Tras el descanso del pasado viernes ─no había coches que peritar y tuve que limpiar toneladas de tierra─ volví a sumergirme este fin de semana en
el semanario ─periódico de intereses generales─ El Valle de Orotava, que comenzara a publicarse en La Orotava el 6
de septiembre de 1887, primeramente en la imprenta local de los hermanos
Herreros, y posteriormente en la santacrucera de Anselmo Benítez. Fueron sus
directores Miguel Espinosa, Cándido Acosta, Domingo Padrón Morales, de nuevo
Cándido Acosta y Modesto de la Cruz Ledesma. Cesó el 3 de marzo de 1892. La
fuente, el archivo de prensa digital Jable, de la Universidad de Las Palmas de
Gran Canaria.
De su sección Cabos sueltos extraemos unas
curiosidades, las unas mas lúgubres que las otras, que nos relatan aconteceres
de este norte de Tenerife, y que 131 años después nos pueden dar una visión
general del contexto social de la época, así como de los modos periodísticos del
entonces, con escasas tiradas de ejemplares (bajo suscripción siempre) y con quehaceres
profesionales ejercidos por entusiastas colaboradores. Aunque, y justo es
reconocerlo, a pesar de que los cajistas cometieron fallos ortográficos casi
imperdonables –que fácil lo vemos ahora con correctores informáticos─ al estilo
en la redacción de los textos deberíamos acudir con más frecuencia los juntaletras de ahora mismo. Me incluyo,
porque puede que la comodidad y el apoltronamiento nos haya podido.
Comenzamos con
unos breves de El Valle de
Orotava, 30 de abril de 1889, año II, número 74, página 3:
“Ha sido conducida en uno de los dias de la pasada semana,
desde el pueblo de los Silos á esta Villa, una mujer acusada de infanticidio.
Sin embargo, tenemos entendido que los médicos que examinaron el cadáver del
niño, no han podido precisar si nació vivo ó no, pues debido á que se hallaba
enterrado hacia diez dias, presentaban los pulmones una masa en la que no era
posible distinguir síntomas de una cosa ó de la otra. Esto hemos oido de
público, sin poder asegurar la certeza de la noticia”.
Lo de contrastar, o beber en todas las fuentes antes de
publicar, parece ser defecto aún no superado en la actualidad, a pesar de los
avances habidos.
“En la villa de Icod ocurrió hace pocos dias un suceso
lamentable; según nos informan, un niño de cuatro años se bebió una cuarta
aproximadamente de ginebra, falleciendo al poco tiempo victima de dicha bebida”.
Y parece lógico el preguntarse si el infeliz tenía tanta sed
que no se dio cuenta de que aquello que ingería no era agua, porque, desde la
ignorancia de un casi abstemio, no debe saber igual.
“Ha fallecido en San Juan de la Rambla la señora Doña
Rosario Oramas, la cual ha sido sentida justamente en la localidad en que
residía, pues allí su nombre va unido al de casi todas las mejoras realizadas,
por haber contribuido pecuniariamente á ellas, además de haber sido uno
verdadera providencia para los desvalidos. Casi toda la población ha vestido
luto por tan sensible falta, y desde estas columnas enviamos por nuestra parte
el más sentido pésame á su apreciable y distinguida familia, rogando á lo vez
por el eterno descanso de la finada”.
A buen seguro de que la figura de la ramblera de pro ya
habrá sido objeto de estudios más concienzudos (algún apunte hubo también en
Pepillo y Juanillo, mi anterior blog), pero ignoro si se han recopilado las
reseñas periodísticas que de la misma pudieron ver la luz en los ejemplares del
entonces. Indagaré al respecto.
“Por indicación de un comprovinciano nuestro que desde algún
tiempo reside en Buenos Aires, los Sres. D. Estanislao Lugo y García, D. José
Gutiérrez Bartlet y D. Manuel Perera, embarcarán en uno de los primeros vapores
que salen del puerto de Santa Cruz de Tenerife con dirección á aquella capital,
un cargamento de vinos de color dorado oscuro de sus respectivas bodegas,
procedentes de los mejores viñedos de este Valle. Constandonos como nos consta
que nuestros amigos han prescindido en el arreglo de los caldos de toda clase
de alcoholes de mala calidad y del aguardiente alemán no solo por los precios
tan altos que han alcanzado con motivo del impuesto que los grava, sino también
por el daño que hace á la salud y que tan mal gusto da á los vinos, esperamos
obtengan el éxito más completo en el ensayo que se proponen y que á no dudarlo
redundará en beneficio de los viticultores”.
Volviendo a hacer hincapié en que son transcripciones
literales, lo de ciertos manejos en la elaboración de los vinos parece ser
práctica habitual desde que aquel personaje bíblico hiciera famosos los caldos
obtenidos de la uva.
Y mañana más.
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