El jueves ─ayer─ fue mi Tempo Happy. Esa jornada que la empresa te concede para que
consumas cuanta energía requieras sin limitación alguna y de manera totalmente
gratuita. También lo puedes fraccionar en dos horas diarias a lo largo de la
semana, pero esta segunda opción, entiendo, es algo más complicada, pues quedas
mucho más amarrado y condicionas tu horario a quedarte en casa durante ese
intervalo de tiempo. Y así cada día, lo que parece bastante complicado. Así
que, ya te puedes imaginar, todos los aparatos del hogar quedan sometidos a una
dura prueba de resistencia en la fecha señalada.
Cada familia elegirá
la modalidad que mejor le convenga. A los que trabajan, pienso, podría ser los
sábados y domingos los que mejor se ajusten a sus necesidades. Pero en los
gandules, en los que no tenemos nada por hacer, concurren otras circunstancias.
En mi particular caso, son los jueves los días que nos visitan hijos y nietos.
Y convendrán conmigo en que son muchos los artilugios que se ponen en funcionamiento,
aparte de los englobados en el párrafo anterior. Porque a lavadora, horno,
secadora, amén de congelador, frigorífico… se les añaden ordenadores, tabletas,
recarga de móviles. Y con las luces no se está tan condicionado al uso del
interruptor, elemental ejercicio del que parecen olvidarse lo críos cuando
están más entretenidos en otros asuntos.
Ahora bien,
cuando en la factura echas una visual a los consumos, te percatas, de una
parte, en que la fórmula funciona, pues el diagrama de barras no te engaña. En
ese día señalado la altura se dispara hasta cuadriplicar la del resto, lo que indica
bien a las claras los giros que ha debido dar la rueda del contador.
Pero claro, de otra,
si analizas con detenimiento el contenido del cargo mensual, el pormenor te
deja cierto sabor agridulce, cierto regusto amargo. Desciendo al detalle con mi
ultima factura: importe total, 48,63, que se desglosan en Potencia, 21,34;
Energía, 18,54; Otros, 7,46; Impuestos, 2,50; Descuentos -1,21. Es decir, solo
el 38% del importe cargado en la entidad bancaria se corresponde con el consumo
realizado en el periodo del 16 de marzo al 17 de abril. El resto (62%) no
guarda relación alguna con el hecho de tener las bombillas encendidas o los aparatos
en funcionamiento. Te aclaro que el abono de 1,21 se debe a la indemnización
que Endesa nos ha reconocido por los dos apagones habidos en el periodo de facturación,
uno cuando el famoso cero energético y el otro cuando el episodio de calima que
nos tuvo, asimismo, unas cuantas horas a oscuras.
Me queda el consuelo –sigo desmenuzando la factura– que el
consumo por horas happy es de 83,537
kWh y el del resto de horas (las que sí se cargan) 128,957 kWh, lo que
demuestra que le estoy sacando el jugo a la oferta, pues si comparamos el
montante de los cuatro jueves mensuales con los veintitantos días restantes, el
balance a mi favor es importante. Aunque poco te compense al final, porque
entre potencia contratada (4,6kW) e impuestos, la satisfacción del ahorro
conseguido se diluye demasiado.
Pero como todo no puede reducirse a lamentos, más o menos
eléctricos, mañana nos iremos al primer baile de magos virtual que celebramos
en el pueblo y nos echaremos unas perras de vino con un puñado de chochos.
Seguro que allí se darán cita muchos políticos por metro cuadrado (como otra
feria de ganado) y hablaremos de lo divino y lo humano. Por supuesto que
saludaré a Manolo. Está bueno él para perdérselo. Y el domingo iré coger un puñado de papas. Sí, no son más,
pero como no las queremos para exportar, bienvenidas sean. Hasta el lunes.
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