jueves, 19 de julio de 2018

¿Periodismo o despropósito?

Pensé titularlo con el adverbio Presuntamente. O con otro similar. Que se ha convertido en la excusa perfecta para que un periodismo venido a menos exculpe múltiples pecados en la redacción de las noticias que guardan relación con la amplia casuística de sucesos. Puede que los profesionales (especialistas) en esta secciones, quizás tan leídas en los medios como las esquelas por aquello del morbo, se hayan impregnado de ciertos tics expresivos o, y eso sería más grave aún, piensen haberse convertido en sesudos investigadores criminalistas. Se solapa información y opinión con pasmosa facilidad. Se da pábulo (echar leña al fuego) y se olvida el sagrado principio de que la veracidad debe regir su proceder. Los hechos son sagrados, sí, pero con harta frecuencia se cae en la tentación de emitir juicios de valor. Cuando por el contenido informativo, como por el prototipo de consumidor, se debería actuar con sumo tacto, a no ser que solo se pretenda que la bola siga girando y aumentando su volumen. Si en horas bajas en el capítulo de ventas recurrimos al todo vale, mal presagio. No se dan cuenta de que ya tenemos la Autonómica.
Van unas pinceladas de otra crónica más del impactante y luctuoso suceso, que bien titulara el maestro Salvador García, con brevísimas acotaciones al respecto. Los estimados seguidores de este blog sabrán sacar sus conclusiones con mayor detalle.
“A la espera de que se confirmen oficialmente los resultados preliminares de la autopsia, lo único que está claro es que alguien asesinó a dos niñas, de 3 y 5 años de edad, las hijas de la pareja conformada por la citada Paula Teresa e Israel, quien supuestamente dejó una carta explicando los motivos por los que se desencadenó esta tragedia”.
Cada vez que voy a la playa a bañarme, aunque la panza de burro no me infunda mucho ánimo, lo único que tengo claro es que me voy a encontrar el agua mojada. Observen que supuestamente dejó una carta.
“Israel no aguantaba más. Así se desprende de esa misiva que dejó. Él combatió en la guerra de Afganistán, con la consabida carga que ello conlleva para la salud mental, a pesar de la desidia de las autoridades para afrontar esta problemática, tanto en el caso de los veteranos como en general”.
Ya no hay duda: dejó una misiva. Cuánto prejuicio en el resto, más propio de novela. Estoy ahora releyendo Al este del edén y recordé ciertos trances de su protagonista.
“Allí también estaba la carta, donde él (de su puño y letra, siempre que así lo confirme un perito) explica que había llegado al límite por motivos económicos y familiares, tal y como apuntan fuentes cercanas a la investigación que lidera la Guardia civil bajo el mandato del juzgado de guardia orotavense”.
Menos incertidumbre aún. De su puño y letra, de fuentes dignas de todo crédito. Lo del perito es mero efecto colateral.
“A priori, la dantesca escena que se encontraron los agentes corrobora la teoría de un acto preparado. De ser cierto, lo normal sería que la madre también estuviera, al menos, sedada. Él, presuntamente, se habría encargado de poner fin a sus vidas. Se entiende que pudo sedarlas a luego asfixiarlas, al menos a la madre”.
¿Lo corrobora? ¿A qué viene luego de ser cierto? Al menos, sedada. ¿Y al más? ¿Se entiende? La verdad, presuntamente, no mucho.
Alusión a los venenos agrícolas, pues “su uso no es ajeno a buena parte de la población”. Hombre, La Villa, como la mentaba Isaac, cada vez es menos agrícola. Por su culpa, precisamente. Y pienso que buena parte de la población es cada vez más ajena al uso de los venenos. Al peligrosísimo fosferno (no sé si se escribe así) que se usaba en las plataneras, por ejemplo; y por suerte.
“Por si fuera poco, junto a los cuerpos sin vida de la mujer y las dos niñas estaba el de la mascota de la familia, un perro pequeño que también fue víctima de la vorágine de la violencia”.
La guinda de la vorágine de la violencia. Por si fuera poco, pobre perrito.
“Sea como fuere, desde fuentes oficiales confirmaron ayer [al diario en cuestión] que para la mañana de hoy estaba previsto un comunicado sobre el caso de La Orotava por parte del Ministerio del Interior a la que, al parecer, quiso anoche anticiparse el Gobierno de Canarias. Si en el reciente caso de Fuerteventura se quedó rezagado, el Instituto Canario de Igualdad se anticipó ayer a la versión oficial de Interior, que es la determinante.”
Esta vez no se nos escapa. Eso de una hora menos no nos volverá a ocurrir. Nuestro anuncio no será concluyente, pero damos primero. Como cierto periodismo de investigación, ni más ni menos.
Tras una detallada exposición de precedentes, con esmerada ristra y todo lujo de detalles, “ahora queda esperar que los investigadores de la Guardia Civil informen de sus conclusiones a la autoridad judicial para saber si, como se estima, estamos ante un presunto parricidio, y, según el Gobierno de Canarias, un crimen machista”.
La sensatez, al final. Dejemos que realicen su trabajo, pero antes, elucubremos. Sigo avergonzado. Será por poco tiempo, porque en uno o dos días, cualquier otra sacudida desviará nuestra atención.

Y una nota aclaratoria: Redactadas las líneas precedentes, y programada la entrada en el blog, se conoce el informe de la autopsia en el que se revela que las muertes acaecieron el sábado 14. ¿Cómo es, entonces, que asistieron a una fiesta familiar el domingo? ¿Se hará alguien responsable de tanto disparate publicado?

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