…mal acaba. Reitera hasta la saciedad el alcalde mi pueblo,
es decir, mi alcalde. Me alegro de que eche mano del refranero, que es buena
base de datos de ayuda importante, ya que la sabiduría popular constituye un
acervo al que debería recurrirse con frecuencia. Así que dejada constancia del
hecho positivo, sería conveniente aclarar que no siempre la utilización es la
pertinente o adecuada. Cuando Manolo Domínguez alude a la empresa pública de
viviendas del ayuntamiento de Los Realejos, S.L., a saber, VIVIRE (ignoro si es aguda o llana por esa
manía de no poner tilde en las mayúsculas), no cuenta toda la verdad.
Aclaremos que el 29 de marzo de 2017, la Junta General de
dicha empresa acordó su disolución, para lo que se nombró una entidad
liquidadora (sustituye al Consejo de Administración), para que se encargara de ejecutar todas las acciones
encaminadas a tal fin.
Y no se cuenta toda la verdad –lo que bordea,
peligrosamente, la mentira– porque cuando quiere justificar que ya no tiene
razón de ser, siempre comienza la disertación con el siguiente planteamiento:
“Cuando yo accedí al gobierno municipal en 2011…”. Se deduce que nuestro
alcalde es fiel reflejo del prototipo político que en todo instante practica el
yoísmo (permítanme la licencia para
retratar –cuánto le gusta– el exceso de autoestima). El resto de compañeros de
la Corporación, incluso los de su formación política, entra en el capítulo de
meras circunstancias.
La cantinela de marras suele ser difundida en medios de
comunicación locales, normalmente, y en espacios a los que suelen llamar las
cuatro de siempre (y qué culpa tengo yo de que sean, persistentemente, mujeres)
para felicitar por el pograma, al
tiempo que doran la píldora del mandatario.
Al igual que no suele mentar la catastrófica gestión en los
dos edificios de aparcamientos, situados en la trasera del ayuntamiento y en la
entrada a San Agustín, en el caso que nos concita bien se cuida el dirigente
popular en obviar los dos mandatos anteriores (2003-2007 y 2007-2011). Ocho
años en los que también formó parte del Consistorio. De los cuales, y en el
primero de los citados periodos, fue parte muy activa del gobierno local, junto
a Sebastián Ledesma. Este último era concejal de Urbanismo, mientras que el
actual alcalde lo fue de Hacienda. Acontecer del que se jacta, cuando de
justificar superávits se trata, porque fue él, y solo él, el que sentó las
bases de una economía saneada.
Las piedras rodaron favorablemente y en la actualidad el PP
disfruta de una comodísima mayoría absoluta. Y me extraña, a no ser que en
aquellos años el señor Domínguez padeciera de presbicia anticipada, de que no
se percatara de que la empresa pública que se deja citada no servía para nada.
Porque es ahora cuando reconoce que fue un error crearla, ya que se limitó a
competir con la iniciativa privada y los resultados no pudieron ser más nefastos. Es más, y son sus
palabras, cuando entré en 2011 las cuatro empresas (añadan Aquare, Realserv y
Radio Realejos) se hallaban prácticamente en quiebra técnica. El añadido del
reflotamiento, gracias a los buenos oficios de un trabajo para enmarcar,
constituye el epílogo de la batalla de flores a la que nos tiene acostumbrados.
Pero, insisto, del quehacer desde 2003 hasta 2011 en este tema, mutismo
absoluto. En el gobierno y en la oposición, que en aquel entonces sí se podían debatir propuestas y mociones.
Se reparten culpas, táctica habitual, a diestro y siniestro.
Oswaldo no hizo nada, y eso que durante cuatro años fue su mano derecha. Los
anteriores, para qué contarte. El triste afer de Puldón Natero, el malvado
Cabildo. Amén de la falta de moral de algunos aprovechados, incluido el
Diputado del Común (que ya se olvidó del número de teléfono al que me llamaba
para la caja de pasteles), que utilizan el macabro accidente en beneficio
propio para la caza y captura de unos votos. Inmoral, según su óptica, no es cobrar por
desaparecer.
Manolo es así. Solo se mira al espejo para exclamar:
Mecachis, qué guapo soy (Carlos Arniches), pero jamás para contrastar, y
comparar, hechos semejantes en contextos diferentes. Sus propuestas, eso alega,
en la institución insular no me son tenidas en cuenta. Porque en Santa Cruz me
ignoran.
El próximo lunes, a las 11, el grupo municipal socialista ha
convocado rueda de prensa para denunciar las trabas que Manolo, y los suyos,
pone en cada sesión plenaria, impidiendo el debate de mociones porque el
interés de las mismas lo establece él. Ni reglamento de funcionamiento de los
órganos de gobierno ni pollas en vinagre. Cuidado, la expresión viene de las
gallinetas, más conocidas como pollas de agua.
A este paso, con sus continuas incongruencias, acabará
convenciendo a más gente (porque al menos somos tan inteligentes, o necios,
como él) de que el globo se desinfla. Y se quedará con el apoyo de los
militantes populares, paguen o no las cuotas, y de las (más que los) que llaman
al reclamo de la popularidad: ¿me oíste(s)?, ¿me viste(s)? En fin, ¿lo
cogiste(s)?
De traca lo de la suspensión de las vacaciones. Los
realejeros nos merecemos un respeto. No seremos licenciados en universidad
yanqui, pero la vida nos ha graduado en sentido común.
Disfruten del primer fin de semana completo de julio. Y no
te preocupes por el resultado de las primarias populares. El mundo va a seguir
dando vueltas. Y nosotros también.
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