lunes, 10 de febrero de 2020

En Los Realejos...

En primer lugar, si no lo has hecho ya con anterioridad en la web oficial del ayuntamiento realejero, pincha en el siguiente enlace y echa una visual a esta nueva campaña del consistorio norteño, o de su grupo de gobierno, pues ignoro si se consulta (me temo muy mucho que no, a tenor del caso prestado a las intervenciones durante las sesiones plenarias mensuales) algo al respecto con los concejales de la oposición: https://www.facebook.com/Ayuntamientodelosrealejos/videos/2754354017982145/

Cuando yo terminé de verlo, no te voy a engañar, me dije a mí mismo porque en esos momentos estaba solo, que no me había disgustado. Pero me percaté de una sonora ausencia. Porque si se trata de dar besos, acción siempre agradable y sentida, no hay nadie más merecedor de salir en este vídeo que el actual parlamentario canario Manuel Domínguez y tiempo atrás alcalde full de esta villa. Ahora lo es a tiempo muy parcial. Tanto que no pudo llegar a la grabación de al menos una secuencia, que podría haberse rodado, verbigracia, en el Mercadona de La Gañanía, ya que de comercios se trata. Claro, como nadie me consulta porque me tienen vetado desde todos los sectores del espectro político, así están perdiendo magníficas oportunidades para ponerle algo de salsa a la gestión municipal. De las otras presencias, nada que objetar. A lo más preguntarme cómo se las arreglan algunas, o algunos, para estar en todos los fregados. Aunque lo mío es pura envidia, porque a pesar de llamarme Jesús no he logrado el don de la ubicuidad.

Se ilustra el presente con un fotograma del citado vídeo. Que reproduzco, con el logo correspondiente para que no haya lugar a equívocos, porque público es, y yo también debo ser ayuntamiento, pues no creo tener pendiente pago de impuestos ni haber sido incluido nunca en lista de morosos. Y me alegra sobremanera que se vayan desterrando en estos lares viejos prejuicios. Pero, a la par, me repatea la falsedad del grupo popular. Porque olvidar los recursos a leyes progresistas de este país por parte del Partido Popular, formación política de la que Manuel Domínguez ha sido, y es, destacado dirigente, me parece de un cinismo a la enésima.

Bien pueden los gobernantes realejeros recurrir ahora a su cantinela de los asuntos que exceden el carácter local, como argumentan en las sesiones plenarias ante cualquier propuesta. Y poner objeciones a algo en lo que su ideología matriz no cree. Pero no, siguen jugando a dos bandas. Y cantan el estribillo de que en mi vida privada… Pero a los que nos resta un fisco de memoria, nos llegan nítidos recuerdos de la tramitación de la ley 13/2005, de quienes votaron en contra (te excuso Celia Villalobos), del posterior veto en el Senado y del recurso de inconstitucionalidad.

No obstante, bastante que me alegro de que corran otros aires. Que barran la calima, pero, asimismo, estereotipos casposos y carcas. Aunque me temo que muchos son de cara a la galería. Y en esto del bien quedar son auténticos lajas (sinónimo de pícaro, sagaz, astuto). Mientras con el proceder de la foto fácil se obtengan pingües beneficios, corramos tupido velo sobre la hipocresía que nos embarga. Pero ande yo caliente… Ya hablaremos –escribiremos– de divorcios, abortos, parejas de hecho y otras nimiedades tan pecaminosas, pero que de puertas adentro… privacidad.

En Los Realejos… No, carne conejo, no. Eso lo cantan Los Sabandeños. Nosotros, imitando el buen hacer besuqueador de alguien, nos vamos a comprar a donde encontremos aparcamiento. En el trayecto y en el comercio, no lo olvides, no dejes de besar. Pero, para ser sinceros, observo que el alcalde portuense, Marco (sinese), en los meses que lleva de gestión ya ha adelantado a Manolo en el arte fotográfico. Y en vestuario, ni te cuento. Se parecen, ambos dos, con los directores de las murgas. Les puede el protagonismo.

Bueno, como ya voy saliendo del ataque calimoso, hoy será más cortito nuestro comentario. Acabo de subir de la cocina, a la que bajé por el cortadito mañanero (redacto estas líneas el domingo 9), y cuando al mismo tiempo mi mujer se iba a otros menesteres, me dio un beso. Le pregunté que si había visto el vídeo y… le conté lo que ahora plasmo por escrito. Qué poco original soy. Y millones de gracias por la avalancha de visitas a los artículos de La vieja escuela.

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