la vista de la penosa y lamentable situación de las
carreteras en esta isla, lo que vendría a demostrar que no hay dinero para
reposiciones, los incrédulos nos preguntamos la procedencia de los capitales
para acometer, por ejemplo, el túnel de Erjos. Porque si el Gobierno de
Canarias se lo transfiere al Cabildo para que el conseguidor (no en la acepción
despectiva de alcahuete que contempla el DRAE) se lleva la fama y alardee de
gestión, arriéndame la ganancia. Me recuerda a cierto colaborador periodístico
que se limitaba a poner la firma en cuanta crónica le hiciesen llegar.
No hay más que transitar el tramo de autopista desde
Barranco de la Arena (La Orotava) hasta El Castillo (Los Realejos) para que la
suspensión de tu coche se percate de las irregularidades del pavimento. O, peor
aún, observa el flamante paso por los (falsos) túneles en Icod de los Vinos y
ya sientes cómo las ruedas se empeñan en meterse en los huecos que afloran sin
haber llegado la primavera. Y no pongo
más ejemplos porque tendría para varios días.
Pero el asunto bélico va más lejos todavía. Quien fuera
concejal de urbanismo en el ayuntamiento santacrucero durante el mandato de 2011
a 2015, el socialista José Ángel Martín, ha denunciado públicamente la
caducidad del expediente relacionado con el afer de Las Teresitas abierto para
determinar si procedía la reclamación de 102 millones de euros. Cantidad que
taparía más de un agujero en las siempre escasas dotaciones municipales. Pero
hete aquí que, casi de manera simultánea, brinca el que le sucedió en el cargo,
don Carlos Garcinuño, para espetarle que fue su antecesor el culpable por no
haber movido la tramitación que procedía. Aunque no cierra las puertas para que
mediante otros procedimientos se pueda recuperar ese dinero.
Y a todas estas, no sin cierto estupor, los que vemos los
toros desde la barrera nos cuestionamos si puede existir alguien tan idiota
como para poner en conocimiento de la opinión pública un turbio asunto del que
es el único responsable. No parecería una postura muy lógica, a no ser que el
masoquismo le dé por darse martillazos en su propia cocorota. Y no creo que el
señor Martín alcance tal grado de estupidez e ineptitud.
Pues sí, vuelven a bajar turbias las aguas en Canarias. Con
un ejecutivo que pende de un hilo y en un estado de interinidad tan endeble que
tiemblan las paredes de las instituciones. Y ya me imagino a Carolina Darias,
presidenta del Parlamento, rogando a Patricia que no se ofusque demasiado no
sea que un pacto CC-PP le haga perder tan privilegiada posición. Y es que del
amor al odio…
¡Ah!, y no seré yo quien ponga sobre la mesa el tema de las
dislexias, discalculias y otros trastornos varios. Son como chicos menudos. ¿Nos
merecemos estos gobernantes?
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