El pasado viernes, entre las 19 y 21 horas, tuvo lugar en la
calle Puldón Natero, del núcleo realejero de La Cruz Santa, una manifestación
vecinal para elevar la centésima –o más– protesta ante una situación que
requiere una solución inmediata. Tras el último accidente mortal habido
(luctuoso suceso del que ya dimos cuenta en la entrada del 27 de junio, próximo
pasado, y que puedes leer si no tuviste oportunidad anteriormente, o recordar,
en caso de que ya lo hubieses hecho, si pinchas en el siguiente enlace: https://desdelacorona.blogspot.com/2018/06/protesta-en-puldon-natero.html),
continúa la proliferación de pancartas en las fachadas de las viviendas, y
hasta el Diputado del Común se ha interesado por la situación de una vía
insular que, con el paso de los años, como en otros tantos lugares de la
geografía isleña, ha devenido en vía urbana. Y por tal razón, los conflictos
competenciales surgen cada vez que cualquier anomalía hace acto de presencia y
se requiere la actuación de las administraciones públicas implicadas. Que lejos
de sentarse, dialogar e intentar buscar soluciones rápidas, se enzarzan en
peleas estériles del y tú más, mientras los perjudicados contemplan atónitos
cómo los cargos públicos, a quienes generosamente pagamos suculentos sueldos
con nuestros impuestos, se tiran los trastos a la cabeza, o juegan una partida
de tenis de mesa, pasándose la urgencia por cierto sitio.
Los crusanteros, me temo, pagan las consecuencias del tira y
afloja permanente, y a sus propios perfiles en las redes sociales me remito,
entre el alcalde, Manuel Domínguez, y el presidente del Cabildo Insular, Carlos
Alonso. Quienes, por mor de politiqueos partidarios baratos y de poca monta,
parecen niños que juegan a quitarse la pelota cuando está en liza la seguridad
de quienes no pueden realizar un acto tan simple como cruzar un paso de
peatones sin la espada de Damocles de que un coche se los lleve por delante.
Así de crudo, pero así de claro.
Ya en la obra de El Castillo surgió un problema parecido con
la recogida de aguas pluviales. Y el ayuntamiento se vio obligado a modificar
el proyecto con el consiguiente retraso. En La Cruz Santa, el Consejo Insular
de Aguas ha vuelto a poner pegas, pues el volumen que se acumula, y bien lo
saben y conocen los que habitan en la zona, es bastante considerable.
En nota de prensa del 14 de febrero de 2017 –ha transcurrido
año y medio– el propio concejal de Urbanismo, Darío Pérez, reconocía tal hecho,
según declaraciones efectuadas el día anterior en una visita –ver foto– al
lugar. Se hablaba de adoptar medidas inmediatas en la mejora de la seguridad
vial y se aludió a dos pasos de peatones elevados. Recuerden que el señor
concejal precitado, según sus propias palabras de la sesión plenaria de junio,
y de las que ya me hice eco en el anterior artículo, y cuyo enlace antes te reseñé, no
creyó oportuno acudir a la penúltima manifestación porque “no le apetecía”. No
obstante, sí supo el gobierno municipal cargar tintas contra una concejala de
esa misma calle, pero del grupo socialista en la oposición, que no solo es otra
sufridora de este desaguisado, sino que prestó sus servicios como profesional
sanitario en el último incidente, aunque, desgraciadamente, nada pudiese hacer
para salvar la vida de la accidentada.
Este viernes, y tras varios pases en el recorrido de la
manifestación, Darío Pérez hizo acto de presencia. No se sumó a la marcha, pero
se le columbró en la acera hablando con otras personas. Y cuando ya casi
concluía el tiempo concedido en el permiso de la autoridad competente, una
nieta de la señora fallecida, y que un rato antes había expresado unas emotivas
palabras de agradecimiento a toda la concurrencia, se dirigió a él para
intercambiar opiniones y lo invitó a que cogiera el megáfono para contestar a
las preguntas que a bien tuvieran elevarle.
