martes, 14 de enero de 2020

Ya empezamos

Hace años nos molestaba a los realejeros que se ubicara al Hotel Maritim en Puerto de la Cruz. Bueno, aún te puedes llevar una sorpresa cuando acudes a San Google. Haz la prueba. Me imagino que así vendía, y se vendía, más. Menos mal que los viajes del Imserso y el Hotel Panorámica han venido a suplir carencias en materia turística. Amén de la oferta rural que ya destaca en el panorama insular.

Como bien sabemos casi todos, incluso los no asiduos a eventos de tal tipo, es Los Realejos un pueblo festivo, y fiestero, por excelencia. No es de extrañar, por tanto, que podamos leer en un medio de comunicación que “la temporada de romerías de Canarias arranca en Tigaiga”. Ese núcleo poblacional de nuestro municipio que se ha hecho famoso por su excelente Belén Viviente y que se erige, por méritos propios, en el destino final de la Cabalgata de Reyes.

Y fue este pasado domingo cuando tuvo lugar dicho acontecimiento. Del que se han hecho eco diversas emisoras de radio y televisión, amén de lo publicado en medios impresos y redes sociales. Razón por la que uno no entiende cómo en otro soporte pude leer que “Arona abre el calendario de romerías en Tenerife”. Y la fija para este próximo domingo, a saber, 19 de enero.

El periodismo –y, quizás, el problema venga determinado por la proliferación de mucho advenedizo– está necesitado, y con carácter urgente, de redefinir totalmente sus cometidos y una profunda revisión de un quehacer que se va al garete y que no cumple con los objetivos que uno presupone a la actividad. Te propongo un sencillo ejercicio. Compra un ejemplar de tres o cuatro cabeceras diferentes publicadas en un mismo día. Si te supone un sacrificio económico, recurre a las versiones digitales, que también valdría. Y lee con detenimiento la información contenida en ellos y que haga alusión a un mismo suceso: un accidente de tráfico, por ejemplo. Te aseguro que te llevarás tremenda sorpresa en la disparidad de datos. Desde el qué al cuándo, pasando por el cómo, el porqué y el dónde. Heridos (cuando no muertos) que no coinciden, punto kilométrico dispar, diferentes carreteras, vehículos implicados cuyas marcas y características son tan desiguales como aquella comparación clásica del huevo y la castaña. Te puedo certificar, y a un estudio llevado a cabo años atrás me remito, que la sorpresa la tienes asegurada.

Pero no es de recibo –expresión al uso de la clase política– el ninguneo al que estamos sometidos en la muy Gloriosa e Histórica Villa de Viera con los medios de comunicación en general. Solo nos atienden cuando se cae una cabra en cualquier barranco. Y mira que tenemos motivos para que seamos acreedores a primeras páginas o aperturas de telediarios. Desde bellezas naturales hasta hitos históricos a rememorar.

¿De quién es la culpa? Yo tengo una teoría muy difícil de rebatir. Desde que cada ayuntamiento creó los gabinetes de prensa se echó a perder el olfato periodístico. Y en las redacciones se dedicaron a esperar sentados la avalancha de notas remitidas desde cada pueblo. Tantas que la mitad, si no más, va a la papelera. Ni siquiera las convocatorias de ruedas de prensa despiertan demasiado interés.

Me rebelo, por consiguiente, a que no se ponga en valor el carácter bullanguero y ameno de Los Realejos. Tardando están el señor alcalde y ediles (¿o edilas?) de turismo y fiestas en plantarse en cuanta feria se celebre en todo el globo terráqueo para lanzar una ofensiva que recuerde a los millones de potenciales visitantes que aquí no les va a faltar exquisitas raciones de carne cabra, vino blanco, turrones y algún churro de postre, mientras contemplan extasiados las magníficas exhibiciones pirotécnicas ofertadas. Y ello en al menos un centenar de ocasiones bien distribuidas a lo largo del año. Que no solo de deporte vive el hombre (y la mujer).

Estarán conmigo en que para lograr tal cometido es necesaria la dedicación exclusiva. O más. Y a lo peor no estamos en ello, sino en lo otro. Y con mando a distancia no es lo mismo. Finalizo con una proposición: Pongámonos desde ya (14 de enero) a planificar una fiesta (distinta a las de fin de año) para el próximo 31 de diciembre y seguro que entramos en el Guinness. Como Maltesers: empezar y acabar el paquete.

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