martes, 19 de mayo de 2020

Elevado

Pensaba titularlo Ángel Víctor, simplemente, por razones más que obvias. Pero luego me acordé de que este mes de mayo me he dedicado, aparte de escribir las consabidas boberías, a jugar con la letra e, que para eso nuestra lengua es rica en variedad y cantidad. Y como el actual presidente del Gobierno de Canarias, a mi modesto modo de entender los enfoques políticos, se ha empeñado en poner el listón muy alto en cómo se debe gestionar en épocas plagadas de trances difíciles, nada podrá extrañar la utilización del adjetivo elevado para definir el intervalo de unos meses bastante entretenidos.

Me da, porque de nada lo conozco, que el aruquense es hombre de mimbres dialogantes. De esas personas –desgraciadamente poco habituales en la política actual– que saben escuchar, que son capaces de aceptar consejos en los momentos complicados. Cuando tan dados somos a las reacciones repentinas (los prontos), surgidas espontáneamente y provocadas por instintos pasionales o por ocurrencias inesperadas, muy justo es el que destaquemos actitudes de tal porte.

Si complicado fue el arranque con un parto atravesado a cuatro bandas, la corta andadura del gobierno de las islas no ha sido un camino de rosas. Los hados del destino se han encargado de ir poniendo chinitas en la senda. Los contratiempos se suceden sin apenas momentos de respiro. Pero Ángel Víctor –y a sus comparecencias ante los medios de comunicación y durante el transcurso de las sesiones parlamentarias habidas me remito– no pierde el temple necesario para lidiar contra las adversidades. Y si es menester cantarles las cuarenta a quienes han dirigido el cotarro en el archipiélago durante décadas (Coalición Canaria), se hace con la elegancia de quien lleva los temas preparados, que no va al examen con la cabeza hueca. Algún variscacillo apenas, pero dirigido con elegancia y a la línea de flotación (vete a malinterpretarme ahora), ha alcanzado, asimismo, Australia Navarro, quien olvida fácilmente los mandatos populares de cierto ‘negociante panameño’ o de cómo dejó el solar un gallego que veranea en Amadores.

Un incendio arrasó enorme cantidad de hectáreas en Gran Canaria. Y salimos del brete con un presidente que daba la cara diariamente. Quebró Thomas Cook y superamos el bache turístico rápidamente. Ángel Víctor no se escondió ni se escudó tras la consejera del ramo. Hubo un cero energético en Tenerife que destapó las vergüenzas eléctricas de unas islas que siguen dependiendo de muchos factores externos, cuando existe materia prima para alternativas más respetuosas con el medio ambiente, y de nuevo, quien lleva mucho de municipalismo a sus espaldas, ahí estuvo dando el tipo.

Y en cada revés, nuestro presidente sí se despeinó. Por llevar la contraria a demasiado acomodaticio. Es más, me da que va enfocado a seguir los pasos de quienes hoy presumimos de calvicies más que evidentes. Pero los ánimos parecen seguir intactos. Porque después nos convertimos en primicia informativa con el coronavirus y otra pesadilla planeó sobre el sector que constituye el motor económico de las islas. Si fallara el turismo por unas semanas, decíamos algunos desde tiempo ha, nos comemos entre nosotros. Y aquella premonición vino a hacerse realidad de la manera más cruda. No nos hemos fagocitado, sin embargo. Afortunadamente. Y esta última piedra en el zapato –déjanos ya descansar, maldito dios del infortunio– ha sacado a relucir su buen hacer a base de utilizar la palabra como el arma más eficaz para la resolución de conflictos. Ojala existiesen más filólogos, y filósofos, ejerciendo de cargos públicos.

Uno, felizmente jubilado, no está al tanto de lo que se cuece tras las bambalinas gubernamentales. Pero no será descabellado pensar que con la lidia de la pandemia Ángel Víctor ha debido perder mucho más que lo insinuado en el párrafo anterior, y que salta a la vista (¿por qué las alopecias serán siempre tan evidentes?), y los ya de por sí escasos momentos para la dedicación familiar habrán saltado por los aires. Máxime cuando el malvado de Pedro Sánchez se ha empeñado en la reuniones telemáticas domingueras. Se dirá que son las servidumbres del cargo. Aun así, y no es poco, los canarios podemos mostrarnos satisfechos por tener al frente de nuestro gobierno a una persona que no regatea esfuerzos, a pesar de los reveses sobrevenidos, en buscar las mejores soluciones para que nadie se quede atrás.

Suerte, Ángel Víctor. De tus éxitos, sin duda, seremos nosotros los principales beneficiarios.

1 comentario:

  1. los canarios podemos mostrarnos satisfechos por tener al frente de nuestro gobierno a una persona que no regatea esfuerzos, a pesar de los reveses sobrevenidos, en buscar las mejores soluciones para que nadie se quede atrás.

    Suerte, Ángel Víctor. De tus éxitos, sin duda, seremos nosotros los principales beneficiarios.

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