Las encuestas en tiempo de pandemia, al igual que los datos
numéricos relacionados con actividades económicas, tienen tanta fiabilidad como
los vaticinios de un servidor en las semanas previas a cualquier proceso
electoral. A saber, rien de rien. Y
que me perdone Édith Piaf. Si en tiempos de normalidad contestamos
anormalmente, a la viceversa aumenta el grado de subnormalidad.
El periódico ABC, tan proclive a las tesis del gobierno que
preside Pablo Iglesias, aunque figure al frente un tal Pedro Sánchez –¿por qué
te ríes?–, ha rizado el rizo al más puro estilo hollywoodiense (o
hollywoodense). De prestar siquiera el 0,05% de credibilidad a la
¿información?, me preocupa enormemente que la población madrileña pueda
equipararse a la que elige a un descerebrado como presidente de Estados Unidos.
Las pizzas –o las hamburguesas en el otro lado del Atlántico– están provocando
más quebraderos de cabeza que los inicialmente previstos. Aparte de los
ingredientes típicos, algún aditamento raro debe llevar la susodicha.
Una encuesta del periódico de los Luca de Tena (acérrimos
republicanos de toda la vida; ¿vas a seguir riéndote?) “dispara” (así lo leí) a
Isabel Díaz Ayuso, dejándola cerca de la mayoría absoluta. Bueno, si realizas
una lectura más detallada del meollo, podrás comprobar que la ilusión es lo
último que se pierde. Pero lo más interesante es que el resultado del sondeo se
conoció varios días antes de que acabaran las entrevistas a los encuestados. Y
con esto, tal y como decía mi abuela, ¿tú crees que merita la pena seguir?
Si a los de enfrente parece irles bien con el tal Trump a la
cabeza –ese que recomienda inyectar lejía en vena–, escozores siento ya por si
las concomitancias (también las de los contagiados) puedan seguir
produciéndose. Una Comunidad, la madrileña, con más de seis millones y medio de
habitantes, donde se concentran las sedes de las instituciones del Estado, a mi
poquedad, y cortedad, requiere de mimbres más sólidos. Y la señora Ayuso, con
todos mis respetos que como persona me merece, no ha estado a la altura.
Desconozco las causas, pero el andar, y a los hechos me remito, ratifica el
viejo planteamiento de que no todos servimos para todo.
La gestión de la crisis que aún padecemos no creo pueda
valernos de modelo para acometer futuras actuaciones. Hecho que ratifica el
propio alcalde madrileño (también del PP) cuando cuestiona ciertos andares
anómalos. Que entre todos hayamos contribuido a una rápida adecuación de las
instalaciones de IFEMA para poder atender la avalancha de enfermos que se
abatía en Madrid, para que, como remate a un servicio de innegables beneficios,
se haya producido un cierre (esperemos que definitivo) con el espectáculo
político de la ignominia, merece una repulsa tan grande que ni aún la indudable
manita de ABC podría edulcorar.
Lo malo, y reitero el comentario de ayer, es que el personal
sanitario tampoco haya sabido estar a la altura que las circunstancias
requieren. Esperemos que los contratiempos en la “desescalada”, que los habrá,
causen el mínimo impacto y que dentro de poco tiempo nos hayamos olvidado de
esta pesadilla. Sé que no es comparable, pero echo la vista atrás y recuerdo la
quiebra del turoperador británico Thomas Cook. Porque como cantaba Matt Monro
con su español macarrónico: Mas toro
pasa, toro pasará…
Sigan cuidándose y no se excedan con las salidas. Las de
tono, asimismo, ilustres ranilleros y resto de ganado bípedo.
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