Ayer miércoles me fui temprano a la piscina (lunes y martes permaneció
cerrada por tareas de mantenimiento, según rezaba en un cartel colocado en la
puerta de acceso) y seguía inoperativa. Se me informa de que el pasado temporal
había causado más desperfectos de los que en principio se estimaban y que, por
consiguiente, el cierre de la misma no tenía aún determinado el periodo de
tiempo previsto, siquiera aproximado, en el que los usuarios (y los deportistas
del CN Reales) no podríamos hacer uso de sus instalaciones.
Cierto es que contra los elementos desatados de la
naturaleza bien poco podemos hacer. Mucho menos prever. Pero no es menos cierto
el que algunos llevamos años predicando en el desierto, porque sosteníamos, y
ahora con más razón, que la piscina requería el que se acometieran reformas
urgentes y no meros parches. Ya sabemos la postura del actual equipo de
gobierno en cuanto a que habrá que esperar a la construcción del nuevo
complejo. Del que nada se sabe, por cierto. ¿Se habrán trazado las primeras
líneas del proyecto?
Como en este pueblo se ha venido presumiendo hasta la
saciedad del eslogan ‘Los Realejos con el deporte’ y la coletilla en redes
sociales de ‘Seguimos sumando’, los escépticos en campañas de marketing –me incluyo–
no vemos nada claro el futuro inmediato. Únase el lamentable espectáculo habido
con las obras llevadas a cabo en el Estadio Olímpico Iván Ramallo (la ampliación
del Pabellón de Deportes Basilio Labrador queda pendiente para otro día), y no
creo que deba el PP realejero echar muchos voladores en esta faceta de la que
se jactan sobremanera. Si restamos las competiciones que aquí se celebran, pero
que vienen rodadas (debidamente planificadas por sus organizadores) y que el
ayuntamiento simplemente patrocina, poco bagaje para tanto ‘Me gusta’.
A este simple usuario de la piscina municipal le hubiese gustado
que en los canales informativos habituales (web municipal, Radio Realejos,
perfiles en redes sociales de los políticos implicados, etc.) se hubiese dado a
conocer el revés que vengo comentando. Solo he visto en el muro del club
precitado, y que utiliza las instalaciones en horario de tarde, una nota al
respecto. ¿Tendremos que pensar, entonces, que solo interesa hacer público los
aspectos positivos? Si, como me temo, ha habido desperfectos en el techo por
las fuertes rachas de viento del pasado domingo, mientras todos estamos
deseando las tan ansiadas lluvias, conozco al menos dos que rezarán diariamente
para que ello no ocurra. Porque si antes había goteras…
Y otras pinceladas:
Me alegro enormemente de que solo se haya recogido 30
toneladas de basura tras la celebración de los Indianos en Santa Cruz de la
Palma. Es mucha mierda, pero, según los entendidos, vamos mejorando.
No me gusta que se tire del humor para el controvertido
asunto del coronavirus. ¿Ayudan los medios de comunicación al necesario sosiego
que tan peliagudo tema requiere? Serias dudas.
No entiendo el porqué de tanta felicitación a quienes, llana
y simplemente, cumplen con la misión social que tienen encomendada. De tanto
hacerlo, el sentido del agradecimiento va a perder su valor. Alguno se vino a
dar cuenta del carácter de servicio público de cierto ente, cuando el resto de
días… no está.
Debo confesar que me ha sorprendido Ángel Víctor Torres,
Presidente del Gobierno de Canarias, por su aplomo y buen hacer en la gestión
de los complicados trances que le ha correspondido lidiar en estos meses. Hay
mimbres.
No me ha llegado todavía la carta con la cuantía de la
pensión para este 2020. A este paso tendré que pensar seriamente si dedicarme a
la política, donde, al parecer, no se sufren esos agobios.
Mañana, si no surge novedad alguna que requiera mi presencia,
escribiremos de un cementerio.
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