Se tomaron algunos de mis estimados seguidores como una
chanza el asunto de la entrada de ayer. Y no fue tal. Comencé a sentirme mal el
sábado por la tarde y aún sigo con los
jilorios
cuando redacto estas líneas. No fue provocado el chorrillo por la manifestación
de las derechas en Madrid. Que pudo haber sido buena causa, pero debió existir
un motivo fisiológico de mayor relevancia que el encuentro en Colón. Donde noté
a un Rivera incómodo. ¿Y quién te mandó, angelito? Tú te lo buscaste. No me
vengas después a quejarte por malas compañías. Cada uno va con quien crea conveniente.
Y el ejemplo de Andalucía dice muy mucho de tus vaivenes. O toma, como yo,
Fortasec, a ver si se nos quita. Bueno, perdonen la poquedad. Cuando otros menesteres
reclaman tu presencia… Me voy al baño.
No creas que fue una broma
el tema de la diarrea,
pues cuando el culo flojea
todo aquello se desploma.
Aparte del buen aroma
con que perfuma el ambiente,
tal gusto tu cuerpo siente
en cada retortijón,
que ante una nueva ración
se pierde hasta el don de gente.
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