martes, 5 de mayo de 2020

Encuestas

Las encuestas en tiempo de pandemia, al igual que los datos numéricos relacionados con actividades económicas, tienen tanta fiabilidad como los vaticinios de un servidor en las semanas previas a cualquier proceso electoral. A saber, rien de rien. Y que me perdone Édith Piaf. Si en tiempos de normalidad contestamos anormalmente, a la viceversa aumenta el grado de subnormalidad.

El periódico ABC, tan proclive a las tesis del gobierno que preside Pablo Iglesias, aunque figure al frente un tal Pedro Sánchez –¿por qué te ríes?–, ha rizado el rizo al más puro estilo hollywoodiense (o hollywoodense). De prestar siquiera el 0,05% de credibilidad a la ¿información?, me preocupa enormemente que la población madrileña pueda equipararse a la que elige a un descerebrado como presidente de Estados Unidos. Las pizzas –o las hamburguesas en el otro lado del Atlántico– están provocando más quebraderos de cabeza que los inicialmente previstos. Aparte de los ingredientes típicos, algún aditamento raro debe llevar la susodicha.

Una encuesta del periódico de los Luca de Tena (acérrimos republicanos de toda la vida; ¿vas a seguir riéndote?) “dispara” (así lo leí) a Isabel Díaz Ayuso, dejándola cerca de la mayoría absoluta. Bueno, si realizas una lectura más detallada del meollo, podrás comprobar que la ilusión es lo último que se pierde. Pero lo más interesante es que el resultado del sondeo se conoció varios días antes de que acabaran las entrevistas a los encuestados. Y con esto, tal y como decía mi abuela, ¿tú crees que merita la pena seguir?

Si a los de enfrente parece irles bien con el tal Trump a la cabeza –ese que recomienda inyectar lejía en vena–, escozores siento ya por si las concomitancias (también las de los contagiados) puedan seguir produciéndose. Una Comunidad, la madrileña, con más de seis millones y medio de habitantes, donde se concentran las sedes de las instituciones del Estado, a mi poquedad, y cortedad, requiere de mimbres más sólidos. Y la señora Ayuso, con todos mis respetos que como persona me merece, no ha estado a la altura. Desconozco las causas, pero el andar, y a los hechos me remito, ratifica el viejo planteamiento de que no todos servimos para todo.

La gestión de la crisis que aún padecemos no creo pueda valernos de modelo para acometer futuras actuaciones. Hecho que ratifica el propio alcalde madrileño (también del PP) cuando cuestiona ciertos andares anómalos. Que entre todos hayamos contribuido a una rápida adecuación de las instalaciones de IFEMA para poder atender la avalancha de enfermos que se abatía en Madrid, para que, como remate a un servicio de innegables beneficios, se haya producido un cierre (esperemos que definitivo) con el espectáculo político de la ignominia, merece una repulsa tan grande que ni aún la indudable manita de ABC podría edulcorar.

Lo malo, y reitero el comentario de ayer, es que el personal sanitario tampoco haya sabido estar a la altura que las circunstancias requieren. Esperemos que los contratiempos en la “desescalada”, que los habrá, causen el mínimo impacto y que dentro de poco tiempo nos hayamos olvidado de esta pesadilla. Sé que no es comparable, pero echo la vista atrás y recuerdo la quiebra del turoperador británico Thomas Cook. Porque como cantaba Matt Monro con su español macarrónico: Mas toro pasa, toro pasará…

Sigan cuidándose y no se excedan con las salidas. Las de tono, asimismo, ilustres ranilleros y resto de ganado bípedo.

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