Y así lo hizo. Puede que en la presente ocasión, y al ver
más gente congregada, hubiese cambiado de parecer con respecto a las apetencias
del pasado mes. Eso sí, dejó claro de antemano que el señor alcalde le había
pedido que estuviese presente. Hecho que este humilde comentarista se creería
si desde el inicio, a las siete de la tarde, y no a última hora y ante los
requerimientos, se hubiera sumado a la manifestación y pateado la calle en
ambos sentidos en diferentes ocasiones.
Ya saben todos ustedes que Manuel Domínguez se encontraba en
la capital de España. No importa que fuese viernes. Porque también la mayoría
de lunes, si no todos, se marcha a Madrid a la reunión del Comité Nacional. Amén
de los paseos insulares con Antona, Navarro y Afonso. Nuestro alcalde –es
conveniente no olvidar que en junio de 2015 prometió dedicarse en cuerpo y alma
al ayuntamiento, algo que los ingenuos realejeros nos creímos y por eso le
pagamos excelente jornal– está mucho más preocupado por la marcha del PP y no
tiene tiempo para estas minucias como las de Puldón Natero. Cuando alguien se
le acerque en plan recriminatorio, lo solucionará con el besito y la coletilla
de eso no es nuestra competencia.
De las respuestas del concejal colegí que la tomadura de
pelo se perpetúa. Ya es casualidad que se haya reunido, quise entender que esa
misma mañana, con responsables del Cabildo para adoptar, por enésima vez,
rápidas medidas que palíen los inconvenientes denunciados por los
manifestantes. De las que se dará debida información en una próxima reunión en
el Casino. ¿Se ha tenido que esperar a que los vecinos se subleven, llenen de
pancartas sus balcones y ventanas y, lo que es más triste, que debamos lamentar
muertes, para que muevan el culo un fisco los políticos bien pagados? Insisto,
tomaduras de pelo, las justas.
A los vecinos se les importa un pimiento quien se cuelgue
las medallas. “No se trata de política, sino de vidas humanas”. Y para ello es
menester, le reitero, gestión y buenas maneras. Si usted, Manuel Domínguez,
piensa que lo importante es ascender en su carrera política y entiende que está
llamado a ocupar puestos que trascienden las fronteras del nuestra Villa,
tardando está en presentar la dimisión en el municipio y dar rienda suelta a
sus aspiraciones. Pero no siga engañando con manidos postureos.
Si sostiene que la culpa del problema en la calle Puldón
Natero es del Cabildo exclusivamente, perdió una magnifica ocasión para ponerse
al frente de la manifestación acaecida este pasado viernes. Con su ausencia,
que denota una cobardía sin límites, solo vino a demostrar que es tan culpable,
o más, por la cercanía, que Carlos Alonso. Y mi total extrañeza por la no
implicación de los diferentes colectivos del barrio. Los afectados, como bien
se indicaba en la convocatoria, podemos ser cualquiera. Y eso no es política,
es la seguridad de una calle y de quienes por ella transitan.
Sí, Manolo, a un mes exacto de mi última operación –cosas de
la edad–, esta vez estuve presente. Por tanto, la información aquí vertida, con
los tintes subjetivos de todo artículo de opinión, es de fuente bien
documentada. Por ello me permito darte un consejo. De viejo, por supuesto, que
de sabio más bien nada. Deja de pasear y darte tono. Concéntrate en el cargo
por el que te pagamos y dedícate a resolver los problemas de Los Realejos, que
son muchos. Malimpriado –que decía mi
abuela– superávit si tenemos que salir a la calle para protestar. Un
ayuntamiento no se rige por criterios empresariales, como los que tú y algunos
de tus concejales conocen a la perfección, sino por acciones que conduzcan al
bienestar ciudadano. Y este embarazoso asunto de La Cruz Santa merece plena
dedicación.
Espero que en la presente ocasión hayas sido capaz de restar
tres minutos de tu apretada y popular agenda para leer este parecer de un
realejero preocupado. Y no que te llame cualquier asesor –a los que bien sufragamos
asimismo– y te cuente la película con el sesgo partidario o los prejuicios
consabidos. De nada, hombre, por mi pueblo, ya sabes, todo y más.
Y gentes de La Cruz Santa: pa´lante. Como colofón, un
pequeño vídeo que “robo” de Facebook: https://www.facebook.com/mariacoromoto.olivaruiz/videos/2065776953494004/
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