miércoles, 31 de julio de 2019

Fuerte trafullero

Comencé el mes que hoy finaliza con Liberados, un lamento ante tanto despilfarro de los dineros públicos, hecho del que no es ajeno mi municipio sino más bien ejemplo bastante significativo.

Y concluyo este periodo veraniego con un sonoro envido al señor de la foto. Culpable del bajón electoral de Podemos en las elecciones del pasado mes de abril (no lo digo yo, que me limito a copiar pareceres ajenos y que el nuevo Secretario de Organización morado, el tinerfeño Alberto Rodríguez, quien fuera ascendido al más puro estilo casta, es prueba fehaciente), pero que sigue, erre que erre, pisoteando todos los principios que dieron origen al movimiento que ilusionó a mucho ‘iluso’. Y que se va diluyendo, cual azucarillo de bajo coste, por mor de ambiciones personales que echan por tierra las esperanzas colectivas. Me recuerdan los andares de ciertos clérigos que demandan sacrificios a los fieles mientras ellos no hacen concordar sus comportamientos con aquello que proclaman desde púlpitos. Y si quieres me extiendo a otras profesiones, también los maestros, que no ejercen de tales y no se erigen en modelos a imitar.

Viene a resultar, según su planteamiento, que el fracaso de las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez (defendido por Casimiro Curbelo en su último artículo dominical: http://www.eltambor.es/pedro-sanchez-una-leccion-de-principios/; y saben que no soy yo un seguidor acérrimo del gomero) se debe a que la postura de Podemos es idéntica en todo el territorio nacional (incluyan La Rioja), mientras que en Madrid hay un PSOE y en las comunidades autónomas otro. De ahí que haya sido posible gobiernos regionales mientras fracasó el estatal.

Explíqueme usted, señor Echenique, en qué se parecen los comportamientos de Noemí Santana y Raquel Romero. Porque la canaria, de haber seguido las directrices de la alemana retornada, o las propias de ustedes en la capital, debería regentar, como mínimo, cuatro consejerías en el gobierno de estas ínsulas. Y seis o siete Román. Y otras tres para Casimiro. ¿Y el ganador, Ángel Víctor? A llorar en Arucas. Cuánto cinismo. Incluso para disimular en las explicaciones de ciertos asuntos domésticos de guardia y custodia. Lo del chalé es mero efecto colateral.

Pues bien, don Pablo Echenique Robba, permítame que le explique lo del adjetivo trafullero del título ya que no sé si en Argentina se estila. A lo peor sí, y con la frecuencia de boludo. Que como bien sabe goza de diferentes acepciones según la nación americana donde se utilice.

Trafullero se aplica a quien hace las cosas mal y pronto. Es una derivación del canarismo trafulla (probablemente del portugués trafulha, que ou a pessoa que diz ou faz trafulhices: trapaceiro). Y algo sabemos en mi pueblo, con murga carnavalera al respecto. Y también atisbo en mi Diccionario del habla canaria: trafulla, trafullar, trafullento, trafulleo, trafullina, trafullo, trafullón.

Hubo tiempo ha una canción titulada Programa, programa, programa. Creo que el autor de la letra fue un tal Anguita. No recuerdo si llegó a  representarnos en Eurovisión o se quedó en canción del verano. Venía a contarnos la importancia teórica de cómo debe hacerse la gestión pública. Y ustedes la adoptaron en unas célebres concentraciones. Y fue leitmotiv en sus ataques contra la casta hasta el día en que decidieron subirse a la guagua de la modernidad y convertirse en casta asimismo. Incluso adquirieron propiedades ostentosas como cualquier banquero al uso. Y crearon estructuras de partido (político) semejantes a los que pusieron antes en solfa. Y jodieron el invento. Perdieron la credibilidad hasta el punto de pleitear por las poltronas con más ahínco que el que ponían en el pasado para defender lo contrario. Les pudo la ambición y la cagaron. Tanto que IU, muy malparada en esa cursilada de Unidas Podemos, con un desaprovechado, y marginado, Alberto Garzón, quien fue engullido y disuelto como edulcorante, trata ahora de sacar la cabeza en la esperanza de que aún pueda salvarse del ahogamiento.

Los de Ciudadanos –lo escribíamos ayer– se lanzan por la banda de estribor en busca de Boj Esponja. Ustedes pretenden capitanear el barco aunque ello signifique dejar a un lado la hoja de ruta. Trafulleros.

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