sábado, 22 de febrero de 2020

Qué triste honor, Manolo (y 2)

María Noelia González Daza, segunda teniente de alcalde, concejala, entre otras muchas facetas, de Patrimonio. Elemental su incorporación.

Isabel Elena Socorro González, séptima teniente de alcalde, concejala de Cultura, Patrimonio Histórico y Edificios Públicos. Más claro, el agua. Patrimonio (Noelia) y Patrimonio Histórico (Isa), así nos va. Mira que hay chiringuitos en esto del ordeño de la teta pública. Así pueden permitirse el lujo de aumentar ‘su’ patrimonio.

Moisés Darío Pérez Farráis, tercer teniente de alcalde, concejal de Hacienda y Obras Públicas. Evidente, ¿no?

Macarena Hernández González, concejala de Participación Ciudadana. Y como es asidua por las tardes en emisiones radiofónicas (hasta pensé que ella llevaba el programa; maldito Facebook chivato), qué mejor embajadora para inculcar en la ciudadanía el respeto por la historia.

Olga Jorge Díaz, concejala de Servicios a la Ciudadanía. Si repasas el primer párrafo, queda clara su incorporación. Lo que no entiendo bien, Manolo, es el afán de tanto reparto. Acabaremos en el pueblo imitando a los ayuntamientos que han nombrado una concejala para la tenencia de animales. Sin especificar de cuántas patas ni en qué corrales transitan.

Laura María Lima García, sexta teniente de alcalde y concejala de urbanismo. Pues cualquier actuación en este particular que hoy tratamos, tendrá que ver con la planificación y el desarrollo. De cajón, pienso.

Carmen Rosa Pérez González, concejala de Educación y Responsabilidad Patrimonial. Por lo uno y por lo otro. Me imagino que sabrá dónde queda La Gorvorana.

Y como se trata –a perdonar la reiteración del primer párrafo– de hacer partícipes a cuanta más gentes mejor, se me ocurren, para terminar, dos consideraciones:

Una. Historiadores existen en el pueblo para impartir los cursillos que menester fueren y elevar el nivel cultural, al tiempo de crear la conveniente conciencia ciudadana. Aprovechémoslos y aprovechémonos. Abonando sus honorarios con la misma generosidad con la que se ha fijado los sueldos de los cargos públicos. Porque si fuimos capaces de inventarnos unas reuniones mensuales bien retribuidas para  los supuestos no liberados, cómo escatimar esfuerzos en tan loable iniciativa. Y los primeros en matricularse, para dar ejemplo, los (las) concejales (concejalas). Por aquello de la gilipollez inclusiva.

Dos. Como aún, que yo sepa, no se ha nombrado Cronista Oficial, observo, con enorme regocijo y mayor satisfacción, que abundan representativas narradoras en ciertos espacios radiofónicos, amén de las que llaman por teléfono, que saben de todo, y más. Diseccionan la realidad cotidiana con una presteza y diligencia que ya bien quisieran para sí los examinadores post mortem. Me parece que es de justicia incorporarlas al equipo.

No atisbes, Manolo, ni siquiera en un desliz del pensamiento, tintes humorísticos o irónicos en este comentario. Ha sido elaborado con esmero y expuesto a tu consideración en el convencimiento de prestar un servicio (gratuito) a la comunidad en la que me desenvuelvo. Uno que se codeó décadas atrás con apellidos ilustres como Gálvez, Alvarado-Bracamonte, López de Vergara, Grimón, marqueses los unos y marquesas las otras, amén de contemplar cómo Bonnín nos ponía guapo el corredor de la entrada, que sobrevivió a duros temporales en los inviernos, que bajó cientos de latas de aceite para los motores que elevaban las aguas en Gordejuela, que trabajó, también, durante bastantes veranos en la platanera de la finca… Qué podría yo contarle a quien tuvo la suerte de nacer con una talega de pan bajo el brazo.

No permitas que sigamos ostentando el triste récord de pueblo que no ha movido un dedo por mantener su legado histórico. Bájate del correíllo y ponte a trabajar. Porque cuando las besuquionas se den cuenta del fiasco, no te arriendo las ganancias. Y si no, sigue en el Parlamento pero deja paso a alguien que muestre algo más de preocupación. De qué nos vale el cartel en El Castillo de Villa Histórica si le estamos dando dos patadas en el culo un día sí y el otro también.

Por último, si entiendes que la culpa es de tus predecesores, recurso del político de cortas luces, debo señalarte que en el caso de La Gorvorana mires bien la escritura de propiedad municipal. Por si se te ocurre meter en el saco a Santiago y a un servidor.

A perdonar la incursión sabatina, pero cuando escribo de lo que me duele, lo siento, me extiendo. ¿Verdad, Manolo, que tú me entiendes?

No hay comentarios:

Publicar un comentario