miércoles, 19 de febrero de 2020

¿Demagogia, Manolo?

Fiel a las directrices emanadas del manual de instrucciones de su formación política, Manuel Domínguez se sube al carro venezolano –se pudo haber quedado allá– y pide al PSOE menos demagogia, al tiempo que solicita se apoye sin fisuras la democracia venezolana. El presidente del PP tinerfeño y diputado regional –ya el digital del que obtengo la información (Noticias 8 islas) no alude a su condición de alcalde realejero– ha presentado una proposición no de ley en el Parlamento de Canarias para que el Estado reconozca la Junta Directiva de la Asamblea Nacional, liderada por Juan Guaidó. Y entiende que sería una forma de manifestar el apoyo expreso de todo el gobierno y pueblo español al proceso que está impulsando y liderando para recuperar la democracia en Venezuela.

Vamos a ver, Manolo. Te lo voy a decir despacito y si hace falta repetirlo, cuantas veces sea preciso. No dudes en interrumpirme si algo no te queda claro. Mi pedagogía dista mucho de la de las universidades privadas, que envían los diplomas por correspondencia y no es necesario la presencia física del alumnado. Basta con que remitan el importe de las matrículas y otros gastos inherentes a la filosofía empresarial en la que te desenvuelves, lo reconozco, con mucha mayor soltura que la de este rebenque de la platanera.

¿De qué democracia hablamos? ¿De la de un supuesto presidente autoencargado? ¿De la de alguien que busca reconocimiento allende las fronteras bolivarianas sin haberse sometido a proceso electoral que lo habilite como tal? Por cierto, ¿quién o quiénes sufragan las costas de semejantes excursiones? Porque si tan demócrata es, que reparta esos dispendios entre los necesitados que con tanta profusión tiene registrados. Aunque no sea Maduro santo de mi devoción, las cosas como son.

Espero que los parlamentarios que sostienen el gobierno de estos peñascos sean capaces de contestar a tu propuesta con idéntica cantinela a la que tú has puesto en práctica en el ayuntamiento de mi pueblo. Tranquilo, te refresco, que para eso estamos los amigos. ¿Cuántas mociones has rechazado bajo el argumento de que se excede de las competencias municipales? ¿Te aplicamos el diente por diente y ojo por ojo?

Por eso, Manolo, cuando se te calienta el pico y aludes a la demagogia, no te sugiero que te mires a un espejo –ya lo haces cada media hora– sino que recapacites y pienses que los demás somos, al menos, tan ignorantes como los miembros del grupo de gobierno municipal. Ese que dejas en la estacada de manera permanente porque tus aspiraciones se hallan más allá de La Higuerita. Y que tampoco dan un paso para adoptar iniciativas propias, porque están sujetos a la orden de la superioridad.

Te preocupa Venezuela y pretendes arrogarte el sentir de nada menos que de todo el pueblo español. Sí, ya sabíamos los realejeros no abducidos que lo tuyo apuntaba alto, pero te has pasado unos buenos cuantos miriámetros. Mientras, estimado exalcalde, aquí echamos en falta otros mimbres. O, como mínimo, idéntico interés al que demuestras por esa nación que se ha erigido en la tabla de salvación de un partido con bastantes frentes judiciales abiertos. ¡Ah!, claro, de eso no sabes nada. No lo recuerdo, Mariano dixit.

¿Sabes, Manolo, que los deportistas de esta villa están hasta las narices de carteles iluminados? ¿Hablamos del Iván Ramallo y su maravilloso tartán? ¿Reincidimos en las entradas y salidas del pueblo o lo dejamos para cuando Venezuela deje de ser chavista y pase a ser colonia? ¿Comentamos algo de restauraciones? ¿Te invito a ir a nadar conmigo un rato en la piscina cuando caiga un aguacero apenas? ¿Me acompañas a ver una película en el remozado Cine Viera?

Oye, ¿y el interés venezolano te entró ahora o antes de caerse el muro de La Montaña? Recuerda que tenemos una charla pendiente –puedes traer también a Adolfo– para solucionar, o al menos intentarlo, el enquistado problema de cierto lenguaraz y vocinglero. O de cómo desde la radio pública se continúa en el acoso y derribo de tus adversarios políticos sin guardar la más elemental cortesía por aquello del respeto institucional. Ese que tú ahora demandas en otras esferas. Qué bueno es contemplar jorobas ajenas. También podría recomendarte consumados especialistas para reconducir el concurso de murgas del Norte, cuya organización te corresponde el próximo año. O de cómo superar el “helevadicimo niber curturar” (citado en mi entrada de ayer) de varias tertulias. En las que, asimismo, entran expertos en ciencias de la comunicación y andanadas verbales. Donde se toma al pelo, al revés y al derecho, a peritas y versadas. Como despierten, chiquito estampido.

Ideas existen. Y no cobro. Pero, claro, tú estás en otra onda. Y los peones nada me van a resolver. Por supuesto, por supuesto, lo mío es demagogia nada democrática.

Hasta mañana. Y gracias por seguir siendo tan fieles. ¡Ah!, perdona, Manolo, que me olvidaba: dile a Australia Navarro que no vuelva a soltar en sede parlamentaria lo de ocurrencias, por si cae en sus manos tus programas electorales de 2011, 2015 y 2019 y lee lo del hipódromo. Y qué pena la foto en La Gorvorana sin que saliera la Casona de fondo. ¿Habrá demagogia en el postureo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario